En su última reunión de política monetaria de 2022, el Consejo del Banco Central determinó mantener inmodificada su tasa de interés de política monetaria (TPM); en 11,25%, poniendo fin a un proceso reiterado seguido de su incremento. La mantención de la tasa por último vez se había dado en junio de 2021, siendo presidente del instituto emisor el actual ministro de Hacienda, Mario Marcel, en 0,5% nominal anual, cuando ya se iniciaba el proceso alcista de los precios. Hasta entonces reiteradamente el Banco Central repetía que su autonomía era lo que posibilitaba una inflación reducida. Desde entonces, la tasa, se aumentó en 10,75%.
“La política monetaria -fundamentó el Banco Central- ha hecho un ajuste significativo y está propiciando la resolución de los desequilibrios presentes en la economía. No obstante, la inflación sigue siendo muy elevada y la convergencia a la meta de 3% aún está sujeta a riesgos. El Consejo -concluyó- mantendrá la TPM en 11,25% hasta que el estado de la macroeconomía indique que dicho proceso se ha consolidado”. La inflación si bien había descendido en los últimos meses, del nivel máximo alcanzado de 14,1% en agosto a 13,7% en septiembre y 12,8% en octubre, continuaba siendo de dos dígitos y a la fecha de la resolución del Consejo superaba en poco menos de cuatro veces la meta perseguida por el Banco Central de 3%. Luego en noviembre aumentó a 13,3%. “Los bancos centrales de las economías desarrollados -constató- han seguido aumentando sus tasas de referencia y las expectativas de mercado anticipan que su ajuste monetario será prolongado. Las perspectivas de la economía mundial para 2023 siguen apuntando a la baja”
En su comunicado el Consejo hizo referencia al mayor apetito por riesgo en los mercados financieros globales, eso sí con un alto nivel de volatilidad. Debido a ello, se produce una reducción en las tasas de interés de largo plazo, los mercados bursátiles aumentaron y el dólar se depreció a nivel global. Las cotizaciones de las materias primas han tenido movimientos mixtos, con un precio del cobre que subió un 7% desde su anterior reunión, ubicándose en US$3,80 la libra y el barril de petróleo Brent en US$80. El tipo de cambio en el país se apreció un 5% desde la última reunión y el IPSA acumuló ganancias. Todo ello en un contexto en que las tasas de interés por préstamos siguen elevadas.
La coyuntura económica nacional está enfrentada a dos fenómenos negativos: el proceso recesivo y la alta inflación. En este contexto, la política monetaria del Banco Central explícitamente se pronunció por transformar la recesión en la vía para superar la inflación. En el informe de política monetaria de diciembre (IPoM), dado a conocer inmediatamente después del de mantención de la tasa de interés, lo declaró explícitamente. “La convergencia inflacionaria – señaló el IPoM- sigue descansando en que la economía continuará ajustándose. En el escenario central -añadió- se sigue proyectando que la actividad tendrá varios trimestres de contracción. Con esto, la brecha de actividad se tornará negativa hacia inicios de 2023, manteniéndose en estos valores hasta fines del horizonte de política, lo que es necesario para la convergencia de la inflación a la meta”.
La persistencia de la TPM es mantener vigente un mecanismo contractivo, que debilita la demanda interna, en un contexto en que los niveles de actividad se encuentran en un proceso descendente. La estimación del IPoM para 2023 es que el PIB. descenderá entre 1,75% y 0,75%, superior a lo previsto en su reunión anterior cuando lo estimó entre -1,5% y -0,5%; la demanda interna lo hará en -5,3%, con una baja en la formación bruta de capital fijo (sin variación de existencias) de -5% y del consumo privado en -5,9%. “Es evidente -enfatizó- que la tarea está inconclusa y aún nos esperan días difíciles. La inflación sigue en niveles muy elevados y sus efectos se hacen sentir con rigor en los hogares. Reducirla es una labor en la que no podemos claudicar”
El último IPoM del año, entregado solo dos semanas antes que finalicemos, proyectó el crecimiento de 2022 en 2,4%, con un incremento de la demanda interna de 2,5%, del consumo privado de 2,7% y de la formación bruta de capital fijo, sin variación de existencias, de 2,9%. El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos cerrará el año estimó en un 6,7% del PIB.
El deterioro de la economía global condujo a que las exportaciones del país descendiesen en noviembre en 8,4% con relación al mismo mes de 2021, experimentando su mayor caída en 33 meses, al alcanzar solo a US$7.813 millones. Las exportaciones de cobre se redujeron un 27%, lo cual fue amortiguado parcialmente por el incremento en las de litio de 58,3%. Las agrícolas también se contrajeron en 11% y las de bienes industriales subieron en 2%. En la reducción de las exportaciones tuvo una incidencia muy importante la baja en las importaciones efectuadas por China, que se contrajeron en su nivel más elevado en al menos dos años y medio. En el acumulado hasta ese momento del año el monto de las exportaciones del país fue de US$88.597 millones.
