EL BEBE DE ROSEMARY

Comentario Aníbal Ricci


En estos días de cuarentena los invito a revisar 30 clásicos del cine, uno cada tercer día, un recopilatorio desde el1930 hasta 1968, que contendrá a directores como:Jean Renoir, Otto Preminger, Roberto Rossellini, John Huston, Billy Wlder, Luis Buñuel, Yasujirô Ozu, Karl Theodor Dreyer, Satyajit Ray, Orson Welles, Alfred Hitchcock, François Truffaut, John Ford, Ingmar Bergman.


ROSEMARY`S BABY,1968, por Roman Polanski


Este director, al comienzo de su carrera, sorprendía con El cuchillo en el agua (1962), rodada íntegramente a bordo de un yate. Montaba hábilmente un extraño triángulo entre tres personas, una pareja y un hombre de bajo estrato social, convirtiendo a la mujer en el centro de una lucha de poder entre dos hombres. Polanski ya poseía el instinto animal para reflejar las distorsiones psicológicas que justifican al poder.

El bebé de Rosemary, unos años más tarde, vuelve a la carga con el tema del poder, pero utilizando otro telón de fondo (la ciudad) y enmarcando la historia dentro del género de terror.

No es una película que recurra a imágenes violentas ni mucha sangre, más bien es una historia urdida como crítica a las religiones, al conservadurismo de la sociedad, a través del punto de vista de una futura madre primeriza, educada en un colegio de monjas, donde supieron transmitirle casi supersticiosamente el temor a Dios, inculcándole cierta paranoia que se desborda en sus sueños.

Los vecinos, el matrimonio Castevet, le manifiestan una manera curiosa de ver el mundo: «los Papas son pura farándula… todos los trajes… los rituales… todas las religiones». Dichas palabras no son tomadas muy en serio por el matrimonio Woodhouse, pero sin duda violentan el pensamiento de Rosemary.

La película es una crítica despiadada al mundo de los rituales, a las palabras repetidas hasta el hartazgo en función de un supuesto bien superior.

Roman Polanski en este caso establece un peligroso puente de comparación entre los ritos religiosos, en este caso católicos, y los ritos de origen satánico, discurso que en su época le valió una dura censura por parte de la iglesia católica.

Pero no hay que ser tan miope y centrarse en el mundo católico, sino más bien en el poder que ostentan las religiones entre los hombres.

Esos rituales persiguen entretener por un rato, dejar pasar el tiempo con imágenes y parafernalia, que no dista mucho de la creencia de Rosemary acerca del poder de un talismán que le han regalado, que lo único que pretende es tranquilizar a los que creen en él.

Muchas veces, los ritos de cualquier índole, lo que intentan es mantenerte atado a temores ancestrales y que por ningún motivo transites el camino de la realidad.

Toda la película está envuelta en una canción de cuna que te adormece, mientras el tic-tac del reloj nos señala que lo único real es el transcurso del tiempo.

Rosemary siente que ya no puede controlar el mundo convencional en el que vive. La paranoia se apodera de su mente y huye a través de un clóset para darse cuenta que ha engendrado al hijo de satanás. Están en el año 1 y su hijo vendrá a «derrocar al poderoso y destruir sus templos».

La película abre puertas a muchas realidades, donde el mensaje es que seas cauteloso con la ilusión que promueven los credos.


(idioma original con subtítulos en español)

(imágenes y canción de la película)