Comentario Aníbal Ricci
Bleu, 1993, dirigida por Krzysztof Kieślowski
Patrice es un afamado compositor. El auto se estrella contra un árbol y mueren él y su hija. Sobrevive Julie, su joven esposa. Las primeras escenas transcurren en el hospital durante su recuperación. Los planos se tiñen de azul ante la música que brota de su mente.
De regreso, ella convendrá con el abogado para que venda la casa y deposite el dinero en una cuenta. Quiere dejar atrás su historia y olvidarse de la periodista insinuando que Julie es la verdadera compositora del Concierto para la unificación europea, que le habían encargado a su marido.
Antes de retornar a casa, Julie ha hecho retirar todos los muebles, incluso los del cuarto azul. En los ojos de ella se reflejan los cristales de la lámpara del mismo color. Julie llamará por teléfono a Olivier, el ayudante de Patrice y hará el amor con él para luego ocultarse en el anonimato de otro barrio de París.
Olivier siempre estuvo enamorado de Julie, en secreto, pero ella no quiere experimentar emociones que la atan al pasado. Tampoco pretende enamorarse de nuevo, todo le resulta tan doloroso.
Alquila un departamento en un tercer piso y no se atreve a confraternizar con los vecinos. Desde un café observa a una anciana encorvada, pero su tristeza la aísla y la viejita debe depositar la botella a duras penas en un contenedor.
Julie en su desconsuelo no podría ayudar a nadie, pero tampoco firmará el consentimiento para que desalojen a la vecina del piso de abajo. Julie está indefensa, incapaz de matar a una rata y sus crías. Olivier dará con su paradero, aunque observa que ella desea seguir como ermitaña.
A lo largo de la película se oyen fragmentos de la partitura que Julie aloja en su cabeza. Esas notas le recuerdan todo lo que ha perdido. En las escaleras de su nueva morada vuelven a surgir destellos azules que se confunden con esas notas.
El agua azul de una piscina va sanando sus heridas durante las noches. La pena de Julie es profunda, la criada se dio cuenta de su incapacidad para llorar antes de abandonar su antiguo hogar. Ahora en su nuevo apartamento, Lucille está muy agradecida de que no haya firmado la petición de expulsión. La vecina la ve acongojada y la sigue a la piscina, cree que Julie está llorando, aunque sólo es agua que resbala por su rostro. Será esa vecina la que finalmente se hará cargo de las ratas.
Lucille necesitará consuelo en el futuro y le pide que acuda a una dirección. Julie entra en un burdel y la vecina está agradecida, pero confiesa que le gusta su trabajo.
“Libertad”, color azul de la bandera de Francia, según Kieślowski. Seres a la deriva, se encuentran solos como la viejita encorvada. Otro es el muchacho que acudió a socorrerla durante el accidente. Lucille estaba asustada, debido a que su padre había aparecido en el burdel, otro ser solitario. La madre de Julie vive en un asilo y no la reconoce, pareciera que la vida fuera puro sufrimiento.
Pero Olivier le tiende una trampa por la televisión diciendo que terminará el trabajo de Patrice, aun cuando sabe que la música le pertenece a Julie. Ella ha ido entablando pequeños lazos con esos seres errantes y ante la decisión de Olivier de terminar la partitura, ella complementará los vacíos. Se entera que su marido tenía una amante, a la que enfrenta en un café a la salida de tribunales. En ese estrado, Julie se cruzará casualmente con los personajes de Blanc (1994), ventana a la segunda cinta de la trilogía de los tres colores, tal como el espectador deberá estar atento al destino de la viejita encorvada a través de estas tres películas.
Olivier le dice que esa composición podría ser de su autoría y a Julie no le importa. Acudirá a su casa para ayudar a terminar el concierto.
Los fragmentos de música intercalados por fundidos a negro van navegando entre imágenes de esos seres solitarios que habitan Francia: el chico que la rescató, la vecina, la madre, la amante dando a luz al hijo de Patrice y ella misma abrazada a Olivier.
Las notas han completado los silencios y la belleza de esa libertad cobra sentido. La música acompañará a esas vidas inconclusas hasta que puedan conectar con otros solitarios.
Julie ha reencontrado la música y ahora sí brotan lágrimas al recordar el pasado.