CAMINANDO POR LAS ANCHAS ALAMEDAS

Por Cristian Cottet

16 de noviembre
Un fin de semana tenso, lento y asustadizo. Plaza Italia un descampado gris.
Ayer caminando por Plaza Italia, observando los policías apoyándose unos con otros, en ese mirar un paquete de carne y uniformes… ahí me tope con Raimundo, mi hijo que se me alejó un poco. Mientras anoto en este resumen de mis días… lo veo, lo llamo, nos abrazamos, caminamos entre los espacios lunares. Él estaba un poco triste por un desacuerdo con su pareja… yo lo miraba y veía al bebe de más de veinte años.

17 de noviembre
Plaza Italia no respira. Es un descanso y rápidamente un joven le roba el casco a un Carabinero. Frente Amplio, conglomerado del centro político, firmó por un acuerdo de unidad para “conversar” con la derecha política. Sharp se retira también del FA. Se quema completo la estación Maipú del tren metropolitano.
Lo anterior da cuenta el trabajo de observación realizado por el antropólogo Carlos Munizaga de los mapuches instalados en la Plaza de Armas de Santiago a fines de la década del ‘50. En este estudio Munizaga aplica un concepto recientemente instalado en el discurso social por el profesor Robert Merton, que dice relación con el proceso de aprendizaje de los grupos en movimiento, a lo cual Merton califica como un proceso de “socialización anticipadora”.
Dicho esto, en el presente texto entregaré los elementos que puedan aportar a esclarecer si este proceso de instalación transitoria de aprendizaje se da o no en la comunidad formada por ciudadanos emigrados del Perú, Bolivia y Centroamérica, en la Plaza de Armas de Santiago (denominado como “El jardín” por Munizaga).
Cuando hablamos de “grupos” estamos pensando en un conjunto de personas que los convoca e involucra una parte de su “ser” y su “querer ser”. En la migración de éste se produce un proceso de integración a una cultura extraña y el abandono, parcial o total, de la originaria. Reconociendo como uno de estos grupos el que se ha conformado por emigrantes peruanos a Chile, creemos que el espacio ocupado y citado (Plaza de Armas) viene a cumplir la función facilitadora de una nueva sociabilidad, cual es, integrarse a esta nueva sociedad chilena.
En el largo desarrollo de todo proceso migratorio la transitoriedad que va desde la instalación física hasta la asimilación cultural es quizás una de las más complicadas y nunca acabada de estudio. Es dentro de ese espacio de transitoriedad donde se define el nuevo rol y el sistema de perennidad que el emigrado y “ajeno” viene a asumir.
El proceso de construcción de este espacio, que da contenido y destino a sus integrantes, puede llevar no sólo al despliegue del aprendizaje de las nuevas normas y valores, sino que viene acompañado de otras funcionalidades que también aportan a la forma de este tipo de socialización.
Así, es dable también que en su desarrollo se vea reforzada la pertenencia al grupo, instalando con esto un nuevo fenómeno que amplía las zonas de manifestación cultural del grupo. No sólo se aprende lo que viene a ser un “nuevo mundo” sino a la vez se refuerza lo aprendido en ese “viejo mundo” dejado atrás.

18 de noviembre
¿Qué paso con los cabildos?
Otro muerto en Plaza de la Dignidad. Un médico estableció fríamente la data de muerte. Van 18 fallecidos. Tenía 29 años. Abel Ricardo Acuña Leal, ese era su nombre. Como todos los años los incendios en la Quinta Región. Valparaíso llora.
Salida: 17:30. Retorno 21:00/ El Parque Forestal contiene centenares de jóvenes escapando del “zorrillo” y el “guanaco”. Sin siquiera planificarse la lucha se detiene, se gritan por ambos lados y poco a poco van acortando la distancia hasta escucharse y discutir entre ellos.
-Ustedes son unos vendidos al capitalismo, los empresarios y los manejan, o se dejan explotar por los oficiales -le grita otro muchacho.
-Y ustedes se dejan manejar por los comunistas- Le responde un policía, sin que ninguna de las partes se agrede y conversan a los pies del General Baquedano. Nadie propuso una tregua, nadie levanto la voz. Me retiré para acercarme a otro grupo.
-¿Qué le decían los pacos, compañero?
-Conversamos… eso, conversamos.

19 de noviembre
El amor es cursi, pedante, oportunista… dejémoslo en “cursi”.
En la calle solo desorden, escombros. Me acerco a un furgón y veo que dentro un policía revisa su teléfono. ¿con quién estará conversando, con su esposa, con su amor?
Mas de mil vecinas y vecinos cantando, gritando y enarbolando banderas en la estación Trinidad, del tren Metropolitano. Gritos que se escuchaban desde cuatro o cinco cuadras (aún los escucho). Tal vez sea la concentración más consecuente. Un amigo que se gana la vida entre notarias y juzgados me informa que ese señor, cual, ¿el pelaito? El mismo que grita y salta ¡El pueblo unido jamás será vencido…! Ese mismo que pasa, ese viejito, es dueño de muchas sociedades, muchas propiedades y 4 hoteles…

20 de noviembre
Camino por la Avenida Alameda, la máquina de fotografiar en las manos. Estoy caminando al lado de un destacamento de Fuerzas Especiales, en eso una voz femenina salida de entre el destacamento me dice:
-Vallase para la casa, señor.
-¿Me está invitando? Le respondí, acompañado con la misma risa de sus compañeros policías.
¡La calle vencerá! ¡Viva la plaza y todas las plazas! Esto es un primer paso, esta revuelta no da el ancho para calificarla de revolución. Observando en medio de una humareda de
gas, aparece un anciano con un saco repleto de latas de cervezas, me ofrezco para ayudarle y sacarlo de entre los gases lacrimógenos.
-¡Esas son mías… no te pasis de la raya!
-Le estoy ayudando, señor.
¡¡¡No, no, no!!! Yo puedo solito. Tengo ayuda de los carabineros, así que vuela no más, pájaron.

