OCDE ACTUALIZÓ PROYECCIONES 2021-2022

La Organización para el Comercio y el Desarrollo (OCDE) publicó el 2 de diciembre la actualización de su Informe de Perspectivas Económicas. Estimó el crecimiento global en 5,6%, luego de descender 3,4% en 2020. Este descenso, tuvo las reducciones más grandes en India (-7,3%) y la Eurozona (-6,5%), figurando Chile con una contracción de 6%. En 2021 el crecimiento anual de Chile se proyecta en 12% muy por encima del promedio de crecimiento de los países de la OCDE. Anotando también niveles muy elevados, con relación al promedio, China (8,1%) e India (9,4%). Para EE. UU. considera un crecimiento igual al de la proyección global. Entre las grandes economías de la OCDE, la generalidad de los países tiene aumentos mayores a las reducciones de 2020, con la excepción de Japón, la tercera economía mundial por su producto, que no se recuperará del descenso de 4,6% experimentado en 2020, al tener en 2021 un incremento de 1,8%.

El Informe, valorando la recuperación global, llama la atención en que “las mejoras recientes también apuntan cambios estructurales, lo que significa que algunos sectores, empleo, tecnologías y comportamientos no volverían a sus tendencias prepandémicas”. Principalmente considera hechos muy negativos “grandes desequilibrios”, no solo entre países con las diferentes realidades existentes, sino que también “está apareciendo una aguda escasez de mano de obra en algunos sectores, a pesar de que aún no se han recuperado por completo” y porque “una brecha persistente entre la oferta y la demanda de algunos bienes, junto con el aumento de los costos de los alimentos y la energía, han provocado aumentos de precios más altos y duraderos de lo esperado”.

A comienzos de diciembre, la OCDE dio a conocer su “Revenue Statistics 2021”, en el cual presenta la recaudación tributaria por países en 2020 como porcentaje del producto. El texto muestra la profunda brecha existente entre la recaudación registrada en el país con relación a los países desarrollados de la OCDE. En Chile alcanzó a un 19,3 del PIB, mientras en el promedio del organismo llegó a 33,5%. Chile aparece en el antepenúltimo lugar, superando solo a otros dos integrantes latinoamericanos de organismo internacional, Colombia (38,7%) y México (37,9%). El cuadro estadístico fue encabezado por Dinamarca (48,5), Francia (45,4%) y Bélgica (43,1). El organismo considera como ingresos fiscales las cotizaciones para la seguridad social, las cuales en el país son captadas por un sistema privado, las AFP.

2020 fue un año de caída en la actividad económica a nivel global, lo cual repercute a la baja en los ingresos tributarios. En Chile, donde disminuyeron 1,6% en relación a 2019, se registró la segunda mayor reducción. Además, durante el año hubo varias decisiones en el país que disminuyeron los ingresos fiscales o postergaron su cancelación. El IVA representó, con otros gravámenes al consumo, en 2020 un 53,1% de los ingresos totales, el promedio de la OCDE fue de 32,6%. Ello muestra la profunda regresividad de la estructura tributaria chilena. En los países desarrollados la estructura tributaria es mayoritaria claramente en impuestos directos.

Al mismo tiempo, otro informe de la OCDE sobre América Latina y el Caribe, en conjunto con la Corporación de Fomento de América Latina, la Comisión Europea y la Comisión Económica para América Latina (Cepal), señaló que en la región enfrenta cuatro “trampas” de desarrollo, anteriores a la pandemia: baja productividad, desigualdad, debilidad de las instituciones y la amenaza a la sustentabilidad ambiental. América Latina ha sido fuertemente golpeada durante la pandemia. El PIB per cápita regional estimó no volvería a los niveles previos a la pandemia hasta 2023 o 2024. “La pandemia golpeó a América Latina y el Caribe -señaló- en un momento en que la región enfrentaba las profundas trampas del desarrollo identificadas desde 2019”.

Antes que se hablase de la nueva cepa ómicron el informe señaló: “El escenario para lo que resta de 2021 y para 2022 está sujeto a la evolución de la pandemia, el auge de la variante Delta, el despliegue de las vacunas y el descontento público que se ha traducido en protestas en otros países. El malestar social -reivindicó- sigue siendo el factor clave que afecta la actividad económica. Las protestas sociales recientes destacaron la necesidad de lograr un modelo más inclusivo, mejorar el bienestar de los ciudadanos y generar acuerdos entre los ciudadanos en un contrato social renovado”.

Otro problema agudo de la región es constatado por un informe de las Naciones Unidas titulado “Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2021”, publicado en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), UNICEF, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El documento establece en 59,7 millones el número de personas subalimentadas de la región, un incremento de 30% en relación a 2019. Es un sexto año consecutivo en que el indicador aumenta, habiéndose visto agravado por la pandemia. Un 9,1% de los habitantes experimentan hambre, moderada o severa, es decir personas que tuvieron problemas para acceder a alimentos o que pasaron más de un día sin comer.

“El hambre y la inseguridad alimentaria -denunció Isabel de la Peña, oficial de Programas de la FIDA- están intrínsecamente relacionados con la pobreza y la desigualdad, y por tanto, afectan de forma más severa a poblaciones vulnerables como pequeños productores, poblaciones rurales y pueblos indígenas y afrodescendientes”. El. Caribe continúa siendo la división regional con el nivel más alto de hambre con un 16,2% de la población. Los países de América Latina y el Caribe más afectados son Haití (46,8%), Venezuela (27,4%), Nicaragua (19,3%), Guatemala (16,8%), Honduras (13,5%), Bolivia (12,6%) y Ecuador (12,4%).

Hugo Fazio

Diciembre 2021