Por Carlos Romeo
Una vez más las elecciones en Venezuela se muestran favorables al campo popular al ganar los partidarios de la Revolución Bolivariana el 75% de las Gobernaciones con más del 54% del total de los votos emitidos. Es verdad que una vez no ocurrió así a la hora de elegir a los miembros de la Asamblea Nacional de ese país y tiempo atrás también en un plebiscito sobre cuestiones constitucionales cuando todavía era Presidente Hugo Chávez, pero 2 veces en 22 elecciones le concede una fortaleza al chavismo indiscutible.
Más aún cuando las elecciones se realizan con un sistema electoral con un alto grado de eficiencia y por tanto de seguridad. Quienes han estudiado a fondo ese sistema electoral han descubierto que es una variante venezolana del que desarrollaron hace ya muchos años los cubanos castristas toda vez que en ese país nunca ha fallado desde que se han efectuado elecciones durante el periodo revolucionario cubano. Al parecer estaría basado en una forma muy sutil de convencer a los votantes de elegir a candidatos revolucionarios y en Cuba se ha aplicado en elecciones en las que participa más del 90% del electorado. Por ello, al parecer ha sido igualmente utilizado en Nicaragua por los sandinistas, en Bolivia por los partidarios del indio Evo Morales y también habría sido utilizado en Brasil gracias al cual el partido de los Trabajadores ganó tres elecciones presidenciales consecutivas hasta que la oposición logró un procedimiento parlamentario para neutralizarlo. También hay quienes sospechan que fue igualmente empleado dos veces por el ecuatoriano Rafael Correa para hacerse de la Presidencia de su país.
¿Es legítimo convencer con anticipación, de una u otra manera, a los electores antes de una elección, a los efectos de que voten por candidatos de reconocida militancia revolucionaria? Esa es la cuestión ética que nuevamente plantean los dirigentes del MUD, la organización política de la oposición al proceso revolucionario venezolano. Pero también son cuestionadas las computadoras que registran la votación. Se sospecha de un software tendencioso que distingue la actitud política de cada votante presumiblemente por las huellas digitales que ha dejado en la boleta electoral. En este caso, la sospecha ya no recae en los cubanos si no que en los rusos, actualmente dirigidos por un ex agente del KGB soviético, o en los chinos que, como se sabe, han desarrollado enormemente la tecnología computacional.
Resumiendo, la cuestión de fondo es como los revolucionarios venezolanos han logrado hacer posible lo que la MUD consideraba imposible. Con el tiempo seguramente se aclarará esta incógnita.
La Habana, 16 de octubre del 2017