Cuando quedan pocos días para que se inicie el gobierno presidido por Gabriel Boric adquiere importancia tener presente la realidad económica nacional y global con que se encontrará. La economista jefa del Banco Mundial, Carmen Reinhart, al comentar el desarrollo global existente, destacó que en las economías emergentes se presenta un escenario desafiante en el futuro próximo por la persistencia de la inflación, la inminente alza de las tasas de interés por la Reserva Federal de EE. UU., y los impactos de la pandemia. Ello lo afirmó antes que se iniciase la guerra en Ucrania, que se suma como otro tema a tener en cuenta.
Señaló que en el caso de Chile la recuperación de 2021 ya lo dejó “en un nivel de ingreso per cápita superior a los que había en él antes del Covid, es decir, la recuperación en esa dimensión fue completa. Chile -añadió Carmen Reinhart- ha mantenido una posición fiscal que le permitió hacer más en la frontera fiscal durante la pandemia, en relación a la mayoría de los países emergentes. Si se enfrenta un shock de esa magnitud con espacio fiscal, con una deuda que no es un problema, tienes más espacio para responder. Ese fue un elemento muy importante en la capacidad de recuperación de Chile. Ahí se parece más a las economías avanzadas, que también entraron con espacio fiscal a la crisis. A Chile se le ve relativamente bien en el contexto de América Latina, pero América Latina no es la región a la que se la ve mejor para nada. Si uno empieza a ver comparaciones, con Asia en particular se ha perdido competitividad. Chile dejó de ser la estrella del mundo emergente en términos de riesgo”.
“La cautela -con que se debe actuar, recomendó- implica mirar más allá de América Latina, poner atención en la competencia de Asia y también de Europa del este. Es una tarea que es más fácil de decir que de hacer. A raíz de la pandemia no solo Chile, sino casi todos los países hicieron un gran esfuerzo fiscal de estímulo. Expandir durante una crisis es más fácil porque hay más coherencia social. Lo más complejo surge cuando lo tienes que retirar. Ese es un tema que va a continuar complicando el cómo normalizar la política fiscal, monetaria y también el tema de las pensiones que fue parte de la respuesta que tuvieron frente a la pandemia”.
Esta constituye una de las grandes problemáticas a enfrentar por el nuevo gobierno. Se produce en un contexto que se asumió como presupuesto fiscal 2022 una fuerte restricción del gasto público y tiene lugar una política de tasa de interés de política monetaria (TPM) por el Banco Central que va alcanzando niveles crecientes. Hacia fines de marzo, al enterarse poco más de quince días del inicio del nuevo gobierno, debe anunciarse un incremento de la TPM, que según adelantó la nueva presidente del instituto emisor Rosanna Costa, será aún “más restrictiva”, dado que las perspectivas trazadas en el informe de Política Monetaria de diciembre no se cumplieron, fueron inferiores a las previstas.
Mario Marcel, en declaraciones de prensa realizadas durante los traspasos de antecedentes de la cartera de Hacienda, informó que se procederá a “tratar de avanzar rápidamente en las definiciones de carácter fiscal” para proporcionarlos en el Informe de Finanzas Público de abril, cuando “esperamos tener significativamente avanzada la trayectoria de definición de la política fiscal”. Comunicó, al mismo tiempo, que había expresado la molestia porque no se les había informado del anuncio efectuado poco antes por Sebastián Piñera prolongando para abril, mayo y junio, es decir durante la próxima administración, del IFE laboral, que es un subsidio destinado a crear empleo, y de PROTEGE, otro subsidio destinado al cuidado de niños de madres trabajadoras, solicitando que ello no vuelva a ocurrir. La observación puso la atención en su no comunicación, quedando el interrogante de que otras razones llevaron a efectuar esta inusual observación públicamente cuando se estaba en el traspaso de administraciones.
