CHILE:CORONAVIRUS, EVOLUCIÓN Y EXPECTATIVAS

Bitácora 2 (19/04/2020)

Repasemos la experiencia China. Mascarilla obligatoria para todo el mundo, confinamiento estricto y cuarentena en centros designados para los casos leves, sospechosos o en contacto con enfermos. Es la recomendación de los médicos chinos que han logrado poner bajo control al coronavirus en la ciudad de Wuhan, el foco original de la pandemia. No llevar mascarilla en los países afectados por la pandemia “no es una diferencia cultural; es una estupidez”, asegura el doctor Wang Xinghuan, que dirige el hospital Leishenshan, uno de los dos construidos en apenas diez días en Wuhan en pleno estallido de la epidemia.

El director del centro, que encabeza también el hospital Zhongshan -una de las puntas de lanza contra el coronavirus durante la epidemia en Wuhan- se mostró tajante sobre las medidas que considera fundamentales para derrotar al patógeno.

La primera, el uso de mascarillas entre toda la población, “medida muy importante para la salud de todo el mundo. No llevarla es estúpido. Una manera fundamental de protegerse a uno mismo y los demás”. Hasta tal punto, subraya, que “si no se lleva mascarilla, no se puede controlar la infección”.

Lo anterior no era una prerrogativa de la estrategia chilena. “Es indispensable sólo para el personal sanitario”, era la segura respuesta del Ministerio de Salud. Recién a partir del viernes 17 de abril se instruye sobre el uso obligatorio de mascarillas en el transporte público, aunque no es obligatorio para los desplazamientos en la calle (salvo excepciones impuestas por algunos alcaldes en sus comunas). Sin embargo, una parte considerable de la población (incluso en comunas sin cuarentena) incorporó este elemento a su quehacer diario. Se diría que la población fue influenciando a las autoridades de algo que parecía propio del sentido común.

La segunda medida adoptada por las autoridades chinas fueron las cuarentenas para los casos sospechosos o leves en centros designados y lejos del núcleo familiar, junto a un confinamiento estricto. Si estas personas permanecen en sus hogares “infectarán a muchos miembros de la unidad familiar. La cuarentena en casa no funciona”, de acuerdo a la experiencia vivida en Wuhan, subraya Wang. En las primeras semanas, y hasta que se decretó el confinamiento estricto de todos los ciudadanos y se instalaron a los casos sospechosos y contactos de los contagiados en centros y hoteles de cuarentena, los contagios se dispararon entre los miembros de las unidades familiares. “Si no cortamos las raíces de la transmisión, los contagios van a crecer; si no aislamos a los infectados, no vamos a contener el virus”, insiste Wang.

En el caso chileno, específicamente en la Región Metropolitana (concentra el 53% de los contagios nacionales) se instauraron las cuarentenas recién a partir del viernes 27 de marzo en las siete comunas que presentaban mayor cantidad de casos positivos: Lo Barnechea, Las Condes, Vitacura, Providencia, Ñuñoa, Santiago Centro e Independencia. Luego se plegarían las cuarentenas sobre los focos en regiones: Temuco, Osorno y Punta Arenas, entre otras.

El Ministerio de Salud chileno no ha seguido las estrictas pautas de China, sino que ha ido rotando las zonas de cuarentena según la evolución dinámica de casos positivos. Esta estrategia fue adoptada por Corea del Sur, Hong Kong y Singapur. Su lógica descansa en aplanar la curva de contagios para no saturar los hospitales (UCIs, ventiladores mecánicos). “Hay que convivir con el virus por largo tiempo”, plantea el ministro del ramo, y agrega que la población debe ir contagiándose en forma gradual (es inevitable antes de encontrar una vacuna) para ir adquiriendo inmunidad ante el coronavirus (inmunidad de rebaño).

La estrategia chilena difiere de la china, esta última no considera el contagio masivo y, por ende, no busca el “contagio de rebaño”. China apuesta por encontrar una cura (o vacuna) en un plazo razonable, en cambio las autoridades chilenas no lo ven factible en el corto plazo.

