¿BANCO CENTRAL GARANTÍA DE BAJA INFLACIÓN?

Desde que se desató en el país el proceso inflacionario, que hasta ahora tiene su momento más elevado en marzo donde alcanzó el IPC a 9,4% en doce meses, se dejó de escuchar la recurrente afirmación de que la autonomía del Banco Central había permitido la mantención de un nivel de precios bajos en el país. Es verdad, el periodo de la tasa de inflación reducida en Chile básicamente coincidió con lo acontecido a nivel global, en un período prolongado. Pues bien, ahora nos encontramos con que después de los dos últimos informes de políticas monetarias (IPoM) del Banco Central, en diciembre de 2021, cuando era presidido por Mario Marcel, y en marzo de 2022 cuando la presidenta ya era Rosanna Costa, el propio Consejo o sus integrantes han reconocido públicamente, que sus escenarios base y particularmente las proyecciones en materia de inflación no se correspondían con la realidad. 

En relación al de diciembre la afirmación reconociendo que los hechos eran diferentes lo efectuó Rosanna Costa poco después de asumir, afirmando que la realidad distinta conduciría a que se tuviesen que aplicar un incremento en la tasa de interés de política monetaria (TPM) superior a la que estaba prevista. Ello se confirmó cuando a fines de marzo, la reunión de política monetaria la elevó a 7% nominal anual. Con el IPoM entregado luego de esta reunión, ocurrió que transcurridos apenas un par de semanas dos de los integrantes de su Consejo, Alberto Naudon y Luis Felipe Céspedes expresaran sus ̈sorpresas ̈ por el IPC entregado por el INE. Claramente el escenario central del IPoM no tuvo en cuenta señales que ya estaban presentes al finalizar el mes. 

Estas señales no eran pocas. La FAO había informado ya que, en febrero, en relación al mismo mes del año anterior, los precios de los alimentos habían aumentado en 20,1%% a nivel global. Además, en el país ya se reflejaba claramente una oleada en general alcista de los precios. El informe de la FAO del mes de marzo, entregado los primeros días de abril, fue aún más impactante. Señaló que del elevado nivel alcanzado en los precios de los alimentos ̈no existían registros al mismo nivel”. Destacando que el incremento tuvo lugar con particular fuerza en cereales y aceites vegetales. El aumento en marzo, con relación al de febrero, fue de 12,6% y el de los cereales de 17,1%, sobre todo empujado por el trigo. Ello influido fuertemente por el conflicto bélico en Europa del este. 

El IPC desestacionalizado del país en marzo, de 1,9%, fue el segundo más elevado de la región después del de Argentina, que alcanzó a 6,7%. Fue un mes en que el de Venezuela ya había descendido, alcanzando a 1,4%. El tercero fue el de Brasil con 1,6%. 

“La inflación de marzo fue alta -señaló el consejero Alberto Naudon- y significativamente mayor que nuestra proyección. En un contexto como el actual, es sin duda, algo preocupante. Por ahora, sabemos -agregó- que la sorpresa de inflación está muy concentrada en la parte no subyacente, es decir, en aquellos ítems que tienen menor persistencia y mayor volatilidad. Desde una perspectiva sectorial -agregó- ha sido el precio de los alimentos los que mayormente explican esta sorpresa. Tenemos -estimó- una convergencia a la inflación (de 3% buscada por el Banco Central) que va a tomar tiempo, y muy probablemente algo más de lo que pensábamos después de este último dato de inflación” 

Naudon considera un hecho positivo el proceso de desaceleración económico en curso “(…) necesitamos -manifestó textualmente- que la economía crezca poco algunos trimestres para desarmar de manera rápida esos desequilibrios que están generando el panorama inflacionario en que estamos insertos”.  Igualmente espera que la paridad cambiaria, entregada por el Banco Central absolutamente a la evolución del mercado, vaya “convergiendo gradualmente hacia niveles más cercano a sus valores de equilibrio”. 

“El registró de marzo -señaló por su parte Luis Felipe Céspedes- fue significativamente mayor al que esperábamos. Esta sorpresa inflacionaria -añadió- se concentra en el componente alimentos, volátiles y no volátiles, y en el resto de los componentes volátiles”. Es decir, en el sector de energía. “El registro inflacionario de marzo -puntualizó- eleva la trayectoria de inflación esperada para los próximos meses respecto de la trayectoria delineada en el IPoM. Su impacto en la persistencia inflacionaria será el factor clave para la política monetaria. Una mayor persistencia inflacionaria requeriría una trayectoria para la Tasa de Política Monetaria superior a la contemplada”. 

El estallido de la inflación constituyó una sorpresa a nivel mundial. Así lo constató el director del Banco de Pagos Internacional (BPI), Agustín Carstens. Señalando que su retorno fue casi universalmente inesperado, incluso para el BPI. La inflación terminó en 2021 cinco puntos porcentuales encima de lo que los pronósticos esperaban a principios de ese año en EEUU y cuatro puntos porcentuales en la zona del euro. Los pronósticos suelen ser erróneos, afirmó Carstens, pero los errores del año pasado “fueron mucho más allá de lo que muchos consideraban plausible”. 