El contexto fiscal y monetario debe ser muy tenido en cuenta. Obliga a las políticas a enfrentar por el nuevo gobierno a aminorar los efectos contractivos y sus impactos negativos en la población. En el curso del inicio de los encuentros de traspaso de antecedentes con el gobierno saliente, el futuro Secretario General de la Presidencia, Giorgio Jackson, adelantó las prioridades legislativas del próximo gobierno, en la reforma tributaria y en el tema de las pensiones. “Queremos -destacó, refiriéndose a la primera- que haya ingresos permanentes para gastos permanentes y sobre todo, porque hay una carga fiscal importante, hay un compromiso de convergencia fiscal también, es que nosotros queremos poner énfasis en la reforma tributaria en este primer tiempo e inicio del gobierno (…)”.
En cuanto a las pensiones Jackson expresó: “Tenemos una discusión respecto a cómo el Estado va a garantizar algunos derechos sociales, que está llevándose a cabo en la Convención Constitucional y, al mismo tiempo nosotros tenemos comprometido una fase de diálogo social para tener un proyecto de pensiones que garantice una vejez digna”. Por tanto, las iniciativas legislativas en uno y otro tema se ven separados, aunque el sistema previsional vigente es una causa central generadora del déficit fiscal y, por tanto, es un tema que se debería tener presente cuando se deciden los asuntos tributarios.
Desde luego, que en los diferentes encuentros estuvieron presentes otras temáticas urgentes de abordar y que requieren atención desde el primer momento. Por ejemplo, el futuro ministro de Economía, Nicolás Grau, hizo referencia a “la importancia de lograr una recuperación más homogénea de toda la economía (…) hay sectores productivos -añadió- rezagados y sectores laborales que no han podido recuperar el trabajo que tenían antes de la pandemia”, O el agudo problema de la migración, la situación de la Araucanía, el alto nivel alcanzado por la inflación o las situaciones suscitadas como consecuencia de la sequía prolongada experimentada por el país.
Uno de los factores externos favorables para la economía chilena proviene de la evolución de la cotización del cobre. En 2021, de acuerdo a las cifras de Cochilco promedió US$4,2263 la libra, el mayor porcentaje anual desde que se tienen registros, es decir desde 1935. Para el año en curso, la estimación del presidente ejecutivo de Codelco, Orlando Araneda, es que fluctuaría entre US$4 y US$4,50 la libra. El ejercicio pasado, la empresa estatal obtuvo excedentes por US$7.394 millones, con un incremento de 256% con relación a los obtenidos en el recesivo 2020 y con el cual obtuvo el mejor resultado en nueve años. Cifra que lleva a tener presente el impacto que se produciría si toda la renta de la gran minería cuprífera fuese estatal. La producción propia de Codelco fue muy similar a la de 2020, 1.618.000 toneladas, a la cual si se le suma las participaciones en El Abra (20%) y en Anglo American Sur se llega a 1.727.000 toneladas.
Consensus Forecast, en su informe de febrero, que se realiza en base a una encuesta a 43 instituciones, expresó que después del alto crecimiento registrado en el producto en 2021 del orden de 12%, prevé para 2022 un aumento de 2,7% en un curso en el año descendente. En el primer trimestre, seguirán estando presente factores que llevaron al alto crecimiento del año anterior, tal como aconteció en otros países de la región. Perú lo hizo 13,3% y Colombia en 10,6%, En el país fue consecuencia de factores que impulsaron el alto nivel de ingresos en poder de las personas, como consecuencia ante todo de los retiros producidos de los fondos de pensiones, permaneciendo un monto importante de ellos aún sin gastarse.
El incremento en el PIB del primer trimestre en la estimación de Consensus sería de 7,3%, con un aumento en doce meses del consumo privado de 10,7% y en la inversión de 7,8%. En el segundo trimestre, todavía se registraría un aumento del PIB de 4,7%, con el consumo privado haciéndolo en 4,8% y la inversión en 6,7%. En consecuencia, durante el primer semestre de 2022 se produciría un aumento anualizado del producto de 6%, con una expansión del consumo privado de 7,25% y de la inversión de 3,25%. Pero ya en el tercer trimestre, la proyección consideró siempre en doce meses un incremento del producto de solo 0,4% y en el cuarto un crecimiento negativo de 1,1%, dado que tanto el consumo privado como la inversión descenderían durante la segunda mitad del año en 3,3% y 2,6% respectivamente.
