RESULTADOS Y DESAFÍOS

Ciertamente la abstención sigue siendo alta, pero es evidente que el número de votantes aumentó en esta última elección presidencial.

Si las elecciones constituyen uno más de los espacios en los que se da la lucha política, también se hace evidente que los resultados muestran un desplazamiento hacia la izquierda, cuestionando  a las dos coaliciones que han gobernado el país desde el advenimiento de los gobiernos civiles post dictadura.

Los resultados nos señalan que la derecha no logró su objetivo de ganar en primera vuelta. El triunfalismo se transformó en sabor amargo al no alcanzar ni el triunfo inmediato ni tampoco el porcentaje que le vaticinaban los pronósticos de las encuestadoras que de neutrales nada tienen. La derecha fue frenada en sus aspiraciones triunfalistas.

Los resultados también muestran una declinación importante de la Democracia Cristiana, en particular de los sectores internos que pusieron trabas a las débiles propuestas de reformas del gobierno o siempre estuvieron dispuestos a negociar con la derecha. La derrota de algunos prominentes parlamentarios -siempre dispuestos a acordar encerrados en oficinas sin escuchar las voces sociales- se constituye en un buen resultado y mejor noticia.

Otro asunto importante es que los resultados demuestran que los diagnósticos realizados por las alianzas dominantes no se corresponden con el sentir popular. Para la derecha y el empresariado las tímidas reformas iniciadas por el actual gobierno no tienen respaldo popular y se encargaron de frenarlas, obstaculizarlas y/o negociarlas entre cuatro paredes para que se enrielaran en el modelo vigente. Por otro lado, la alianza gobernante, mirando más a la derecha que al movimiento social fue quedando entrampada en su propio laberinto. Hoy queda claro que el movimiento social aspira a transformaciones más profundas: Fin de las AFPs; educación gratuita universal; derechos sociales garantizados; riquezas básicas en poder del país; y una mayor participación y profundización de la democracia, entre otros temas relevantes. La Asamblea Constituyente aparece en el horizonte próximo como un camino posible e ineludible.

La segunda vuelta, pondrá en tensión al conjunto de las coaliciones y alianzas. La derecha se debatirá entre el voto duro y la búsqueda del centro. La alianza gobernante se tensionará entre la ambigüedad y el equívoco esperando pasivamente recoger el apoyo de sectores sociales que aspiran a propinarle una derrota al candidato empresario.

Lo importante es que aquellas fuerzas que asume las demandas más sentidas por el movimiento social recoja el estado de ánimo de éste, se dispongan a orientar las luchas sociales porvenir y por sobre todo comprenda que la lucha electoral es solo un momento de las continuas luchas por las demandas sociales y políticas y que, la movilización activa, la lucha social y la unidad potencia el mundo social y popular para que se transforme en el actor principal y protagónico de una sociedad justa, solidaria y efectivamente democrática.