“El escenario externo -manifestó la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, en su exposición del IPoM- se ha transformado en una fuente importante de preocupación y no es posible descartar cuentas que lleven a una disrupción relevante de las condiciones financieras y a un deterioro abrupto del impulso externo”. En las estimaciones para 2023 efectuadas por el Banco Central, EEUU experimentaría una contracción de 0,1% y la eurozona de 0,4%. En cuanto a China considera que se ha ido consolidando la visión de un menor crecimiento potencial debido a las dificultades del sector inmobiliario, la incertidumbre sobre la continuidad de la política de covid cero y las repercusiones que en su economía tiene el debilitamiento de la demanda global.
El curso negativo de la demanda interna en 2023 es un reflejo, se señaló en el IPoM, “de un mercado laboral que ha perdido fuerza, expectativas de hogares y empresas en niveles pesimistas, un tipo de cambio real elevado y condiciones financieras más restrictivas para todo tipo de créditos”. Recalcó que las perspectivas para la inversión “siguen siendo débiles”, citando para ejemplificarlo el último catastro de la Corporación de Bienes de Capital, el cual muestra montos de inversión a la baja durante el lapso 2022-2025. En 2022, además, la ocupación total y la fuerza de trabajo mostraron un bajo dinamismo. En las cifras más recientes, llama la atención que la reducción en el empleo formal fue compensada numéricamente por el aumento registrado en el informal.
El IPoM también constató una caída en el consumo privado, una de cuyas manifestaciones ha sido la reducción en la comercialización de bienes durables. ”El consumo privado -señaló- continúa ajustándose. Resalta -añadió- la nueva disminución de la parte de bienes durables, que ha deshecho una parte relevante de la excesiva alza que mostró en la segunda mitad de 2021”. En los diez primeros meses de 2022, sus ventas cayeron más del 23% en volumen y el 27% en valor. Si en ese lapso de 2021 se comercializaron 33 millones de artículos, en 2022 fueron 25,1 millones, Las ventas disminuyeron de cerca de US$4.457 millones a US$3.309 millones.
La caída de los niveles de actividad y la inflación han provocado una sostenida reducción de los salarios reales. El índice nominal de incremento en doce meses de los salarios del INE en octubre fue de 10,9%., pero como el aumento de los precios en dicho mes fue de 12,8%, las remuneraciones reales cayeron nuevamente en 1,9%. Fue la décima tercera reducción consecutiva que experimenta. En los diez primeros meses del año la pérdida promedio registrada fue de 2,4%. Según el informe del INE hay tres sectores que lograron en octubre aumentos reales: la minería con un alza nominal de 17,2%, actividades artísticas y recreativas 17,1% y alojamiento y servicios de comidas 13,1%. En cambio, la administración pública es la que registró la mayor pérdida, al tener un incremento nominal de solo 6%.
En los precios de las materias primas, muy importantes en el caso de Chile por la alta incidencia que tienen en la variación de los términos de intercambio, las estimaciones del IPoM no son favorables. Para la cotización del cobre, fundamental en las exportaciones, considera que se reducirán como promedio anual a US$3,45 la libra, mientras que la del petróleo, con fuerte incidencia en las importaciones, se mantendría en niveles cercanos a los US$3,80 el barril.
El IPoM prevé una inflación promedio anual en 2023 de 6,60% y un cierre en 2022 de 12,2%, que se ve difícil de obtener dado que la inflación de noviembre rebotó al alza marcando un 13,3%, superando la UF la barrera de los 35.000 puntos el 22 de diciembre. El aumento de la UF conduce automáticamente al incremento de todos los precios que se encuestan indexados a ella, entre los cuales se encuentran los arriendos, dividendos y préstamos. Con relación al mes anterior el IPC aumentó en 1%. De las doce divisiones en que el INE divide el incremento general en diez subieron los precios. Las dos divisiones que experimentaron los mayores incrementos repercuten con particular fuerza reduciendo el consumo de un gran porcentaje de la población. La de alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó en el mes un 1,7% y la de transportes en 1,3%. Ello incrementa todavía más la regresividad del incremento en los precios.
El Banco Central modificó a la baja el crecimiento tendencial del PIB no minero, para el lapso 2023-2032, que es la capacidad productiva de un país, en ausencia de perturbaciones en la productividad y de evolución normal de los factores productivos, sin presionar sobre la inflación. “En línea con la proyección de junio de 2021 -detalló- se estima una trayectoria descendente del crecimiento tendencial del PIB no minero para los próximos años. Con esto -añadió-, en el período 2023-2032 el crecimiento tendencial promedio del PIB no minero será de 2,2%”. La estimación anterior era de. 2,9%. El incremento tendencial del PIB general lo fijó en 2,1%.
La disminución la fundamentó en tres razones. La primera, debido a que en los próximos dos años, el impulso al crecimiento tendencial de la recuperación laboral de los factores rezagados será menor a la de 2021 y 2022. El segundo a que el crecimiento del stock de capital se considera decreciente en el tiempo. Y el tercero a que las horas trabajadas van reduciéndose para converger con los promedios de la OCDE, lo que implicaría un factor descendente del trabajo al crecimiento tendencial. Esto, considerando siempre un bajo incremento de la productividad, cuyo nivel constituye uno de los problemas de fondo de la economía nacional a resolver.
Hugo Fazio
Diciembre 2022