El Banco Central en su IPoM de diciembre, por su parte, consideró la posibilidad que la formación bruta de capital fijo en 2022 se reduzca en 2,2%, después de haber crecido en 2021 un 17,6%, y tenga una variación prácticamente nula en 2023, estimándola en +0,1%. En el recesivo año 2020 su caída fue de 11,5%.
Las estimaciones de Consensus Forecast, cifran el IPC a diciembre de 2022 en 4,7%, tres décimas superiores a la proyección efectuada el mes anterior. Ya en enero el IPC en doce meses alcanzó a 7,7% de crecimiento y tuvo un incremento en relación al mes anterior de 1,2%, nivel que no se daba desde el momento previo a la Gran Recesión, y el IPC subyacente, que no considera los precios más volátiles, concretamente los alimentos y la energía, lo hizo en un 1,1%. La estimación de Consensus considera que la TPM se encontraría en diciembre cerca de 6,6%. La inflación en el objetivo buscado por el Banco Central considera un incremento de 3%, pero a ese nivel llegaría según sus estimaciones recién hacia 2026, es decir a fines del próximo periodo de gobierno, cuando considera que el promedio anual alcanzaría a 3,1%.
La Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central sobre el IPC de febrero, dato que oficialmente se da a conocer en los próximos días, estimó un crecimiento en relación al mes anterior entre 0,6% y 1%, en su punto más bajo constituiría el mayor febrero desde 2003, y en el más alto el nivel más elevado desde 1982. De darse esta proyección significaría que el IPC en doce meses fluctuaría en el segundo mes del año entre 8,9% y 9,3% y el incremento en el primer bimestre fluctuaría entre 1,8% y 2,2%. Las respuestas a la Encuesta constatan que el aumento en los precios continuaría dándose prioritariamente en las divisiones de Transporte, con mayor razón por el nuevo proceso ascendente en el precio del petróleo luego de la “intervención militar especial” de Rusia en Ucrania, y Alimentos y bebidas no alcohólicas
La Corporación de Bienes de Capital, en su catastro de inversiones efectuadas al finalizar 2021 para el cuatrienio a finalizar en 2025, registra un crecimiento de 2,85% para los proyectos de inversión con cronograma definido. En total la inversión sería en ese lapso de US$71.744 millones, siendo la inversión privada de US$48.588 millones y la estatal de US$23.156 millones. La privada se concentra mayoritariamente en dos sectores, minería con US$16.485 millones y energía con US$10.481 millones. La estatal, por su parte, sería resultado de obras públicas por US$12.940 millones y en el sector de energía registraría US$5.931 millones.
La proyección efectuada por Consensus considera que la deuda pública, como porcentaje del PIB, llegaría en 2022 a 37,8%, aumentando hacia 2021 a 40,9%. El incremento del endeudamiento condujo a que la deuda externa del país retomase incrementos de dos dígitos, situación que no se daba desde el año 2015. En diciembre de 2021 cerró en US$238.348 millones, aumentando en 14% si se le compara con diciembre de 2020. La deuda del sector público (Gobierno central, Banco Central, bancos y empresas no financieras) aumentó durante 2021 un 18,8%, para llegar a US$80.504 millones. La del gobierno central lo hizo en 33,9%, al adquirir compromisos, en general de largo plazo, por US$45.026 millones, un 98,3% de ellos mediante la emisión de bonos de deuda, colocados tanto en el mercado internacional como en el interno.
En materia de empleo, cifras del INE comparando el trimestre móvil octubre-diciembre de 2021 con el de diciembre 2019-febrero 2020, es decir el inmediatamente previo al estallido de la pandemia, muestra la recuperación de la casi totalidad de los puestos de trabajo perdidos durante la crisis, restando crear unos 388.000 para volver al nivel prepandémico. Hay sectores que ya los han superado, entre ellos telecomunicaciones, salud y construcción, permaneciendo por debajo algunos más afectados por restricciones establecidas para enfrentar la pandemia. Es el caso de hoteles 82.000, transporte 59.000 y actividades artísticas 46.000.
