RESERVA FEDERAL INTENSIFICARÁ SU POLÍTICA MONETARIA

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, al intervenir en la reunión de política monetaria que organiza anualmente en agosto desde 1978 la Reserva Federal de Kansas en Jackson Hole, no dejó ninguna duda de que se intensificará la aplicación de la política monetaria para poder bajar la inflación. “Es probable -señaló- requerirá un período sostenido de crecimiento por debajo de la tendencia. Restaurar la estabilidad de los precios llevará un tiempo y requerirá el uso de nuestras herramientas con fuerza para equilibrar mejor la demanda y la oferta. Aunque unas tasas de interés más altas, un crecimiento más lento y unas condiciones del mercado laboral más blandas reducirán la inflación, también impondrán cierto dolor para los hogares y los consumidores. Pero si no se restablece la estabilidad de los precios, el dolor será mucho mayor”.

Powell advirtió sobre el papel negativo que se produce al existir expectativas de inflaciones elevadas, debido a que las empresas tienden a adelantar alzas para ponerse a cubierto de su futuro incremento, mientras los trabajadores exigen aumentos de remuneración para hacer frente al deterioro real que se da en sus niveles de vida. Ello se vincula con las consecuencias que se producen si se prolongan demasiado tiempo.

“Restaurar la estabilidad de los precios probablemente requerirá -proyecto el presidente de la Fed- mantener una postura política restrictiva durante algún tiempo. El registro histórico advierte fuertemente contra la flexibilización prematura de la política”. Recalcó que restablecer la inflación a la meta del 2% es el “objetivo principal del Banco Central en este momento “. La formulación realizada no tiene ninguna relación con la efectuada en el foro el año pasado en Jackson Hole, cuando sostuvo que la inflación sería un fenómeno “transitorio “, que los hechos posteriormente le obligaron a reconocer que fue un error. “La estabilidad de los precios -subrayó- es responsabilidad de la Reserva Federal y constituye la base de nuestra economía”.

Dejó pendiente el paso a dar en la reunión del Comité Federal del Mercado Abierto a efectuarse el 21 de septiembre. “Nuestra decisión en la reunión de septiembre -manifestó- dependerá de la totalidad de los datos que lleguen y de la evolución de las perspectivas”. Y usó la experiencia de la política seguida por Paul Volcker, presidente de la Fed entre los años 1979 a 1987, para enfrentar el proceso inflacionario de los últimos años de la década de los setenta. Criticó al anterior presidente en esos años, Arthur Burns, de haber sido tolerante con la inflación. Para Volcker, recordó, fue necesario “un largo período de políticas monetarias muy restrictivas para frenar la alta inflación e iniciar el proceso de llevar la inflación a los niveles bajos y estables que fueron la norma hasta la primavera del año pasado. Nuestro objetivo es evitar ese resultado actuando ahora con determinación”.

La experiencia de finales de la década de los setenta y comienzos de los ochenta constituye un período a no olvidar por los países latinoamericanos dado que condujo a la crisis de la deuda externa de la región y que se transformase los ochenta en una “década pérdida”. Paul Volcker propició para la segunda crisis de la década de los setenta a partir de la elevada alza en la cotización del petróleo siguió un camino muy diferente a la primera crisis de los sesenta. Se propuso, al igual que lo planteado por Powell, colocar la inflación como el objetivo central, no se aplicaron políticas expansivas como en la primera, sino fuertemente contractivas, basadas en el alza de las tasas de interés a partir de octubre de 1979. Esta política condujo a una fuerte apreciación del dólar y, por tanto, la devaluación de las monedas locales de América Latina.

Los países latinoamericanos que habían seguido un proceso de endeudamiento alto con la banca comercial estadounidense, en el contexto recesivo provocado a partir del endurecimiento de las tasas de interés, no pudieron cancelarlas. Las deudas medidas en las monedas locales se dispararon. Los capitales financieros se movieron hacia el dólar y EEUU. La banca comercial cerró su financiamiento directo. Este es el cuadro a tener en cuenta, ante la determinación adoptada por la Reserva Federal, para que no se repita con las mismas consecuencias. La salida de capitales financieros desde los países emergentes ya se ha estado produciendo.

La política diseñada por la Reserva Federal aumenta la posibilidad que se produzcan shocks externos que afecten a la economía del país. Ante la posibilidad de ellos ya en julio el Banco Central solicitó al Fondo Monetario Internacional una línea de crédito flexible para enfrentarla. El 29 de agosto, el directorio ejecutivo del FMI aprobó establecer a partir de ese día y con una duración de dos años una línea de crédito de US$18.500 millones. Se otorga, comunicó, “con el fin de incrementar los bufetes (amortiguadores) precautorios y de dotar al país con un seguro ante escenarios externos”.

A su turno, el Banco Central informó que la línea otorgada “corresponde a un seguro o segundo libre de protección ante escenarios adversos de mayor impacto y menor probabilidad”. Expresaron el anhelo, cómo aconteció con otra línea concedida con motivo de la pandemia, de no ocuparla. Si se utilizase se tendría entre tres y cinco años para cancelarla con tasas de interés igual a las existentes en el mercado. Destacó que con este monto crece en más de 40% la liquidez internacional de que dispone. Se suma a la línea de US$1.250 millones del Fondo Latinoamericano de Reservas, a los recursos que podrían obtenerse del acuerdo swap por US$8.000 millones vigente con el Banco Popular de China y a las reservas internacionales existentes, llegándose a un total cercano a los US$70.000 millones. Al aprobarse la línea de crédito, que equivale a un 6% del PIB, las reservas internacionales constituían un 14%. La línea de crédito flexible del Fondo existe desde marzo de 2009 y, a la fecha, además de Chile, se le ha otorgado a México, Polonia, Colombia y Perú.

