Chile enfrenta una elección importante.
Es importante la elección porque se realiza en el contexto del proceso de elaboración de una nueva Constitución que desarrolla la Convención Constitucional. Y esto es lo determinante.
Es importante la elección porque se ha polarizado. Uno, José A. Kast, es el candidato de la ultraderecha que desea restaurar la situación a los días previos del estallido social de octubre. Es decir, retroceder la historia para que todo siga igual que antes. El otro, Gabriel Boric, candidato de una alianza opositora que no representa plenamente una propuesta de ruptura con el neoliberalismo.
La elección parece ser una elección en que los electores tendrán entre sus principales razones votar en contra del otro. Y en ese sentido, entre Kast, el ultraderechista, y Boric socialdemócrata, no hay donde perderse.
El desafío es frenar a la ultraderecha y facilitar el avance de la Convención Constitucional.
El dilema que enfrentamos tiene sus razones en la insuficiente capacidad organizativa y unitaria de una izquierda anticapitalista y neoliberal como actor político y social relevante. Situación que se hizo evidente en los momentos del llamado estallido social y cuya gestación se prolonga ya por demasiado tiempo.
De allí que ante la disyuntiva electoral, con el trasfondo de la Convención Constitucional hay que decidir.
Y entre las decisiones frenar el avance de la ultraderecha es imperativo.
Pero al mismo tiempo, es urgente, despertar y generar condiciones de unidad social y política del campo popular para que le de continuidad a la lucha por las demandas sociales que fueron las razones de la verdadera rebelión social y apoyar el proceso constituyente empujando una nueva Constitución que de garantías de dejar atrás el orden neoliberal y la actual institucionalidad cuestionada para abrir paso a un nuevo momento que haga posible las transformaciones profundas que el país requiere