CUENTAS NACIONALES EN PANDEMIA

El Banco Central a mediados de mayo dio a conocer las Cuentas Nacionales del primer trimestre, las cuales muestran la evolución de la economía después de la caída de 5,8_experimentada el 2020. En enero-marzo se registró un crecimiento de 0,3% en doce meses, lo cual sirve para apreciar cómo empezó a desenvolverse la actividad en el año 2021. En términos desestacionalizados, calculado respecto al trimestre anterior, la actividad creció en 4,1%. En el lapso analizado se puso fin a algunas medidas de confinamiento, las cuales volvieron a incrementarse al finalizar el trimestre. La pandemia sigue siendo un actor a tener necesariamente en cuenta.

Por ello, en la actividad económica nacional siguieron presentes las repercusiones de decisiones adoptadas para detener la propagación de la pandemia. Lo mismo aconteció a nivel global. En el primer trimestre incluso la tercera economía mundial por la magnitud de su producto, Japón, volvió a entrar en recesión causada por una nueva oleada del coronavirus, la cual condujo a adoptar medidas restrictivas en nueve prefecturas, incluidas Tokio y Osaka. En el primer semestre de 2020, durante la primera ola ya había estado en recesión. El proceso de vacunación nipona ha sido extraordinariamente débil.

Ello cuando los contagios a nivel mundial, como han advertido la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y su economista jefa Gita Gopinath, han aumentado y “la recuperación económica está divergiendo peligrosamente. Y las disparidades aumentan más entre los países ricos, que tienen amplio acceso a vacunas y tratamientos, y los pobres que todavía pugnan por inocular a los trabajadores sanitarios que están en primera línea”. El FMI propone impulsar un plan para que al finalizar 2021 un 40% de la población mundial esté vacunada y el 60% restante lo haga durante 2022. Para lograrlo estiman se precisa de financiamiento el cual cifran en US$50.000 millones: US$35.000 millones en donaciones a fondo perdido y US$15.000 millones en préstamos.

De allí el llamamiento del Fondo a los países ricos para que se efectúen aportes hasta US$50.000 millones, teniendo presente que este plan global y no solo nacional conducirá a un final más rápido de la crisis sanitaria y, por tanto, una recuperación más rápida de la actividad económica. “Salvar vidas y al sustento de las personas -subrayan las destacadas personeras del Fondo- no necesitaría de mayor justificación (…), pero las propias economías avanzadas, que son las que probablemente tendrán que hacer un esfuerzo mayor también serán las que obtengan un retorno mayor, capturando el 40% de las ganancias del PIB que se producirían y casi un billón de dólares en ingresos fiscales adicionales”.

Como se transformó en el país habitual desde que se empezaron a producir los retiros del 10% de los fondos de pensiones, junto con los incrementos en los mecanismos de ayuda fiscal, el sector de más crecimiento en el país fue el comercio, que lo hizo en 18,3%. En particular se produjo un gran aumento en la adquisición de bienes durables, de 48,6% (computadores, productos electrónicos y automóviles). También, como ha sido repetitivo durante la pandemia el sector de servicio entregó cifras en rojo. El transporte igualmente se redujo en 6,1%. El retiro del 10% constituye un estímulo en el nivel de actividad, además de constituir un factor redistributivo.

La demanda interna aumentó un 6,7%. El consumo de los hogares creció en 4,9% y la formación bruta de capital fijo tuvo un incremento de apenas 0,7%. La maquinaria y equipos lo hicieron en 21,5%, pero la construcción y otras obras se contrajeron en 10,2%, debido a las mayores restricciones. El consumo del gobierno lo hizo en 3,1%. En el trimestre la demanda externa neta fue negativa debido al fuerte aumento de las importaciones en 17%, ante todo en equipos y maquinarias, mientras las exportaciones disminuyeron un 5,1%, afectando el nivel de crecimiento.

