Por Carlos Romeo
Hoy, 21 de diciembre, se cumple el aniversario 110 de la matanza de obreros del salitre y de sus familias por el ejército chileno en la escuela Santa María de Iquique. El periódico La Tercera menciona brevemente ese episodio de la historia de Chile, pero ¡por su significación en la cultura! Supongo que se refiere a la magnífica obra musical, la cantata compuesta por Luis Advis.
Recordar ese episodio histórico únicamente por su influencia en la cultura chilena, es expresión de como la historia se escribe según los intereses de sus autores. Porque el ocultar la tragedia humana que implicó, el desprecio de parte de los políticos chilenos de la época por los trabajadores y habitantes de las pampas salitreras que fueron asesinados por el ejército chileno y especialmente el de los altos mandos militares de la época, persigue ocultar la verdadera concepción del humanismo imperante en Chile en esos años, que volvió a expresarse por parte de los nuevos militares chilenos cuando el golpe de estado de 1973 encabezado por Pinochet como su comandante en jefe, y que nos sorprendió por su ferocidad precisamente debido a que se nos había ocultado lo que ya habían hecho a principio de siglo. Por ello en Wikipedia aparece al respecto el siguiente comentario: “Debido a la gran carga política que contenía, las copias de la Cantata fueron requisadas y destruidas con la instauración del Régimen Militar de Chile, instalado en el poder tras el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 que derrocó a Allende”.
Esa enciclopedia también relata lo que a mí nunca me contaron cuando estudie historia de Chile: “La Masacre de la Escuela Santa María de Iquique fue una matanza de trabajadores del salitre cometida en Chile el 21 de diciembre de 1907. Más de 2.000 personas de diversas nacionalidades que se encontraban en huelga general fueron asesinadas por el Ejército mientras se alojaban en la Escuela Domingo Santa María del puerto de Iquique.”
“La tragedia acaeció en la época del auge de la producción salitrera en Antofagasta y Tarapacá, bajo los gobiernos parlamentarios. La huelga, provocada por las míseras condiciones de trabajo y la explotación de los obreros, fue reprimida por medio del indiscriminado uso de la fuerza armada por parte del gobierno del presidente Pedro Montt.”
“El general Roberto Silva Renard, comandando las unidades militares bajo instrucciones del ministro del interior Rafael Sotomayor Gaete, ordenó reprimir las protestas, matando a los trabajadores junto con sus familias y dando un trato especialmente duro a los sobrevivientes.”
“Habrían sido asesinados entre 2200 y 3600 personas, donde se estima que un alto número no determinado, eran peruanos y bolivianos quienes a pesar del pedido de sus cónsules se negaron a abandonar el movimiento…….”. Dijeron “Con los chilenos vinimos, con los chilenos morimos.” Esto último expresa otro contenido de lo humano, el de la solidaridad entre seres que comparten un mismo destino, por encima de diferenciaciones patrioteras y chovinistas.
No se debe olvidar la historia y recordar todo lo que sucedió para no vivir una ilusión impuesta por quienes controlan la expresión de la verdad según sus criterios e intereses al controlar los medios a través de los cuales se difunde.
La Habana, 21 de diciembre del 2017