PURISTAS DE LA DEMOCRACIA

Por Carlos Romeo

“Augusto José Ramón Pinochet Ugarte (Valparaíso, 25 de noviembre de 1915-Santiago, 10 de diciembre de 2006) fue un militar chileno que encabezó la dictadura militar de Chile que se desarrolló entre 1973 y 1990, periodo conocido en ese país como Régimen Militar. Fue designado comandante en jefe del Ejército de Chile el 23 de agosto de 1973 por el presidente Salvador Allende, en reemplazo del renunciado general Carlos Prats. El 11 de septiembre del mismo año dirigió, en medio de una crisis política, económica y social, un golpe de Estado que derrocó al gobierno de izquierdas de la Unidad Popular, poniendo fin al período de la República Presidencial. Desde ese momento, Pinochet gobernó el país, primero como presidente de la Junta Militar de Gobierno, al que se sumó el título de Jefe Supremo de la Nación el 27 de junio de 1974, que le confirió el poder ejecutivo. El 16 de diciembre de ese año asumió como presidente de la República, cargo que sería ratificado tras un cuestionado plebiscito y la promulgación de una nueva constitución en 1980. Su mandato acabó por la vía democrática con el plebiscito de 1988, tras el cual fue sustituido por Patricio Aylwin el 11 de marzo de 1990. ……. Su mandato cuenta con numerosos adeptos de la derecha política, los que destacan la instauración en Chile durante el Régimen Militar de una economía de libre mercado, integrada en la economía mundial y con una fuerte presencia del sector privado.”

Hasta aquí lo que dice Wikipedia.

En el referido plebiscito de 1988 casi la mitad de los electores votaron a favor de mantener ese régimen , también llamado “autoritario” para no decir dictatorial y que, pese a los años transcurridos, muchos de ellos siguen vivos hoy en día, en que el periódico La Tercera del Grupo Copesa abre una encuesta sobre como los chilenos, particularmente personeros de la política chilena, consideran la actual situación por la que atraviesa Venezuela y cuyo editorial del día 8 de agosto critica la falta de energía y de adecuada condenación del actual Gobierno de Venezuela por parte del chileno.

¿Quién entiende a los chilenos, al menos a una buena parte de los chilenos, devenidos como el monje fanático Savonarola quien decía que nada sucio había pasado por su boca? Hace 29 años atrás casi la mitad votó por mantener una dictadura militar que le costó al país miles de muertos, desaparecidos, torturados, encarcelados y emigrados. Claro está, era “su” dictadura y no la de otro país latinoamericano.

La “conciencia crítica” de Chile que se expresa en las declaraciones de sus políticos profesionales y de periodistas chilenos, está basada en el principio que dice “fíjate en lo que digo y no en lo que hice” y tal cual un sistema de altoparlantes de alcance local, no resuena más allá de las fronteras del país dentro de las cuales pretenden formar un estado de opinión publica propia de un estado, a su entender, democrático.

Pero en los procesos revolucionarios de verdad esa algarabía externa tiene el efecto que describe el proverbio árabe que dice “Los perros ladran y la caravana (en este caso la Revolución) sigue su marcha.” Me recuerda los viejos tiempos al principio de la Revolución Cubana, cuando se oían los mismos ladridos que, poco a poco, se fueron acallando en la medida en que el proceso seguía su marcha hasta que hace apenas dos años el Gobierno de los EE.UU. dejó de ladrar, aunque recientemente el actual Presidente volvió a hacerlo, pero ya sabemos que no es más que un perro que ladra pero que no se atreve a morder.

 

La Habana, 8 de agosto del 2017

Foto: Documental «Chicago Boys»