La estrategia del Ministerio de Salud parece del agrado de los economistas, en la medida que busca minimizar el impacto en la economía dado las consecuencias sociales que conlleva. Quienes están en cuarentena están confinados en sus casas y ven peligrar sus ingresos y empleos, aunque existen importantes rubros que han detenido su funcionamiento a lo largo del territorio (malls, restoranes), impactando severamente a la economía. Situación económica y mediadas adoptadas que requieren ser evaluadas.

En el análisis comparativo, durante las tres semanas de cuarentena, el Ministerio de Salud no le dio importancia al uso de mascarillas en lugares públicos, a contramano de la experiencia internacional.

La tercera medida contra la Covid-19 por parte de las autoridades chinas es un uso abundante de las pruebas para detectar el coronavirus. “Hacen falta muchas para detectar a los enfermos y a los asintomáticos, o a quienes haya que aislar fuera del domicilio particular para que no contagien a otros”, postula Wang.

En este último punto, la estrategia chilena ha seguido al pie de la letra las recomendaciones chinas. Chile no tiene la capacidad de hacer test masivos como Estados Unidos, Corea del Sur o Alemania, pero dadas las restricciones presupuestarias, es el país que más pruebas hace (por cada cien mil habitantes) dentro del concierto latinoamericano. En la última semana se han estado realizando sobre los 6.000 test diarios.

Lo que se está haciendo va en la dirección de lo que recomiendan especialistas de otros países. En Chile, con nuestro nivel de ingreso medio, no se puede hacer un encierro total, porque los costos económicos serían muy pronunciados, especialmente en los grupos de más bajos ingresos que tienen dificultades para acceder a las redes de protección y enorme precariedad laboral. Entonces, se optó primero por suspender las clases, después cierre de fronteras y luego con las cuarentenas focalizadas. Eso es lo que han estado haciendo Corea del Sur, Hong Kong y Singapur. Además, el gobierno ha ido ampliando la capacidad para hacer testeos, lo que es fundamental para identificar a los contagiados.

Ad portas de completar un mes con instructivos de salud para la población y considerando solo las cifras entregadas oficialmente, el resultado chileno, parece encaminado, en tanto los casos diarios de contagios se mantienen en el rango de los 400 y 500 resultados positivos y las muertes alcanzan los 11 fallecidos diarios. Hasta hace dos semanas el número de contagiados se duplicaba cada 9 días, en tanto esta próxima semana terminará duplicándose en 15 días, claramente una señal de que la curva se ha ido aplanando.

Las unidades de tratamiento intensivo (UCIs) han sido suficientes para absorber esta primera oleada de contagios y los nuevos ventiladores mecánicos (adquiridos y donados) han estado arribando al país, aunque no con la velocidad esperada. No obstante, hasta el momento se encuentran disponibles 588 equipos, en caso de que los pacientes críticos se incrementaran bruscamente por la llegada del invierno.

A la fecha (domingo 19 de abril) se contabilizan alrededor de 10.500 casos positivos de Covid-19, lamentando los 139 fallecidos en todo el territorio nacional.

Claro que nada está asegurado aún. Aún no estamos en el peak de contagios proyectados y todos sabemos que la cercanía del invierno pone en tensión la capacidad hospitalaria. Respecto a los ventiladores mecánicos, el Ministerio de Salud ha polemizado y ensombreciendo la situación respecto a la verdad. Diversos actores reclaman mayor conocimiento y detalle en las cifras y se cuestiona el que se insinúe el levantamiento de medidas con la finalidad de favorecer procesos económicos y que significan riesgos innecesarios en un ambiente de incertidumbre. Más aún, cuando la crisis sanitaria ha dejado en evidencia las enormes desigualdades sociales y que las consecuencias de la alerta sanitaria no hará más que profundizar. Desigualdad social que se encuentra en la raíz del proceso de movilización iniciados a mediados de octubre del 2019.