MAGNITUD Y ALCANCE DEL VOTO: EL PODER DE DECISIÓN Y EL CONTROL

Por Max Oñate Brandstetter*

“En las futuras elecciones, vendrán llenos de cinismo a llamar al pueblo
y a ofrecerle lo que le están ofreciendo hace ya cien años,
sin cumplir una sola de sus promesas”
Luís E. Recabarren

Es necesario saber que las elecciones son la expresión indispensable para la existencia y funcionamiento de la democracia, y al mismo tiempo, no porque haya votaciones en determinados regímenes, estos practican la democracia.

A través de la historia de Chile y a partir del periodo conocido como “Patria Vieja”, podemos constatar que han existido 23 traspasos de poder ejecutivo de militares a civiles, por lo que la trayectoria de la tradición democrática-republicana, ha sido una constante atravesada permanentemente por el asedio militar-autoritario, sin embargo, la última interrupción institucional tiene tres paréntesis en relación a la democracia contemporánea.

Durante los 17 años del gobierno de facto, que abarca desde 1973 hasta 1989 (entrega del poder efectivo) existieron tres “consultas populares”, en un contexto de una supuesta amplia (aunque totalmente cuestionada) participación ciudadana.

En el año 1978, un año después de la realización de las “actas constitucionales” del régimen militar, se realizó la primera votación masiva, con vísperas a legalizar (o legitimar) el gobierno militar, en base a la votación ciudadana, utilizando el maquillaje de la democracia hacia los nuevos administradores.

“Frente a la agresión internacional desatada en contra del gobierno de nuestra Patria, respaldo al Presidente Pinochet en su defensa de la dignidad de Chile y reafirmo la legitimidad del gobierno de la República para encabezar soberanamente el proceso de institucionalización del país” –decía la propaganda del régimen- y solo habían las constantes dos opciones de las consultas de Pinochet: “Sí” o “No”.

Según las cifras oficiales de la época, votaron un total de 5.566.228 ciudadanos, los cuales fueron divididos en 4.177.064 votos por el sí, equivalentes al 75,04%, y 1.131.155, equivalentes al 20,32% por la opción No, además de 258.109 votos nulos.

Esta votación obedece a la estrategia de validarse en el exterior como un gobierno legítimo ante las demás naciones (lo que arreglaría momentáneamente las relaciones internacionales, principalmente con la “República Popular China”) y hacia el interior, reconfigurar los mandos directivos del poder, tras la expulsión de Gustavo Leigh de la Junta de Gobierno.

En el año 1980 (dos años después de la anterior consulta ciudadana) el tema de convocatoria electoral era la de aceptar o rechazar una nueva Constitución Política.

Con un total de votantes de 6.271.868, divididos entre el 67,04% para la opción Sí y un 30,09% para la opción No.

En esta oportunidad, aparte de consolidar constitucionalmente el régimen encabezado por Pinochet, éste pasó de ser “Capitán General” o “Director Supremo” (escudándose en la imagen de O´Higgins, como una especie de segundo Padre o Libertador de la Patria) a transformarse en “Presidente de la República de Chile”, que querían extender por otros 16 años en el poder, pero entre la disidencia entre principios y estrategia en el bloque gobernante, los llevó a aceptar la idea que esos 16 años fueran divididos en 2 periodos de 8 años cada uno y con un referéndum popular.

En 1988, específicamente el día 5 de octubre, se realizó la última consulta ciudadana para el régimen, se trataba otra vez por un Sí o No, pero esta vez era para deponer el gobierno del presidente validado hace 8 años y llamar a elecciones libres, o mantenerse por 8 años más con los militares al mando.

En esta oportunidad hubo una participación total de 7.251.943 votantes, divididos en 3.111.875 a favor de la opción Sí, equivalente a un total de 43%, mientras que para la opción No, votaron 3.959.495, equivalente al 54,7% de los votos, obligando al retiro de las fuerzas armadas del ejercicio representativo (1)
En el plebiscito de 1980 se discutían tres materias distintas, como la constitución permanente, las disposiciones transitorias y la designación del presidente, pero solo tenían una opción electoral, por lo que la oposición (principalmente la DC) reclamaba la irregularidad de las elecciones y en 1988 se discutía la permanencia de la constitución y del presidente, sin embargo, este primer punto desapareció de la agenda pública, tras los resultados del plebiscito.

¿A qué se debió la amplia participación en las convocatorias electorales de Pinochet?

Principalmente a que la oposición aprovechaba los espacios de participación pública que el régimen entregaba a sus ciudadanos, lo que (independientemente del resultado) legitimaba los procedimientos de decisión política del régimen autoritario-tecnócrata-militar.

En segundo lugar, la posibilidad de votar hasta 20 ó más veces los electores, pues no había regulación alguna, ni cedes de votación, ni registro ni distritos electorales.

En tercer lugar, que quienes entregaban la posibilidad de participación electoral, eran quienes controlaban la forma de votar y los resultados (quien gobierna las reglas del juego, controla casi siempre los resultados).