Las formulaciones de que la reducción de la tasa de IPC en julio daría lugar a un debilitamiento de la política monetaria de la Fed, fue directamente rebatida por Powell. “Aunque las lecturas de la inflación más baja para julio son bienvenidas, la mejora de un sólo mes -detalló- está muy lejos de lo que el Comité necesitará ver antes de que estemos seguros de que la inflación esté bajando “. Con mayor razón si se tiene presente que la inflación subyacente de julio, que permite apreciar mejor la tendencia de los precios, no se modificó.

Al día siguiente, la integrante del comité ejecutivo del Banco Central Europeo, Isabel Schnabel, intervino en la misma dirección de Powell. “La alta inflación -manifestó- se ha convertido en la principal preocupación de los ciudadanos de muchos países. Tanto la probabilidad como el coste de que la actual inflación elevada se afiance en las expectativas son incómodamente alto. En este entorno los bancos centrales deben actuar con contundencia, incluso asumiendo el riesgo de un menor crecimiento y un mayor desempleo”. Al igual que Powell recordó la experiencia negativa de los setenta y mencionó el error que significó considerar la inflación actual como transitoria. “Para recuperar y preservar la confianza es necesario volver a situar la inflación en el objetivo rápidamente. Cuando más tiempo se mantenga la inflación en niveles elevados mayor será el riesgo de que el público pierda la confianza en nuestra determinación y capacidad de preservar el poder adquisitivo”.

Isabel Schnabel finalmente efectuó una convocatoria a los bancos centrales, Sus autoridades deben arriesgarse a un crecimiento más débil y a un desempleo más alto ahora para cortar la expansión de la inflación. “Si un banco central -recalcó- subestima la persistencia de la inflación, como lo ha hecho la mayoría de nosotros en el último año y medio, y si es lento para adaptar sus políticas, los costos pueden ser considerables”.

A su turno, Gita Gopinath, primera subdirectora de administración del FMI, manifestó que la actual crisis impulsó una reconsideración de los marcos de política de los bancos centrales que se dieron a conocer inmediatamente antes de la reciente alza de la inflación. Las autoridades estaban tratando de impedir una repetición del entorno de bajo crecimiento y baja inflación que predominó en la última década y en 2020, la Fed señaló que no subiría necesariamente las tasas para evitar una inflación más alta con el fin de estimular una recuperación del empleo más rápida”.

Las cifras de producción en EEUU del índice de gerentes de compra compuesto, que mide la actividad económica en los sectores de manufacturas y servicio, de S&P Global, muestran que se redujo de 47,7% en julio a 45,0% en agosto, constituyendo un segundo mes consecutivo de descenso y fue el nivel más reducido desde mayo de 2020, al inicio de la pandemia. Una lectura bajo cincuenta indica que la economía se encuentra en contracción. “Los nubarrones se extendieron a través del sector privado -manifestó Sian Jones, economista senior de S&P Global Market Intelligence – a medida que los nuevos pedidos de servicios volvían al territorio de la contracción, lo que refleja las alicaídas condiciones de la demanda que se observaron en sus contrapartes del sector manufacturero”.

El índice de S&P Global de los gerentes de compra compuesto de la Eurozona disminuyó de 49.9 en julio a 49,2 en agosto, llegando a su nivel menor en 18 meses. La producción manufacturera se redujo por tercer mes consecutivo, mientras el sector servicios estuvo al borde de ingresar también al territorio contractivo. Las fábricas registraron un incremento de sus inventarios. El índice para Alemania, la mayor economía de la Eurozona por su producto mostró la mayor baja desde junio de 2020.Y el de Francia señaló el primer descenso de la actividad desde la primera ola de la pandemia.

El Bundesbank, el poderoso banco central germano en su informe mensual del mes de agosto, indicó que la posibilidad de que la economía entre en recesión en los próximos meses es cada vez más probable. En el segundo trimestre cayó en solo 0,1%. Mientras la inflación llegaría a superar el 14%, constituyendo la primera vez en setenta años en que se registraría una inflación de dos dígitos.

Los indicadores de S&P Global para Japón y Australia igualmente dan cuenta que la actividad del sector privado de estos países en agosto se contrajo por primera vez desde que la pandemia golpeó a la economía mundial. La actividad económica global se encuentra en proceso descendente.

Por su parte, la de China, la segunda economía mundial por su producto, continúa baja, afectada por tres factores principales: las restricciones de actividad impuestas por la política de Covid cero, que mantuvo algunos puertos paralizados: la crisis inmobiliaria que se registra desde fines de 2020, por lo cual mantiene a empresas con pagos no realizados sobre el exterior, y la crisis energética provocada por una prolongada sequía, La Oficina Nacional de Estadísticas informó que el índice oficial de compras del sector manufacturero en agosto subió a 49,4 puntos de los 49 de julio, manteniéndose en zona contractiva, mientras el sector no manufacturero, construcción y servicios, descendió a 52,6 puntos de los 53,8 de julio.

Hugo Fazio

Septiembre 2022