En 2021, la masa salarial, que se calcula en base a la evolución de las remuneraciones reales de los trabajadores asalariados y del empleo, no se recuperó, al crecer un 3,8% promedio, cuando en 2020. la caída experimentada fue da 6,5%, de acuerdo a cifras entregadas por la Cámara de Comercio de Santiago utilizando las cifras del INE. El informe destacó que el elevado proceso inflacionario desempeñó un papel negativo. Por ejemplo, consignó que en diciembre las remuneraciones nominales aumentaron en doce meses 6,5%, su tasa más elevada desde marzo de 2015, pero las reales, a causa de la inflación descendieron 0,4%. En 2022, proyecta, que “los altos niveles que mantiene la inflación seguirán minando la capacidad de fortalecer este proceso (…)”.
El gran problema del mercado laboral es la alta tasa de informalidad. En el cuarto trimestre 2021 alcanzó a un 28,3% de los ocupados. El porcentaje en mujeres en aun superior, de 29,6%. Ello acontece cuando aún la fuerza de trabajo no se recupera totalmente de la fuerte caída experimentada durante la crisis recesiva de 2020.
En las semanas previas al traspaso del gobierno, el cuadro de incertidumbre global se deterioró aún más primero por violaciones reiteradas del alto al fuego en la región de Donbás en el este de Ucrania entre efectivos de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, existentes desde 2014, y las Fuerzas Armadas ucranianas, que cuentan con el declarado respaldo de la OTAN. La situación se agudizó particularmente después que Rusia suscribiese con los gobiernos de las repúblicas populares a petición de ellas, tratados de amistad y asistencia mutua, demandando al Senado ruso su respaldo y la autorización para trasladar efectivos militares con el objetivo de garantizar el cumplimiento de lo acordado, lo cual fue concedido rápidamente. Luego vino la fulminante “operación militar especial” rusa.
“Los economistas -señaló en esos días Financial Times, tratando de proporcionar un “guía para vigilar las tensiones en los mercados”- pueden intentar predecir el resultado de las decisiones de los bancos centrales construyendo modelos basados en los datos, las declaraciones de las autoridades y los precedentes históricos. Pero el resultado del enfrentamiento entre Rusia y Occidente es un riesgo que podría tener serias implicancias para la economía mundial y para el que no se puede elaborar modelos con facilidad y precisión. La incertidumbre -añadió- ha comenzado a extenderse por los mercados financieros. La volatilidad en el mercado de bonos públicos de Estados Unidos, los cimientos del sistema financiero mundial, se sitúa en su nivel más alto desde el principio de la crisis del coronavirus, hace dos años, mientras los operadores analizan los titulares sobre la situación entre Rusia y Ucrania y tratan de interpretar los próximos pasos de la Reserva Federal de EE. UU. para frenar la inflación”.
“La situación en el Donbás -declaró Vladimir Putin, en un discurso televisado el 21 de febrero- ha vuelto a adquirir un carácter crítico y grave. Consideró necesario -añadió- tomar una decisión que desde hace tiempo caía por su propio peso reconocer de inmediato la independencia y la soberanía de la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk. Hago hincapié una vez más -recalcó- en que Ucrania para nosotros no es solo un país vecino. Es una parte integral de nuestra propia historia, cultura, espacio espiritual”. Luego lamento la determinación de Kiev de auspiciar las ambiciones de EE. UU. de “debilitar” a Rusia al aspirar a ser miembros de la OTAN. “Si Ucrania entra en la OTAN, las amenazas militares para Rusia aumentarían varias veces. Y aumentaría varias veces el peligro de un ataque sorpresivo a nuestro país”.
Como todos los acontecimientos de esta naturaleza tuvieron inmediata repercusión en los mercados. El petróleo Brent, conocido recién el acuerdo suscrito por Rusia con las Repúblicas Populares el barril del petróleo Brent se acercó a los US$100, pero descendió a medida que se conocían declaraciones del gobierno ruso mostrando los propósitos específicos de los objetivos buscados con el despliegue de efectivos, centrado en garantizar la integridad de las regiones autónomas. Ya el día 21 el crudo Brent cerró en US$95,30 y el 22 en US$96,32 el barril. El impacto global nace de la importancia de Rusia en este mercado. Es además el mayor exportador global de trigo y un importante productor de metales, mientras que Ucrania es igualmente un importante proveedor mundial de trigo y maíz. Paralelamente continuó la apreciación del oro, cumpliendo su función de refugio.
Hugo Fazio
Febrero 2022