FED ANTICIPA REDUCCIÓN EN EMISIÓN DE BONOS

Los cambios producidos en el ciclo económico conducen tanto a la Reserva Federal de EEUU como al Banco Central Europeo (BCE) a modificar sus políticas de estímulo monetario diseñadas para enfrentar la crisis originada al estallar la pandemia. La Fed anunció que procedería a disminuir la compra de activos financieros, manteniendo el nivel de la tasa de interés, mientras el BCE acordó en septiembre “recalibrar” a la baja inmediatamente su compra mensual de activos, sin modificar tampoco la tasa de interés. Ello mientras los procesos inflacionarios en ambos casos siguen un proceso alcista.

Jerome Powell, durante la cita anual en Jackson Hole, efectuada este año en forma virtual con el título de “Política macroeconómica en una economía desigual”, adelantó que posiblemente en el curso del año se reducirá la adquisición de bonos en el mercado por US$120.000 millones mensuales. Esta política la Reserva Federal la mantiene vigente desde marzo del 2020, al estallar la pandemia. “Yo opinaba -se limitó a decir el presidente de la FED- como la mayoría de los participantes (en la reunión de fines de julio) que si la economía evoluciona ampliamente como se anticipó, podría ser apropiado comenzar a reducir el ritmo de compra de activos este año “. La mayoría a favor en el Comité Federal de Mercado Abierto, el organismo que decide la política monetaria de la Reserva Federal, ya se conocía por la publicación del acta de la reunión, lo que no se sabía era que Powell se había pronunciado en el mismo sentido.

En su discurso de 23 minutos de duración, el presidente de la Reserva Federal se dedicó a fundamentar esta decisión, sin tocar señaló en ese momento la mantención de la tasa de interés cercana a cero. Lo hizo utilizando el cambio de política monetaria decidido por la Fed el año 2020, que permite una inflación superior al 2% que es su objetivo sin intervenir, siempre que ello permita que se recupere el empleo a plenitud. “En el momento y el ritmo de la próxima reducción en las compras de activos -señaló- no tendrán la intención de transmitir una señal directa con respecto al momento del despegue de las tasas de interés, para lo cual hemos articulado una prueba diferente y sustancialmente más estricta”.

Powell insistió en su afirmación de que el proceso inflacionario, cuya tasa de julio en doce meses llegó a 5,4%, es transitoria. “Tenemos mucho camino por recorrer para alcanzar el máximo empleo -agregó-, y el tiempo dirá si hemos alcanzado el 2% de inflación en una base sostenible. Si un banco central endurece la política monetaria respecto a factores que resultan ser temporales (…). Hoy, con una holgura sustancial en el mercado laboral y una pandemia que continúa, tal error podría ser particularmente dañino”.

“Hay poca evidencia de que la inflación -afirmó para sustentar la idea del incremento temporal- esté aumentando más allá de un grupo relativamente reducido de bienes y servicios que se han visto directamente afectados por la pandemia y la reapertura de la economía. (..) Los bancos centrales siempre se han enfrentado a este problema de distinguir los peaks de inflación transitorios de los desarrollos más problemáticos, y, a veces, es difícil hacerlo con confianza en tiempo real”.

Entre los ejemplos dados por Powell en esta dirección estuvo que los salarios no han aumentado tanto como para generar un círculo vicioso. Así como que se empezaron a moderar los precios de los automóviles usados, los cuales en un momento aumentaron agudamente debido a la insuficiencia de producción de vehículos nuevos por la carencia de chips utilizados para su fabricación. Sosteniendo que el aumento de los precios se iría reduciendo gradualmente acercándose a la meta del 2%. Agregando que el alza tuvo lugar en los precios de la energía y en algunos servicios por cuellos de botella registrados en el comercio mundial. Un alza particularmente elevada tuvo lugar en el tráfico marítimo debido a la carencia de contenedores, agravado por la paralización temporal de algunos grandes puertos, particularmente en China, afectados por la variante Delta.

El mayor productor de chips mundiales, la empresa taiwanesa Taiwán Semiconductor Manufacturing Co, anunció un aumento de sus precios hasta en un 20% a fines de agosto. La empresa representa más de la mitad del mercado mundial de facturación de semiconductores. En el segundo trimestre del año obtuvo una ganancia neta equivalente a US$4.800 millones sobre ventas netas de US$13.300 millones, con un margen de ganancia neta de 36%.

La economista jefa del FMI, Gita Gopinath, expresó preocupación de que la inflación crezca más rápido de lo “esperado, ya que eso requeriría una normalización mucho más rápido de la política monetaria en EE. UU.”. En esa misma dirección se manifestó el execonomista jefe del FMI Maurice Obstfeld, considerando que el daño podría ser especialmente fuerte en los países de renta media y baja dado el endeudamiento experimentado desde que estalló la pandemia. “Si se ven afectados por un aumento repentino del endurecimiento de las condiciones de financiamiento en dólares y tal vez por una inversión de los flujos de capital, eso podría ser bastante devastador con una pandemia en curso”.

Barry Eichengreen, destacado académico de la Universidad de California, Berkeley, considera que la inflación será más elevada de lo estimado por la Reserva Federal, por ello es de opinión que “las presiones inflacionarias pueden obligarle a hacer los cambios de reducción en la compra de activos y alza de las tasas de interés un “poco antes de lo planeado actualmente”. Agregando que Powell “tiene mucho cuidado de no generar grandes sorpresas en la economía y los mercados financieros”.

