DE VERDAD Y JUSTICIA… DE LUCHAS Y MEMORIAS

Un estremecimiento recorrió a las organizaciones de defensa de los derechos humanos y en especial a los familiares de las víctimas de la represión dictatorial. La Corte Suprema resolvía otorgar beneficios carcelarios a quienes habían sido parte de la maquinaria de tortura y exterminio de la dictadura.

La decisión de la Corte Suprema viene a reforzar otras medidas en el mismo sentido impulsadas por el gobierno de Sebastián Piñera y su ministro de Justicia, Hernán Larraín, quienes hacía poco tiempo habían indultado a un criminal de la misma estirpe de los beneficiados por el máximo tribunal del país.

Las señales de que las elites dominantes aspiran a cerrar un capitulo que estiman se ha prolongado demasiado tiempo se vienen percibiendo desde hace tiempo. Y no provienen solo de los representantes del actual gobierno. Conocido son los episodios vividos con el ex ministro de Justicia del gobierno de Michelle Bachelet, Jorge Campos que no solo se negó a cerrar el penal de Punta Peuco, sino que también se hizo parte de la idea de que los criminales son unos frágiles ancianos que padecen enfermedades terminales.

Y la verdad es que, los familiares, los abogados defensores y el movimiento social que ha luchado por verdad y justicia tiene señales de sobra para estar preocupados. Los signos de pretender mantener el status quo o iniciar una regresión para cerrar el tema de las violaciones de los derechos humanos han sido crecientes en el ultimo tiempo. Todas provienen de instituciones del Estado: los familiares de víctimas han denunciado el rol del Tribunal Constitucional que obstaculiza la aplicación de las condenas; los tribunales de Justicia aplican condenas rebajadas por el paso del tiempo u otorgan beneficios carcelarios a los condenados; el gobierno promueve una ley que beneficia a los criminales de lesa humanidad simulando que sus criminales son comparables a quienes cometen los delitos comunes u otorga indultos de los cuales los chilenos se enteran con posterioridad.

No cabe duda de que la lucha por la verdad, la justicia y la reparación ha entrado en una nueva etapa, que requerirá la máxima unidad de las organizaciones y la solidaridad de amplios sectores sociales.

Las vacilaciones y ambigüedades de los gobiernos posdictatoriales, las concesiones a una derecha que defendió con fuerzas al dictador, en el que funcionarios de gobierno socialistas reclamaron para que Pinochet fuera devuelto a Chile, la ausencia de voluntad política efectiva y no discursiva para avanzar en procesos reales de reparación a las víctimas han generado en la sociedad un cierto  letargo en torno a la importancia de alcanzar toda la verdad y la justicia necesarias. De una u otra manera, desde las elites dominantes se ha buscado la privatización de las memorias.

Se ha buscado, desde el poder, que la sociedad no sienta el termino de la dictadura como una obra colectiva, en que las victimas de la represión dictatorial son parte de la larga lucha de hombres y mujeres que se esforzaron en todos los terrenos de la lucha social, política y de resistencia desarrollada por el pueblo chileno. Entre las demandas de aquellas luchas estaba la verdad y la justicia para esclarecer los crímenes que en ese entonces remecían a toda la sociedad.  Ciertamente los crímenes buscaban sembrar el temor, pero simultáneamente generaban la fuerza y la decisión de luchar. Ese sentido de las luchas, fue despojado de toda su combatividad  por las elites dominantes que, a su vez,  han ido construyendo por la fuerza de su poder una cierta memoria oficial que  desplaza otras memorias.

Eso es lo dramático que tiene la situación actual. La lucha por la verdad y la justicia tiene enormes desafíos. En los llamados largos años de la transición se han vivido otros momentos difíciles. Intentos de impunidad han existido una y otra vez. Pero la fuerza ética de las demandas de verdad y justicia han logrado sobreponerse a las dificultades. La unidad y la voluntad de actuar conjuntamente aparece como una necesidad.

La historia no se repite de igual manera, pero nn las luchas por derechos sociales colectivos y los obstáculos que enfrentan para su concreción real, las memorias colectivas y populares reaparecen para obtener las lecciones, los aciertos y los errores de las luchas pasadas.

Agosto 2018