Llama profundamente la atención de que, a mayor participación ciudadana, se concentró una fuerza legal que negara electoralmente el ejercicio del poder de los militares sobre la estructura política, aunque la dictadura no cayó producto del plebiscito, sino que antes, solo que éste ritual significó –en el mundo de la teatralidad de lo político- irse lo más protegido posible de las sanciones de la ley chilena.

Durante los 70 y en medio de los 80, los movimientos sociales de entonces eran unos mecanismos auxiliares de los partidos y de los líderes políticos, sin embargo, esa realidad cambió con los avances de la consolidación democrática.

En el año 2006 estalla una concentrada movilización social de secundarios, que es derrotada fundamentalmente por las ordenes de los partidos sobre sus dirigentes, desde ahí en adelante, los estudiantes comenzaron a distanciarse de ellos, hasta lograr una plena autonomía que les permitió consolidarse en medio de las simpatías ciudadanas y contribuyeron con ello a incrementar la distancia que existe el día de hoy entre representantes y representados.

Es así como el año 2011, existe una lucha más consolidada, abriendo la imaginación política a márgenes de lo impensable para la tradición y los partidos tradicionales.

En las movilizaciones los datos oficiales afirmaban que las de mayor participación, se encontraban unos 400.000 en todo Chile y en algún momento se desarrolló un plebiscito, entre el 7 y 8 de octubre de aquel año, con un resultado parcial de 723.614 votos, donde la amplia mayoría afirmaba un rotundo Sí a la educación gratuita (2).

Hoy, 6 años después de esa experiencia, tenemos un fuerte movimiento social que ha unificado a los trabajadores –pese a la existencia de la CUT y otros organismos sindical-corporativista- por fuera de las dimensiones ideológicas y contra los partidos políticos tradicionales, que encontrándose en el gobierno su ala izquierda, han respondido SI+AFP, además de firmar hace poco la des municipalización de la educación paulatinamente hasta el año 2025-2030 –aunque la municipalización fue realizada de un día para otro- que no ha dado respuesta efectiva a los pescadores artesanales ni a nada que quiera ir contra el orden del capital financiero.

Se realizó un plebiscito durante 29 y 30 de septiembre, y el 1 de octubre, que sobrepasó un millón de votantes (3), que es el capital político permanente de las marchas convocadas por la agrupación, por lo que una respuesta inmediata es que votaron los interesados, los movilizados por la causa, los luchadores presentes y no los contempladores pasivos que dan apoyo moral sin involucrarse en nada.

El hecho de que los movimientos sociales eran auxiliares de la clase política en los tiempos tempranos de la restauración democrática da cuenta de que algo sustancial cambió en la participación social callejera frente a la clase política y que ellos mismos se han auto convocado y auto financiado su existencia, de solidaridad y apoyo mutuo que refleja la capacidad de autogestión, pero el costo a asumir es el siguiente:

Dejando de ser un satélite de las coordenadas del poder y de los partidos oficiales –fenómeno ocurrido porque los partidos han pasado a la conservación del status quo más que a la profundidad de los cambios- se debe asumir la pérdida de colaboración masiva de los medios oficiales, que invisiblizan las reivindicaciones, les niegan espacios de participación, por lo que con lo único que cuentan los movimientos sociales es consigo mismos, disputándose la colaboración de los espectadores televisivos contra los ejes de poder, que es una lucha bastante difícil de conseguir pero no imposible, y en dos años de movilización han obtenido mayor participación electoral que el candidato oficial de la derecha, Sebastián Piñera.

El sistema político ha cambiado un poco, ha eliminado las lógicas mayoritarias de la exclusión política, pero no ha avanzado hacia los elementos plebiscitarios; que de aceptarlos significaría la ruina de la democracia representativa, para instalar la democracia participativa, que –tengo la sospecha- no están dispuestos a transformar, pues la decisión de la gente es peligrosa para el status quo.

Por otro lado, Pinochet, sin ser parte de la democracia representativa –a pesar de que se construyó el mismo una validez personal para su cargo y su régimen- utilizó en tres oportunidades una herramienta de la democracia participativa, ubicada un paso más allá en la decisión popular que nuestra agotada democracia representativa.

Con toda esta realidad ante nuestros ojos ¿Quién era realmente el antidemocrático? ¿El neoliberalismo político, hijo orgánico de la obra de Pinochet, o su propio creador?

(1) Estos datos fueron obtenidos de: Santibañez, Abraham: “El plebiscito de Pinochet”: Cazado en su propia trampa, 1988, editorial Atena; principalmente el capítulo llamado El plebiscito, desde la página 133 hasta la página 140. Se pueden comparar con los datos oficiales del SERVEL y cuadran en cifras exactas sin embargo, el autor no señala ninguna de las fuentes de los datos que exhibe (Nota del Autor)

(2) Los datos de aquel evento pueden ser encontrados en http://plebiscitoporlaeducacion.blogspot.cl/

(3) https://www.confenats.cl/resultados-plebiscito-nacional-no-mas-afp

*El autor es Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.