21 de noviembre
La historia de toda cultura se conforma en base a las migraciones, que son parte constituyente de las transformaciones que se producen en los territorios ocupados y transformados al servicio de respuestas a cada necesidad humana. La “mezcla”, sincretismo, comparación cultural y choque genera diversos estilos de transitoriedad cultural, que va desde la denominada “frontera” hasta los microespacios configurados dentro de cada zona o territorio (ghettos). Si bien la “frontera” está definida en torno al fenómeno de la conquista y la dominación, no es menos válido su uso a instancias menores que se generan y desarrollan a partir de migraciones de todo tipo.
Santiago de Chile se ha formado como ciudad a partir de la instalación de diferentes grupos humanos que, en su devenir social, político, histórico y cultural, adquirieron el rango de “parte constituyente” de ésta. Esta instalación no ha sido inmediata ni invisible, si no que ha significado un constante aprendizaje de cada “grupo allegado” y de aquellos que ya formaban parte de esta ciudad.
Al respecto las migraciones campo-ciudad han sido un verdadero articulador de nuevos fenómenos al interior de la ciudad: nuevos sectores, nuevos “barrios”, nuevas modalidades de relación, etc. En este contexto el traslado de mapuches a Santiago es un proceso que, desde diversas perspectivas, ha sido estudiada

22 de noviembre
¿Por qué las señaléticas en el Tren Metropolitano están en español e inglés, cuando debiera estar en español y mapuche?
Tal vez este día sea muchos significantes y que sea el más importante a la hora de “negociar”. Los actores están tensos, de a ratos embisten sobre su adversario (digo adversario dado que también descansan y los respetan), otras se lanzan con sus cuerpos semidesnudos o protegidos de corazas.
Caminando se puede observar con mayor seguridad. Cuando paso por el lado de ellos me saludan, algunos me indican que tenga cuidado de las piedras que vuelan como pequeñas palomas, como oscuras gaviotas. Estoy solo, camino solo, me protejo solo. El territorio denominado por varias marcas se resbala, puede ser Plaza Baquedano, Plaza Italia, Plaza Alemana, Plaza de la Dignidad. El nombre de las cosas siempre será una marca que se lleva de por vida, pero en este caso se comparte la diversidad de nombre, el territorio es el mismo, pero se lleva de disimiles nombres.
Cargo en mi bolsillo una pequeña piedra hecha de siglos, de fuego y rodar, infinitamente rodar.

23 de noviembre
Este momento o conflicto es de origen rural, pujando por entrar en lo urbano y quedarse instalado como ciudadano más que como campesino. No es difícil encontrar en los campos chilenos trabajadores vestidos de tenida. La ojota se extraña, la manta se extraña, la yegua también se extraña. De lejos se preparan para para el encuentro en el mirador de Vicuña Mackenna. Mientras escribo en mi libreta de apuntes descubro una pareja que se besan en esa noche oscura como ritos desde su escondrijo. Un solo guanaco rodeado de policías y algunas personas paseando su perro. La estatua del General Baquedano ya no es una estatua si no una mancha de multicolores. En otra esquina, algunos policías fuman, se ríen y conversan. Cae definitivamente la noche entre los gritos de consignas y se produce de corte total un silencio misterioso, una sirena se acerca, me acerco a un grupo de policías y les hago ver ese silencio. “Debe ser que los manifestantes dejaron de gritar”, me dice un policía.
¿Esto no termina aquí? Se cortó la electricidad y el centro del conflicto queda en negro
Se me acerca un joven para conversar, se presenta como Diego, está viviendo en una casucha con otros de su grupo. Diego me confiesa que es de Lampa, y no quiere seguir durmiendo en los bordes de Plaza Italia. Está cansado, “Tengo dos hijos y un buen trabajo en el campo. No quiero perder mi familia, pero hago esto para que mis hijos no vivan en la pobreza”.

24 de noviembre
(En un espacio y territorio indefinido de Plaza Italia)
Se distanciaron con los ojos bajos. Retrocedió ella hasta la mesa buscando nada. El pequeño borde que da forma a sus labios aún se mantenía tibio y mojado mientras un silencio de siglos les cruzaba desde abajo.
-Esto no puede ser -dijo como un salivazo de minúsculas palabras.
Volvieron a besarse, con desesperación buscaron dentro del otro lo de cada uno, con violencia, aspirando hacerse un solo cuerpo, tibio y sin destino. Él la tomó suave desde la cintura y dijo entre los dientes:
-Para usted resulta fácil. Puede volver donde su casa, los niños, el cuerpo otro que le espera. Todo se olvida. Esto resulta casi un asunto inexistente…
-Cierto -le interrumpió la que buscaba antes el universo marino entre sus brazos-. Pero usted puede también otro tanto. Después de todo, estas letras las escribe su mano y sólo es cosa que me borre de este cuento.
-Cierto, quedaría solo pero tranquilo -dijo él-, leal pero desterrado. No, usted no puede dejar de existir sin que yo me transforme en una estatua.