Por Max Oñate Brandstetter
“… Están reescribiendo la manera tradicional
en la que se supone que debe ocurrir el cambio ”
(Naomi Klein)
La historia de las elecciones en Chile ha constatado en su cadena evolutiva, que los procesos de adhesión electoral están (o estuvieron) directamente relacionados con la búsqueda de programas antagónicos, donde la sustancialidad política está sujeta al camino de desarrollo nacional, como algo indispensablemente importante, pues se ponía en juego el desarrollo y la perspectiva que se tiene de aquel desarrollo.
Presenciamos el episodio de las elecciones comunales, como aquella elección con más listas en la historia democrática de Chile, y al mismo tiempo, el instante donde se agudiza e incrementa la abstención electoral en este marco del voto voluntario.
Desde la perspectiva democrática, ha fracasado la participación pese a los triunfos electorales de las coaliciones.
En estas últimas elecciones municipales, han ocurrido muchas particularidades:
En Zapallar, la candidata por la Nueva Mayoría, Carolina Letelier, así como también, el candidato por Chile Vamos, Gustavo Alessandri, quedaron completamente empatados, con un total de 2045 votos cada uno, y tras la revisión de votos por parte del SERVEL, se realizará el sorteo con una moneda (cara o sello) para designar a quien ocupe el cargo de Alcalde; por lo que ésta es una prueba de que en caso de empate numérico, la participación ciudadana es irrelevante para constituir el gobierno local.
En Isla de Pascua, los resultados electorales arrojaron 0% de votos para ambos candidatos (solo habían dos) y no se ha publicado la información sobre este proceso ni cuáles serán los pasos a seguir; sin embargo cualquier medida que se realice deja nuevamente al descubierto la irrelevancia de la participación ciudadana en las decisiones políticas.
Además de todo esto, en La Serena, se encontraron números duplicados del folio de los votos, entre otras irregularidades.
En la comuna de La Florida, se realizó un alto porcentaje de constitución de mesas en el Estadio Bicentenario, recinto que funcionó por primera vez como local de votación y se convirtió en el más grande del país, que contó con 207 mesas en total, de las que 164 se constituyeron el día de las elecciones por la tarde ¿habrá alguna relación entre los 500.000 electores que fueron trasladados de domicilio electoral y las irregularidades brutales vividas en esta “fiesta de la democracia”? En cuanto a los resultados electorales en esta comuna, las dos coaliciones más poderosas, en el caso de los concejales, se llevaron el 50% de representación electoral cada una (5 concejales de 10 respectivamente) mientras que en la realidad uninominal de la alcaldía, el reelecto alcalde Rodolfo Carter, obtuvo una cifra próxima al 70%, mientras que la Nueva Mayoría, apenas cruzó la barrera del 20%, por lo que podríamos deducir que muchos electores votaron por concejales del izquierda, pero por un alcalde de derecha, lo que es realmente poco usual.
Finalmente, en Valparaíso, el candidato independiente Jorge Sharp, se quedó con el sillón de alcalde de esta comuna, tras derrotar a ambas coaliciones, aunque la Nueva Mayoría había decidido presentar a Dj Méndez para concentrar más votos y rompiendo toda lógica del poderío electoral y de márquetin político, desaloja a la representación electoral al “duopolio”.
Sigue siendo curioso que en Chile se viven procesos donde se llenan y firman papeles, con la ilusión en venta de que realmente se toman decisiones, cuando en realidad ni el mapa electoral y en algunos casos, la composición de gobiernos locales no son decididos en ningún caso por la voluntad ciudadana, y en medio de esta contradicción siguen adelante los movimientos sociales.
El autor es Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.