MEJOR CORTO ANIMADO

Comentario Aníbal Ricci

Son cinco los candidatos para esta versión de los Oscar.

Haremos el ejercicio de clasificarlas desde el cortometraje más narrativo hasta aquel con una propuesta más subjetiva. No obstante, lo narrativo podrá converger hacia el surrealismo, o bien lo interpretativo rozar el expresionismo.

Robin Robin (Dan Ojari, Michael Please):
De Reino Unido llega esta historia de un petirrojo criado por una familia de ratones. De extensos 30 minutos (derechamente un mediometraje) narra las peripecias de un pajarito que debe aprender el oficio de los ratones y para ello contará con la ayuda de una urraca. Mezcla la técnica del stop-motion con fondos de animación bastante cercanos al estilo Disney. La historia se desarrolla en vísperas de la Navidad, de temática largas veces visitada y destinada a un público familiar. Es bastante inofensiva, aunque en algún pasaje la urraca insta a poseer cosas materiales, chucherías, pero está intrínseca cierta lógica de avaricia por sobre las aventuras y los sueños.

Boxballet (Anton Dyakov):
De Rusia nos llega esta animación de tonos contrastantes, tanto la estética como la anécdota ofrecen contrapuntos narrados desde cierta exageración estereotipada. Duración 15 minutos. Narra la improbable relación entre opuestos, un tosco boxeador de facciones corpulentas intentará seducir a una delicada bailarina de rasgos finos y alargados. Versión de La Bella y la Bestia con un coreógrafo villano de por medio que le da cierta actualidad al tema del maltrato a la mujer. Una amable historia donde los opuestos se atraen, que a pesar de la narración contrapuesta logra profundidad en las emociones. Se conocerán el día en que Eugenio rescata de un árbol al gato de Olga y en lo sucesivo, mediante pequeños gestos, Eugenio la irá conquistando, con alguna escena de corazón destrozado. No existen voces para los personajes, sólo música y sonidos retratados bajo un telón histórico. Recibió cuatro premios en el National Animation Awards (IKAR 2021) de Rusia.

Bestia (Hugo Covarrubias):
De Chile proviene este corto de stop-motion, con rostros inexpresivos, sin diálogos y donde la secuencia de escenas son las que conjugan las emociones. Duración 15 minutos. La música de terror es complementada con fotografías agregadas en los créditos. Al ver este corto animado todo queda suspendido en un silencio incómodo. El espectador observa una animación, pero la historia es tan cruda que de pronto nuestra cabeza se trasporta a la ficción. Pero no es ficción, es la historia de una torturadora en los primeros años tras el golpe militar. La brutalidad contenida en esa mente desquiciada se torna cada vez más surrealista y es que la violencia explícita del comienzo desborda al espectador y es necesario de la alegoría, del símbolo para contener ese universo perverso. El director despliega una historia muy oscura. Representa los deseos de venganza de los torturados y sus familias, aquello que las leyes no materializaron en justicia. En esta cinta no hay lugar para el perdón. Precedida de premios en 12 festivales internacionales, incluyendo el Festivals Conexion Award, uno de los premios especiales en la versión 2021 del prestigioso Annecy International Animated Film Festival.

The Windshield Wiper (Alberto Mielgo):
Estados Unidos es la procedencia de este corto del animador, ilustrador y director español. Duración 15 minutos. Un hombre fuma solitario en una cafetería, dialoga consigo mismo acerca de algo importante. Imagina lo que ocurre en ese instante en las calles, donde las personas se aman y desafían a la muerte. Dos personas que no se encuentran en un sitio de citas, los avisos eróticos los esperan dentro de una cabina telefónica. La animación es hermosa, semeja un batik que entremezcla sensaciones. Él es azul, ella rojo y se imaginan en un universo de colores. Una pareja en la playa disfruta de la puesta de sol, mientras una conversación es captada a cientos de kilómetros de distancia por un satélite que nos observa desde el espacio. Amor son aquellas historias que acaban en el vacío, el ramo de flores que nunca llegará a destino. «Ama», piensa el hombre de la cafetería… antes de que llegue la muerte y sólo queden recuerdos.

