CUBA: EL RETORNO A LAS RAÍCES

Por Carlos Romeo

Imagínense a alguien que está pintando un muro encaramado en una escalera apoyada precisamente sobre ese muro y que súbitamente desaparezca el muro sobre el cual está apoyado su escalera. Es una manera de describir mediante una imagen lo que sucedió para los cubanos hace unos 27 años atrás cuando constataron con estupor que el futuro que perseguían desde hacía 30 años mediante su trabajo sostenido contra vientos y marea y al cual habían vinculado su economía, lo que llamaban el socialismo desarrollado, había desaparecido del mundo de la realidad objetiva. Fue un trauma colectivo toda vez que el socialismo era para ellos no solamente una verdad indiscutible por ser, según habían aprendido, una demostración de lo que las ciencias sociales explicaban, sino que además, el socialismo existía objetivamente desde hacía 73 años.

Fidel Castro, que había pasado durante su lucha política por situaciones traumáticas mucho peores, como el fracaso del asalto al Cuartel Moncada en 1953 y la casi total aniquilación de los revolucionarios llegados con él desde México en Alegría de Pio a pocos días después de su desembarco el 2 de diciembre de 1956, lanzó la única consigna realista y posible para los revolucionarios cubanos: resistir con lo que tenían después de 30 años de revolución socialista, ahora definida por lo que habían logrado material y espiritualmente.

Se logró resistir y superar gradualmente la situación creada, lo que ya de por si significó un logro extraordinario. Prácticamente nadie en el mundo pensaba que los cubanos lo lograrían y muchos se prepararon para el fin del socialismo en Cuba.

Si bien la idea del socialismo, concebido como una organización social más humana y justa que la capitalista, no fue exclusiva de Marx y de Engels, ellos son los que desde la publicación del Manifiesto Comunista en 1848 crearon las bases doctrinarias del socialismo que surgió por primera vez en Rusia el 7 de Noviembre de 1917 y que pese a lo acontecido hace 27 años atrás cuando el socialismo real hizo implosión en Europa, todavía una quinta parte de la humanidad vive bajo ese régimen social de producción que en cada uno de los cuatro países donde persiste, existe a su manera.

No es casual que en cada uno de esos cuatro casos, La República Popular China, La Republica Socialista de Vietnam, la República Popular Democrática de Corea y la República de Cuba, hubo una revolución social autóctona y autónoma, o sea basada en sus propias características, en sus propios problemas, en su propia historia y en su propia cultura. En el caso de Cuba su revolución empieza en 1953 y triunfa el 1 de enero de 1959 con un programa de transformaciones dado a conocer por Fidel precisamente después de su derrota en 1953 y que logro nuclear a la inmensa mayoría de la población detrás de la lucha armada para lograr su realización. En todo ese tiempo Fidel nunca habló de socialismo ni de marxismo.

La desaparición del campo socialista en 1991 de dónde venían las explicaciones de por qué el socialismo era inevitable y de qué tipo de socialismo había que establecer, no dejó de tener efecto sobre la credibilidad de los cubanos en esas ideas asociadas con la obra de Marx y Engels y las realizaciones intelectuales y políticas de Lenin. No todos podían establecer la diferencia entre el valor cognoscitivo de los escritos de Marx y Engels y las realizaciones de políticos definidos como marxistas que fracasaron en la realización de lo que ellos pronosticaron. Fidel aclaro en su momento como había que hacer la distinción, diciendo “La teoría de Marx nunca fue un esquema: fue una concepción, fue un método, fue una interpretación, fue una ciencia.” Cada cual debía emplearla para resolver sus propios problemas sociales como lo considerara pertinente.

Para cualquier observador de la realidad cubana es sintomático observar en la actualidad la virtual desaparición de las referencias, otrora obligadas, a Marx, Engels, Lenin, en las discusiones que los intelectuales tienen entre sí a través de los diversos blogs y páginas web sobre un nuevo modelo económico y social para Cuba que corrija las insuficiencias del actual que, como todos sabemos, fue copiado del existente en los otrora países socialistas de Europa. Más aun, también están ausentes de los discursos de los dirigentes políticos a cualquier nivel y hasta de la presentación del nuevo modelo económico y social a implementar en Cuba, preparado por el Partido Comunista de Cuba.

No obstante, en tanto que manifestación de la manera de pensar en los problemas nacionales del pueblo cubano, fue ilustrativo prestar atención a las expresiones de los más de 500 diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular venidos de todos los estratos sociales y regionales de Cuba, que al discutir el proyecto de ese nuevo modelo económico y social para su pais, si revelaron implícitamente que las concepciones teóricas fundamentales de Marx y Engels sobre la formación de las sociedades modernas, la existencia de las clases sociales y su interrelación con las características del sistema económico y que inevitablemente se expresa en el plano político, están vigentes en la cultura popular cubana. Así, fue muy clara durante su discusión la preocupación para los diputados de las eventuales consecuencias que tendrán la creación de un área económica privada y las inversiones extranjeras en Cuba sobre la continuidad de todas las conquistas sociales y económicas logradas hasta ahora que definen el humanismo cubano, al cual el pueblo no está de ninguna manera dispuesto a renunciar. Contrastan, por su concreción sobre lo que es fundamental para el pueblo cubano, con las elucubraciones teóricas y de principio que argumentan en general los intelectuales cubanos y, hay que decirlo, con la inexistencia al respecto de voces oficiales tanto del Partido Comunista como del Gobierno Revolucionario, lo cual, bien miradas las cosas, dejan como protagonistas oficiales en la discusión de estos dilemas a los genuinos representantes de la población cubana.

Está claro para los cubanos que tienen que crear su propia versión del socialismo para este nuevo siglo, estado de ánimo que expresa como han superado el trauma de la implosión del socialismo europeo y las consecuencias que tuvo para ellos, actitud positiva y rejuvenecedora que los retrotrae a los años cincuenta del pasado siglo cuando lucharon para ser dueños de su propio destino y que a mi juicio, quedo claramente definido por Raúl Castro ya en el 2010, cuando dijo ““La edificación de la nueva sociedad en el orden económico es, en mi modesta opinión, también un trayecto hacia lo ignoto- hacia lo desconocido-para lo cual cada paso debe meditarse profundamente y ser planificado antes del próximo, donde los errores se corrijan oportuna y rápidamente para no dejarle la solución al tiempo, que los acrecentará y al final nos pasaran la factura aún más costosa”.

El escolasticismo marxista tan en boga durante el pasado siglo, ha desaparecido en Cuba.

La Habana, septiembre del 2017