La deuda pública media de las grandes economías emergentes, de acuerdo a cifras del Instituto de Finanzas Internacionales (IFI), aumentó en 2020 de un 52,2% a 60,5% del PIB. Su mayor incremento histórico. El ingreso de inversiones en renta variable y fija en los primeros nueve meses del año pasado a la vez superó, siempre citando al IFI más de US$360.000 millones a los mercados emergentes Desde entonces disminuyó, pero siguen siendo vulnerables a cambios de énfasis por parte de los inversionistas. A ello se suma que, señaló Gita Gopinath, “muchos de los problemas a los que nos enfrentamos, incluidos los de la inflación y los cuellos de botellas en las cadenas de suministro tienen que ver con el hecho de que la pandemia está haciendo estragos en diferentes partes del mundo”.

El temor reside en que se puedan repetir los problemas originados en los mercados financieros en 2013 cuando la Reserva Federal de EEUU resolvió aumentar los estímulos monetarios antes de lo previsto. ” Uno de los problemas de la declaración que hizo el entonces presidente Ben Bernanke 2013 no fue tanto que la Reserva Federal empezaría a reducir la relajación cuantitativa -constató Gita Gopinath-, sino que también señaló que las tasas de interés empezarían a subir más rápido de lo que se esperaba. Esta vez -añadió- la Reserva Federal ha declarado claramente que primero empezará a reducir los estímulos y luego empezará a subir las tasas de interés”.

En cuanto al empleo el presidente de la Fed destacó que en los tres meses previos a su discurso (mayo, junio y julio) el panorama se había acelerado considerablemente a un incremento promedio de 832.000 puestos nuevos de trabajo mensuales. “El ritmo de la contratación -subrayó- es más rápido que en cualquier otro momento de la serie histórica previo a la pandemia. Este panorama puede mejorar en las próximas semanas con el regreso a las escuelas y continúa el proceso de vacunación. Y el fin de las ayudas por desempleo en la primera quincena de septiembre”. Estimó que el PIB aumentará en el año un 7%, habiendo ya recuperado el nivel previo a la pandemia.

En agosto no se cumplió con el proceso de aceleración del empleo destacado por Powell. El departamento del Trabajo informó que la creación de empleos fue solo de 235.000. La dificultad se manifestó fundamentalmente en aquellos sectores económicos que exigen más presencia física de los trabajadores. En cambio, las vacantes de puestos de trabajo siguieron muy elevadas, alcanzando a 10,1 millones. En agosto los salarios en doce meses aumentaron un 4.3%. La variante Delta sigue afectando los niveles de recuperación.

Paralelamente se incrementaron los pronunciamientos sobre la renovación o no de la presidencia de la Fed, que Biden tiene plazo hasta febrero para efectuarla, cuando termina el período de Powell. El premio Nobel, Joseph Stiglitz, es de opinión que no se debería cursar un segundo período de Powell, señalando que la “única candidata obvia” para sucederlo es la gobernadora de la Fed, Leal Brainard, quien afirmó tiene una visión más flexible de la regulación financiera. Mientras que Powell no estaría por incluir el cambio climático a la supervisión de Fed y duda de su compromiso con el pleno empleo si la inflación sigue siendo más alta de lo esperado. Por su parte, el exsecretario del Tesoro durante la administración de Bill Clinton, Bradford Delong, afirmó que si Biden no reemplaza a Powell por Brainard “es casi seguro que lo lamentará”.

Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) acordó el 9 de septiembre por unanimidad “recalibrar”, como dio a conocer su presidenta, Christine Lagarde, su política de estímulo monetario. Lo acordó manteniendo la adquisición de activos programada de €1,85 billones, pero “a un ritmo más moderado”, en relación a las compras de €80.000 millones mensuales efectuadas en los trimestres anteriores. Manteniendo intacta su tasa de interés de referencia en 0% y la de facilidad de depósitos en – 0,5%.

La decisión se adoptó cuando en el segundo trimestre la economía de la Eurozona, en relación al trimestre anterior, creció 2,2% y la UE en 2,1%, en doce meses. Es decir, con el momento de su mayor caída, lo hicieron en 14,2%. Pero continúa por debajo en 3% de la situación que tenía a fines de 2019, cuando EE. UU. ya superó el nivel prepandemia y China mucho antes. La pandemia sigue presente y el efecto Delta provoca trastornos, pero sin que las medidas adoptadas para contrarrestarlo lleven a cuarentenas. En agosto la inflación en la Eurozona alcanzó su nivel más elevado en cerca de una década al subir a un 3% en doce meses, por encima del objetivo que se propone el Banco Central Europeo, pero en una modificación de su política monetaria realizada en julio acepta que su nivel sea transitoriamente más elevado sin intervenir. En Alemania, la mayor economía de la región, la inflación aumentó en 3,9%.

El BCE tuvo presente no repetir el error cometido hace una década de incrementar su tasa de interés de política monetaria antes que la recuperación de la economía global se hubiese afirmado, lo cual llevó a la Eurozona a 18 meses de contracción económica. La reunión elevó la estimación efectuada en el mes de junio de crecimiento de la economía en 2021 del 4,6% a 5%. Pero reiterando que “la velocidad de la recuperación continúa dependiendo del curso de la pandemia y el avance de la vacunación”. El término del programa de estímulo está fijado para marzo de 2022 o “en cualquier caso” hasta que finalice la crisis económica provocada por la pandemia.

Hugo Fazio
Septiembre 2021