Affairs of the Art (Joanna Quinn):
Reino Unido es el país de procedencia de la directora, cuyo personaje femenino Beryl ya ha sido protagonista de otros cortometrajes que conformaron una trilogía. Duración 16 minutos. En esta cinta, Beryl cuenta la historia de su infancia y de su familia desde el punto de vista de una ilustradora. Los trazos expresionistas de Quinn provienen de la animación a mano, algo caótica, en ningún caso estática. De una belleza innegable, los dibujos surgen del mundo interno de la artista protagónica, una trabajadora de una fábrica que profesa de alter ego de la propia dibujante. Es un viaje imaginativo, intrincado, pero de gran fluidez que profundiza en el alma de Beryl (la artista) y que a ratos se interna en pasajes de crueldad animal. Refleja el complejo acto de creación a través de saltos por la biografía de la artista. La cinta ha sido galardonada en nueve festivales internacionales, incluyendo el significativo Special Distinction for Direction, uno de los premios principales en la versión 2021 del prestigioso Annecy International Animated Film Festival.

BREVE ANÁLISIS:

De acuerdo al palmarés, los dos principales candidatos para adjudicarse el premio al mejor cortometraje animado serían las cintas de Joanna Quinn y la de Hugo Covarrubias. Affairs of the Art ostenta el premio más importante por su dirección, donde la animación a mano de Quinn es su marca de fábrica. No hay novedad, pero sí gran belleza expresionista que da rienda suelta a la imaginación de una artista.

En términos narrativos es algo caótica, como bien podría ser el arte, y por eso hemos categorizado a este corto británico como el más subjetivo, prácticamente un ejercicio de corriente de la consciencia, narrado en primera persona. La fluidez de este relato es agobiante, en cambio, el corto chileno Bestia, está formulado a partir de un stop-motion estático, frío si se quiere, donde el personaje de la torturadora apenas refleja un rictus de su maldad. Hay una tercera persona manifiesta en la narración. Covarrubias hace un retrato bestial de la agente policial, no muestra su identidad como tampoco ella reconoce la identidad de los torturados. La idea del director no es que sintamos dolor por las víctimas, sino que seamos testigos de una venganza contra la victimaria.

Son aproximaciones diferentes, una al alma creadora y la otra se hace cargo de un alma destructiva. En la cinta británica hay una identidad detrás del personaje, identidad que está completamente ausente en la cinta chilena.

La narración más clásica de Covarrubias no renuncia a la alegoría ni a los símbolos, se torna a ratos surrealista y adquiere una profundidad que logra detener el tiempo. En cambio, la vertiginosidad de la ilustración de Quinn no deja espacio al espectador y el tiempo transcurre como agua que se escurre entre los dedos.

Formalmente, Bestia parece una cinta más equilibrada, con un propósito claro y una estética oscura acorde al retrato de un monstruo.

En un siguiente peldaño situaría la narración psicológica del hombre que fuma solitario. The Windshield Wiper es un ejercicio mental y emotivo de un hombre que intenta descubrir qué es el amor, mientras está sentado en un diván, en este caso una cafetería. Aquí no hay psiquiatra, pero la asociación libre recurre a hermosas imágenes de colores contrastantes. Hay belleza y poesía al servicio de la idea de que el amor son todos aquellos momentos que disfrutamos antes de que nos llegue la muerte. Narración subjetiva, donde una cierta intelectualidad supera a las emociones. Corto melancólico, a veces algo negativo que transita los límites de la soledad del ser humano. La secuencia de escenas obedece a un montaje asociativo, no todas expresadas con el mismo grado de lucidez.

Boxballet sería una reinterpretación de La Bella y la Bestia. Su estética y narrativa de opuestos que se atraen resulta interesante. Es una historia de contrapuntos y a través de la simpleza de su animación consigue emocionarnos. Juega un poco con los estereotipos, resultando una historia de fácil digestión. No tiene ninguna posibilidad de obtener un Oscar, simplemente por tratarse de un cortometraje de origen ruso. Se comprende que por estos días hay guerra en Ucrania y todo lo ruso resulta provenir del enemigo de las personas que votan en la Academia.

Robin Robin es la más narrativa y convencional cinta de animación de esta muestra. Lejos el trabajo más aburrido. Otra versión del Patito Feo digna de Disney, con un stop-motion también muy convencional. Para colmo transcurre en Navidad y termina por hostigar hasta el paladar más proclive a lo dulce. En pasajes hay algo subliminal que ensalza el mundo material, mensaje bastante dudoso para mentes infantiles.