Un factor positivo en la evolución del primer trimestre se produjo por el alza de las cotizaciones del cobre, que aumentaron a US$4 la libra. Ello condujo a un incremento en los términos de intercambio, la relación promedio entre los precios de importaciones y exportaciones, como aconteció en numerosos países exportadores de materia primas de América del Sur, debido al crecimiento experimentado por ellas1. Esta evolución impactó en el ingreso nacional bruto disponible real, que se calcula a partir del PIB real modificándolo por las variaciones que experimentan las transferencias corrientes y los términos de intercambio. Las transferencias son negativas dado el alto número de inmigrantes incorporados al país en los últimos años, que remesan recursos a sus países, pero los términos de intercambio aumentaron en un 4,3%. Esta evolución favorable impacta en la actividad económica interna.

Con posterioridad a la publicación de las Cuentas Nacionales, Cochilco informó de la actualización en las estimaciones de evolución en la cotización del cobre. Proyectó que serán en promedio durante el año de US$4,30 la libra, cantidad un dólar superior a la proyección efectuada en enero. Lo fundamentó, ante todo, en el déficit a producirse de cobre refinado en el corto plazo, la reducción de inventarios en la bolsa de metales y en el incremento de actividades especulativas. “Para lo que resta de 2021 -puntualizó Marco Riveros, su vicepresidente ejecutivo- el escenario macroeconómico de las principales economías consumidoras de cobre se presenta positivo para la demanda del metal, la depreciación del dólar se consolidó a la baja (…) y las políticas fiscales y monetarias expansivas”. Al 20 de mayo, cuando cotizó en US$4,57 la libra, el promedio en el año alcanzaba a US$4,04 la libra.

Ante el alza de las cotizaciones de materias primas como el cobre y el hierro, China, su mayor adquirente a nivel global, anunció que fortalecerá el examinar tanto la demanda como la oferta para impedir aumentos “no razonables”, entre ellos ajustará su aprovisionamiento de productos básicos y controlará aquellas operaciones que hacen subir los precios. Ya en febrero para detener el alza de las cotizaciones suspendió durante algunas semanas la compra de minerales.

Por su parte, los “Temas Económicos” de El Mercurio editorializó pronunciándose abiertamente contra las propuestas efectuadas por amplios sectores, en iniciativa encabezada por la presidenta del Senado, Yasna Provoste, de mínimos comunes. “La mínima conciencia de que los recursos son siempre escasos -destacó en su argumentación-, principio económico básico, parece presidir la conducta de numerosos parlamentarios, dirigentes de partido, candidatos e incluso autoridades de gobierno. Es tal vez esta -agregó- una situación circunstancial, pero de persistir puede generar efectos desastrosos. Por de pronto, aunque Chile lleva décadas sin sufrir las nefastas consecuencias de la irresponsabilidad fiscal, alarma la similitud de nuestro actual debate presupuestario con lo que se observa en otros países de la región (…)”.

La demanda de una renta básica universal, la cual a lo menos transitoriamente aminore las duras condiciones en las que se desenvuelven amplios sectores de la población, se hizo más evidente su necesidad después de los resultados de las elecciones del 15 y 16 de mayo. Sin embargo, el Ejecutivo volvió a postergar el envío de sus proyectos al Congreso para posibilitar su discusión, como ya lo había hecho antes de las elecciones. Una de las razones expuestas en el debate interno de la coalición de gobierno para explicar su baja votación fue que llegaron tarde a las medidas de ayudas a otorgar frente a los efectos sociales negativos de la pandemia.

Planteando además la existencia de restricciones fiscales, cuando hay evidencia de que existen recursos a los cuales se puede recurrir, como los excedentes originados por el mayor precio del cobre, con relación a los montos previstos en el presupuesto fiscal, o los recursos sin utilizar del Tesoro Público, entre ellos los fondos soberanos existentes en el exterior, o proceder a poner fin a exenciones tributarias. En ningún caso, el royalty minero, que constituiría un avance estructural que generaría recursos permanentes y no generaría fondos muy rápidamente, como se requiere para la renta básica.

Hugo Fazio
Mayo 2021