¡100.000 MUERTOS!

Estados Unidos batirá un récord muy triste. Han transcurrido tres meses desde que fueron informados los primeros fallecidos dentro de sus fronteras y esta semana alcanzarán la sorprendente cantidad de cien mil muertos. Esta cifra está muy por encima de lo registrado en países europeos, siendo prácticamente el triple de los muertos informados por Reino Unido o Italia. Si bien Estados Unidos posee una población mucho mayor a la de los países europeos, también es cierto que sólo en el estado de Nueva York (20 millones de ciudadanos) registra el mismo número de fallecidos que naciones con el triple de habitantes (Reino Unido, Italia, Francia).

El resultado a la vista de todo el mundo es que la estrategia sanitaria de Estados Unidos para enfrentar el coronavirus ha sido desastrosa. El propio Presidente, mes y medio atrás, manifestaba a la población que su país no podía cerrar sus empresas y que el alcance de los contagios sería limitado. Incluso felicitaba a China por el manejo de la pandemia dentro de sus fronteras, aunque veladamente consideraba las drásticas medidas de confinamiento adoptadas por los asiáticos como una exageración.

Al cabo de tres meses, Estados Unidos ha registrado 1,6 millones de contagios, siendo por lejos el lugar geográfico con más casos positivos, seguido muy de lejos por Brasil (360.000 contagios). Donald Trump repite incansablemente que el elevado número de casos se debe a que el país realiza la mayor cantidad de test PCR, lo cual tampoco es realmente cierto si se mide en proporción a la población de los otros países (realizan más test por millón de habitantes).

Una vez que los casos de Covid-19 se multiplicaron, Donald Trump debió comerse sus palabras que afirmaban que la pandemia tenía el mismo alcance de la gripe común. Sus propias autoridades sanitarias son partidarias de establecer cuarentenas e incluso ahora (algo ha descendido el número de muertos diarios) sus personeros de salud tampoco aconsejan romper abruptamente el aislamiento en los estados más afectados.

Donald Trump al parecer sólo está preocupado de su reelección en los comicios de fin de año, por lo que las medidas de confinamiento y cierres de fábricas no están dentro de sus cálculos. La Reserva Federal ha inyectado cuantiosos recursos para dar liquidez a la economía, que se espera se contraiga en más de 10% en el segundo trimestre de este año. El Presidente quiere volver a la normalidad a toda costa, en momentos en que sus trabajadores han solicitado 33 millones de subsidios de desempleo (en las últimas siete semanas), cifra que se acerca peligrosamente a la cuarta parte de su población activa.

Trump desea que la economía se reactive antes de las elecciones, definitivamente quiere poner fin a las cuarentenas decretadas por los gobernadores y alcaldes de sus principales estados. Las estimaciones iniciales efectuadas por sus asesores hablaban de 80.000 decesos, pero es claro que estos podrían empinarse por sobre los 150.000, sobre todo en vista de los relajamientos propuestos y frente a los cuales parte de la población es partidaria.

Pese a las recomendaciones de los expertos, el domingo recién pasado los estadounidenses llenaron parques y playas a lo largo del país (fin de semana largo) mientras celebran el Memorial Day. Suele ser el inicio no oficial del verano boreal, que este año se vivió de manera muy distinta, debido a las restricciones dictadas por las autoridades locales. Ese mismo día, el mandatario estadounidense se convirtió en foco de críticas por estar jugando golf en su club de Virginia mientras el número de muertos por coronavirus continúa creciendo a niveles importantes.

Actualmente, Trump no pierde la oportunidad de culpar a las autoridades chinas del desarrollo de la pandemia dentro de los Estados Unidos, cuando todo el mundo es testigo de la incompetencia de su sistema sanitario público casi inexistente.

Una encuesta del Pew Research Center, señala que el 52% de los estadounidenses reprueba las acciones que ha tomado el gobierno de Donald Trump. En tanto, un modelo predictivo desarrollado por Oxford Economics, asegura un resultado adverso en su carrera por la reelección en las votaciones del próximo noviembre.

Según este último estudio, Trump obtendría solo el 35% de los votos, frente al 55% que marcaba antes de estallar la ola de contagios. Precisamente, se explica que el electorado le pasará factura por la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, en especial por los datos de desempleo que auguran una recesión económica que algunos economistas comparan con la Gran Depresión.

Lejos de las cifras proyectadas por Estados Unidos, Latinoamérica enfrenta igualmente sus horas más críticas. Brasil alcanza los 23.000 decesos (7.000 en la última semana), el mayor número de fallecidos en Latinoamérica, seguido por México con 7.400, Ecuador con 5.200 y Perú con 3.500 muertos. En general, el número de contagios a nivel mundial se ha estabilizado, salvo Brasil, México, Perú y Chile donde se han detectado aumentos significativos en las últimas semanas.

Particularmente en Chile, se han alcanzado los 761 fallecidos (283 en la última semana, el doble de la semana anterior), anotando un aumento del 37% en el número de muertos respecto a la semana del 17 de mayo. La tasa de contagios aumentó por sobre los 4.000 casos diarios en esta última semana, duplicando el escenario de la semana anterior. Durante la semana se presentaron más de 20.000 contagios de Covid-19, lo que implica que en la última semana se detectó una cuarta parte de nuevos casos desde el comienzo de la pandemia.

Los casos positivos a nivel país son de 74.000, donde el 80% corresponde a la Región Metropolitana. De los 761 fallecidos, 529 corresponden a la capital (70% del total). Lo anterior implica que los muertos suben significativamente respecto a regiones, por lo que las comunas de la Región Metropolitana en cuarentena ascienden a 38 y seguirán en ese estatus presumiblemente por otra semana.

La situación chilena es preocupante, aunque no comparable con los desastres de Estados Unidos, o más cerca, de Brasil, cuyos manejos de la pandemia podrían alcanzar límites insospechados. El sistema sanitario chileno, eso sí, está llegando a los límites de sus posibilidades. Si la cuarentena decretada en la Región Metropolitana no muestra sus primeros resultados positivos dentro de la presente semana, es probable que comience a colapsar en algunos sectores como el sur-oriente de la capital.

En Santiago, las camas de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) alcanzaron una ocupación del 94%. Además, se contabilizaron 212 enfermos en estado crítico, casi el doble de la semana pasada. La situación se vuelve más dramática si se considera el brusco aumento en el uso de ventiladores mecánicos. Actualmente, hay 1.120 pacientes usando estos aparatos, 300 más que la semana anterior. La red asistencial sólo cuenta con 348 ventiladores mecánicos disponibles.


Bitácora 7 (24/05/2020)


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