Las elecciones presidenciales que tendrán lugar dentro de algunas horas serán determinantes para las luchas sociales y políticas del campo popular.
El proceso constituyente, es el resultado de esas luchas sociales y populares. Una nueva Constitución que oriente un nuevo orden social y político que deje atrás las injusticias, los abusos y los privilegios de clase es un logro y demanda que requiere avanzar. Si encuentra trabas y enfrenta resistencias de los poderes facticos desafía al campo social y popular a fortalecer su propia organización y a superar sus debilidades para alcanzar condiciones de vida digna y justicia social.
De allí que la elección alcance la relevancia que a todas luces adquirió. José Antonio Kast ha sido un detractor del proceso constituyente. Votó rechazo y defiende la constitución pinochetista. Kast, e importantes sectores que lo respaldan aspira a retrotraer el escenario político al día previo del estallido social. Está convencido que el descontento social y malestar colectivo expresado de mil formas durante el estallido social respondió al designio de “marxistas”, “delincuentes” y “fuerzas del mal” y no a la indignación acumulada por años ante tanta desigualdad y abuso. Por ello ofrece el uso de la fuerza para frenar la manifestación social.
Es cierto que los procesos sociales cuando van en búsqueda de transformaciones sociales generan desconciertos e incertidumbres, y la ultraderecha como Kast, recurren a campañas de miedo y terror para paralizar las aspiraciones de cambio, pero esencialmente para defender los intereses de los poderes fácticos.
Gabriel Boric, con seguridad no interpreta plenamente a amplios sectores populares. Pero la lucha política real, impone definiciones. Una regresión autoritaria no es lo que Chile y sus pueblos requieren. Un retroceso y políticas represivas dificultan la organización social y popular.
Lo que es irremplazable en el logro de mejores condiciones de vida es la capacidad del movimiento social y popular de dar continuidad a sus luchas, superando sus debilidades y mejorando su capacidad organizativa. Y ello trasciende las elecciones que además, se han transformado en un campo donde también se expresa la lucha social y política.