NUEVO AÑO, ESPERANZAS Y DESAFÍOS

Tras un 2021 vertiginoso, pandémico, eleccionario y esperanzador se inicia un nuevo año.

El año que se fue abrió paso a la Convención, expresión más representativa del Chile real y que recoge las aspiraciones de las grandes mayorías por superar un orden social injusto. Por ello concentra el cuestionamiento de las estructuras de poder empresarial, las elites que usufructuaron de la Constitución pinochetista y los grandes medios de manipulación social escritos y televisivos.

El término del modelo neoliberal, el fin de las desigualdades y el avance hacia una democracia participativa aparece como el sentido final de todas las luchas del 2021. Así lo expresan los resultados de las elecciones de convencionales y el despliegue social y popular que concurrió a votar con tal de impedir el retroceso expresado en la candidatura con olor a pinochetismo. Así lo demuestran también las innumerables manifestaciones en pro de la libertad de los presos de la revuelta y las exigencias de verdad y justicia como las demandas sociales que aun aguardan respuestas.

El presidente electo prepara su gabinete para la realización de sus compromisos. Los enormes desafíos transformadores que el país requiere exigirán voluntad y decisión política. Antes que todo porque la derecha “cavernaria”, la de las finanzas y su aparato mediático, hará todo lo posible por resistirlos. Y también porque el movimiento social y popular, con sus fortalezas y debilidades es la única fuerza que puede empujar y respaldar los cambios.

El 2022 exigirá del movimiento social estar alerta y en disposición de movilizarse. Con esa capacidad y práctica la Convención podrá concluir su labor y el nuevo gobierno asumir en parte las expectativas puestas en él. De lo contrario, se pueden generar espacios que dificulten y retrasen las transformaciones necesarias.

Pero el año recién comienza y los desafíos se viven y se asumen pues son parte de la vida y de la historia