DE MENTIRAS, RESULTADOS Y DESAFÍOS

El impacto de la derrota electoral  del Apruebo es difícil de medir en lo inmediato.

El enorme esfuerzo desplegado por los sectores populares  durante el estallido no fue suficiente para dejar atrás la constitución pinochetista y sus insuficientes modificaciones posteriores.

Las clases dominantes, con siglos de experiencia, recurren al engaño y/o la violencia  según les convenga. Esta vez,  desplegaron sus artimañas, sus mentiras, utilizaron todo el poder mediático de que son dueñas, sembraron el temor y alcanzaron un éxito transitorio.

Durante todo el proceso constitucional la fuerza social y popular careció de un diseño común, de fuerza  y movilización para imponer sus condiciones. No se hizo escuchar y delegó su protagonismo como resultado de la ausencia  en su seno de una fuerza con capacidad real de orientar los caminos de lucha.

Las clases dominantes, cumplieron su rol a cabalidad, desplegando múltiples iniciativas y permaneciendo a la ofensiva tras la derrotas electorales que sufrió. Cuestionó la Convención, tergiversó sus debates, inició la campaña por el rechazo desde el primer día, mintió, engañó y atemorizó, ocultó a su verdadera elite política, puso a la defensiva a su oponente y mantuvo la inciativa, en fin, recurrió a todos los medios que posee.

El país girará a la derecha y las diversas versiones de ésta se alegran de su engaño y sus resultados.  Reaparecerán los viejos representantes de las derechas, algunos sostendrán que las cosas tienen que mantenerse tal como estaban antes del estallido, otros buscarán claudicaciones, otros negociaciones conservadoras. 

Se vienen tiempos complejos y difíciles

Chile ha perdido una oportunidad de abrir paso a una Constitución que significaba un avance respecto a la actual que seguirá vigente. 

Pero el engaño no es eterno.

Las demandas sociales de mayor justicia no se encuentran resueltas. El malestar sigue vigente.

Los sectores populares, sus sectores más avanzados, deberán  obtener lecciones, aprender de sus propias experiencias y las luchas del pasado, no temerle a los desafíos que de ellas se desprendan y retomar, lo más pronto posible la lucha por sus justas demandas.

El fin de la historia no existe.