Desde luego, no es lo mismo la “sorpresa” frente a un acontecimiento inesperado que prever la dirección más probable a tomar en el futuro cuando muchos antecedentes se tienen a la vista. Una segunda característica del proceso inflacionario, según del director del DPI, es ser global, abarcando tanto a países avanzados como emergentes. Además, no es solo una consecuencia añade, de las alzas en el sector energético, sino se extiende ampliamente. Por tanto, afirma, la inflación en EEUU el 2021 no fue determinada solo por las políticas de estímulo económico desplegadas, que deben explicar uno o dos puntos del incremento, sino inciden también factores globales. 

“Tenemos que estar abiertos a la posibilidad -señala Carstens- de que el entorno inflacionario está cambiando fundamentalmente. El foco que utilizamos para enfrentar la evolución económica desde la década de 1990 -agregó- puede que ello ya no sea el más adecuado”1 ¿El Banco Central de Chile se ha planteado este tipo de interrogantes? 

El tema más importante que se plantea a la consideración de los bancos centrales concluye el director del BPI, es si estamos pasando de un entorno de baja inflación a un entorno de alta inflación. La Reserva Federal de EEUU no lo cree así, citando unas expectativas de inflación de largo plazo que consideran estables. El BPI, sin embargo, ve algunas señales preocupantes de avances en los precios en un sector que se está extendiendo cada vez más a otros. Y después de varias décadas en los que la influencia de los precios de los salarios disminuían en forma constante, ahora están aumentando. Si la mentalidad del público sobre la inflación ha cambiado, subraya, también debe hacerlo la de los bancos centrales”. 

Marzo fue un mes en que continuó el proceso inflacionario global. La de EEUU – que Carstens considera es un componente clave en el inicio del curso inflacionario global- se elevó en doce meses a 8,5%, su nivel más acentuado se cuatro décadas. El crecimiento más violento se registró en energía con un salto de 82%, mientras los alimentos aumentaban un 8,8%. En relación al mes anterior, el incremento fue de 1,2%, siendo el factor impulsor principal la violenta alza en el precio de las gasolinas de 18,3%, la cual mantuvo un nivel récord incluso en los momentos de descenso en la cotización del petróleo. Los esfuerzos de la Casa Blanca de reducirla mediante el ingreso al mercado de millones de barriles de las reservas estratégicas no ha dado el resultado buscado. También experimentaron aumentos importantes los alimentos y alquileres. La inflación subyacente anualizada, que elimina los alimentos y energía, tuvo, eso sí un aumento menor al esperado, llegando a 6,5%. En la Fed se considera que el próximo incremento proyectado de su tasa de interés debe ser de 0,5 puntos base. La primera alza fue de solo 0,25 puntos base. 

El 15 de abril, Joe Biden, que ha transformado hasta ahora sin éxito detener el alza de las gasolinas como uno de sus principales objetivos políticos, anunció que se procedería inmediatamente a entregar a la explotación en terrenos federales usando la técnica de fractura hidráulica con vista a obtener gas y petróleo. Al asumir, en enero de 2021, una de las primeras medidas que adoptó fue dejar sin efecto decretos que autorizaban este tipo de explotaciones, por los daños medioambientales que produce. 

En la Eurozona, en marzo la tasa de inflación aumentó a 7,5% en doce meses. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, explicó el incremento por “el conflicto (bélico) y las incertidumbres asociadas”. Los precios de las materias primas y la energía han subido. Se informó que la compra de activos netos en el mercado financiero finalizará en el tercer trimestre, adquiriendo €30.000 millones en abril y €20.000 en mayo, terminando al finalizar el año con las tasas de interés negativas, “Europa -subrayó- es diferente a EEUU y el Reino Unido y el BCE también”, donde ya incrementaron las tasas. de interés de política monetaria. 

Por su parte, la economía mundial debido a la guerra se desaceleró. Así lo anticipó la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, en declaraciones previas a las asambleas semestrales del organismo que dirige y del Banco Mundial. Ya antes del conflicto bélico, a comienzos de año, debido a los impactos de la variante Ómicron, había reducido el crecimiento global a 4,4%. “Desde entonces – manifestó- las perspectivas se han deteriorado en forma sustancial, en gran medida por la guerra y sus repercusiones En términos económicos, el crecimiento ha disminuido y la inflación ha aumentado. En términos humanos, los ingresos de la gente han disminuido y las dificultades han aumentado. En pocas palabras enfrentamos una crisis encima de otra crisis. El impacto de la guerra en Ucrania -añadió- degradará las proyecciones de crecimiento de 143 países que representan el 86% del PIB mundial”, aunque la mayoría de ellos mantendrán cifras positivos. 

El aumento en la cotización de las materias primas también se expresa en el cobre, el principal rubro de exportación del país. Por ello, la Comisión Chilena del Cobre, en su Informe de Tendencias del Mercado, correspondiente al primer trimestre, elevó la estimación realizada en enero de US$3,95 la libra promedio durante el año a US$4,40 la libra, lo cual superaría el récord alcanzado en 2021, cuando promedió US$4,226 la libra. “(…) se prevé -señaló Victor Garay, coordinador de Mercado Minero de Cochilco- que el precio del cobre mantendrá un sesgo al alza, particularmente este año, no obstante, las señales de debilidad de la demanda de China, el principal consumidor de cobre”. La ministra de Minería, Marcela Hernando, advirtió que no todo el incremento promedio se traduciría en ingresos fiscales, dado que paralelamente hubo muchos aumentos de costos, por ejemplo, en transporte marítimo, combustibles o insumos mineros en general.