RESERVA FEDERAL DE EE. UU. SUBE SU TASA DE INTERÉS

El comité de política monetaria de la Reserva Federal de EE. UU. procedió el 17 de marzo a aumentar su tasa de interés en 0,25 puntos básicos, a 0,25-0,50. Es su primer incremento desde 2018, intentando frenar el proceso inflacionario más elevado en cuatro décadas y tratando de hacerlo sin que este proceder conduzca a una recesión. La propuesta aprobada considera efectuar nuevos aumentos de 0,25 puntos base en las seis restantes reuniones a efectuarse durante el resto del año, ubicándose en un rango entre 1,75% y 2% al finalizar 2022, considerado además otros cuatro aumentos en 2023, llevando así la tasa de corto plazo a 2,8%, será su nivel más alto desde marzo de 2018.

El comunicado de la Fed recalcó que la guerra entre Rusia y Ucrania pasó a ser el factor de riesgo principal para el país, reemplazando al coronavirus. “Las implicancias para la economía estadounidense son inciertas -señaló el comunicado-, pero a corto plazo la inversión y los acontecimientos relacionados probablemente generarán una presión adicional al alza sobre la inflación y presión sobre la actividad económica”. Señalando que el alza de los precios llegaría al 4,3% en 2022, en vez de la estimación anterior de 2,6%. Por su parte, el crecimiento en el año se reduciría desde el 4% previsto en diciembre a 2,8%.

En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra procedió a aumentar, al día siguiente que la Fed, por tercera vez en cuatro meses, de 0,5% a 0,75%, su tasa de interés intentando también frenar la inflación, que llegó a 5,5%, muy lejos de su objetivo de 2%. Los precios de los alimentos y la energía están aumentando tal como acontece a nivel global. “Se espera -manifestó en su comunicado- que la inflación alcance en los próximos meses hasta alrededor del 8% y quizás incluso más para fines de este año”.

Las consecuencias destructivas de una guerra son enormes. En el caso de Ucrania, un informe del Fondo. Monetario Internacional, en cuyo directorio el peso de EE. UU. es muy grande, país al cual le concedió en estos días financiamiento por US$1,400 millones, el nivel destructivo es enorme. ”La intensidad del conflicto en curso -señala el documento- está provocando una destrucción generalizada de la capacidad productiva y está impactando rápidamente las perspectivas. Puertos y aeropuertos -añadió- han sido cerrados y un daño substancial ha sido infligido en Mariupol, donde embarcan el 50% de todas las exportaciones”.

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico estimó que el conflicto podría causar en el año un deterioro de un punto en el crecimiento mundial mientras la inflación aumentaría en cerca de 2,5 puntos. Considerando que, fuera de Rusia y Ucrania las consecuencias negativas se darían principalmente en Europa, donde su PIB se contraería un 1,4%. Advirtiendo su secretario general, Mathias Cormann, que el mundo podría experimentar una “escasez global de materias primas” dado que Rusia y Ucrania están entre los mayores productores mundiales de fertilizantes y metales, como niquel, paladio y titanio. Añadiendo que se producirán costos con shocks en las cadenas de suministros y un impacto significativo en la “confianza”, lo que tendrá consecuencias a nivel de empresas y en los consumidores.

“Nuestra economía – señaló por su parte Vladimir Putin, en declaraciones por televisión- va a necesitar cambios estructurales profundos en estas nuevas realidades, y no voy a ocultar esto, no van a ser fáciles, llevarán a un aumento temporal de la inflación y el desempleo. Valoramos -añadió- la posición de aquellas compañías extranjeras que (…) continúan trabajando en nuestro país. En el futuro definitivamente recibirán oportunidades adicionales para el desarrollo”. Criticó luego la medida de congelar los activos del banco central ruso en Estados Unidos y Europa. “Ahora todo el mundo sabe que simplemente se pueden robar las reservas financieras”.

Una de las consecuencias más graves del conflicto bélico en el este de Europa y la desatada guerra económica impulsada por el gobierno de Joe Biden contra Rusia, es la contracción del abastecimiento de cereales a nivel global. El 10 de marzo, el mayor exportador a nivel mundial hasta antes del conflicto bélico, Rusia, procedió a prohibir la exportación de unos doscientos productos, entre ellos los cereales. Un día antes Ucrania había tomado la misma decisión. Los dos países han representado cerca de la tercera parte de los suministros globales de trigo y un 14% del maíz. Ya en febrero, el índice del precio de los alimentos de la FAO, la organización para la alimentación y la agricultura de las Naciones Unidas había alcanzado un nivel récord histórico. Por ello, el organismo advirtió frente a un agravamiento de la seguridad alimentaria mundial.

Los principales exportadores mundiales de trigo para la temporada 2021-2022 (julio) según Bloomberg eran Rusia, con 40 mil miles de toneladas, en segundo lugar, la Unión Europea (34 mil), luego EE. UU. (24.500), Australia (22 mil) y en quinto lugar Ucrania (21 mil). Siendo los mayores importadores, en ese orden, Egipto, Indonesia, China, Turquía y Argelia. El consumo per cápita de trigo a nivel mundial es de 67,4 kg al año. El Instituto de Investigación Agropecuaria de Chile cifra que en Chile ese consumo es bastante más elevado, alcanzando a 140 kg per cápita anual. El trigo es el cereal de mayor consumo en el país y también el más cultivado, pero Chile es desde hace año un país importador.

La temporada 2020-2021 proporcionó 1,2 millones de toneladas, habiendo alcanzado el consumo el doble de esa cantidad. Aproximadamente un 45% proviene de trigo nacional, fundamentalmente cultivado en la Región del Maule hacia al sur, con un gran aporte de la Araucanía. El resto se importa. “La superficie cultivada del trigo -señaló Sergio Schmidt, gerente general de Cotrisa- ha ido disminuyendo paulatinamente debido a situaciones de rentabilidad de cultivo y el surgimiento de nuevas alternativas productivas para los productores de la zona sur del país”.

En 2021 el 49% del trigo importado por el país provino de Argentina, otro 35% de Canadá y un 15% de EE. UU. Durante lo transcurrido de 2022 el 68% se originó en el vecino país que tuvo en el presente año una cosecha récord. Por tanto, el trigo no se importa de los países europeos. El problema se origina para Chile en los precios que se determinan en las plazas bursátiles de Chicago, donde desde enero la cotización del trigo creció cerca de un 50% y de Rosario (Argentina) con un crecimiento que en el mismo lapso es de 32%. En el país el 80% de la harina es de trigo y ello repercute en el precio del pan. El primer trimestre, dio a conocer el INE el precio del pan subió un 5,3%.

Hugo Fazio

Marzo 2022