Por Lucía Sepúlveda Ruíz
Este año corresponde la entrega de un nuevo Premio Nacional de Periodismo. A través de un naciente Comité de Iniciativa que postula para ese galardón a Manuel Cabieses Donoso, director de la revista Punto Final, buscamos al mismo tiempo convertir ese hito en una oportunidad para poner en el banquillo el quehacer periodístico actual.
Queremos relevar el juicio de la sociedad sobre los medios, sobre todo el de los y las jóvenes, los movimientos sociales y de quienes están fuera de los circuitos de poder. Para golpear a los acomodados, para estimular a los periodistas que resisten el peso del duopolio y ejercen desde el lado de los oprimidos por el sistema, el Premio debe ser para Cabieses, símbolo de un periodismo de calidad al servicio de las luchas del pueblo.
El medio que dirigió él por más de 50 años, “la revista que ayuda a pensar”, fue tribuna del pensamiento revolucionario chileno y latinoamericano, y dejó de circular en 2018, estrangulado por el mercado y el Estado.
A sus 85 años, Cabieses no renuncia a informar, con lúcidas crónicas publicadas en su blog y medios internacionales, poniendo en contexto la agresión que vive Venezuela, entre otros temas. El periodista demandó al Estado de Chile en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por negar publicidad a los medios independientes, tras denunciar esos hechos infructuosamente ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia y la Corte Suprema de Justicia.
Cabieses y el gremio
El director de Punto Final fue secretario general del Colegio de Periodistas y dirigente de la Federación Latinoamericana de Periodistas. En 2001 pidió a su gremio la expulsión del propietario de “El Mercurio”, Agustín Edwards por traición a la patria por haber instigado la participación de los EE.UU. en el golpe de estado de 1973. Ello sólo se logró en 2015.
Su candidatura al Premio puede sonar como un toque de gong para iniciar el análisis de la relación entre la baja valoración del quehacer periodístico, y la concentración de la propiedad de los medios tradicionales, en manos de los poderosos de siempre.
Es un hecho que hoy chilenas y chilenos no se informan leyendo El Mercurio o La Tercera ni viendo los noticieros de TVN o CNN. Incluso la radio ha caído en credibilidad en los últimos tiempos. Los contenidos de noticieros y los titulares de la prensa expresan la agenda de los grupos económicos y del gobierno de Piñera que pretende asegurar la permanencia de la derecha más allá de su período y consolidar la alianza con el polo fascista marcado por Bolsonaro y Macri, al servicio de Trump y el imperio.
El caso TPP11 y la censura total
Un ejemplo de la nula presencia en la prensa de temas importantes es la escasa y sesgada cobertura a la tramitación en la Cámara de Diputados del Acuerdo Transpacífico TPP11, un tratado que en esencia consagra nuevas garantías para las corporaciones transnacionales en materia de inversión, y vulnera derechos ciudadanos en materia de salud, semillas y soberanía. Pese a la suma urgencia que Piñera puso a la discusión parlamentaria, debido a la presión social y a no tener asegurada la votación a favor, el gobierno ya ha debido postergar tres veces la votación en la sala.
El silencio de la prensa indigna a los sectores movilizados, que buscan formas de denunciar esta censura vía redes sociales, mientras siguen desarrollando sus propias formas de comunicación y agudizando la creatividad a tal extremo que en pocas semanas el TPP ha pasado a ser tema no sólo en los movimientos socioambientales sino en la agenda sindical, estudiantil, y de otros sectores. Cuando Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT anunció en conferencia de prensa su rechazo al TPP, ningún medio de prensa nacional cubrió la noticia. Sólo Telesur informó de ello.
En este marco, reconocer a quien simboliza un periodismo de contra corriente, significaría un desafío para las nuevas generaciones de periodistas, llamados a descubrir la forma de ejercer dignamente la profesión generando al mismo tiempo un quehacer de calidad acorde a las nuevas condiciones impuestas por las tecnologías de información.
Trayectoria impecable
La trayectoria de Manuel Cabieses cubre un extenso período de la historia nacional y de América Latina, e incluye prisión, exilio y lucha clandestina durante la dictadura. Punto Final, la publicación quincenal que fundó junto a Mario Díaz en 1965, fue clausurada el 11 de septiembre y Cabieses requerido por un bando militar el mismo día del golpe. El periodista, tras pasar por Chacabuco y otros campos de concentración, vivió su exilio en Cuba junto a su esposa y sus tres hijos. En 1979 retornó clandestinamente a Chile junto a su esposa, Flora Martínez, asumiendo la dirección de El Rebelde, periódico del MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Desafiando al régimen, Cabieses retornó legalmente poco antes del plebiscito para relanzar la Revista Punto Final el 15 de agosto de 1989. La reaparición de Punto Final tuvo a Cabieses en la mira de la CNI y en riesgo de ser asesinado, según estableció la justicia al investigar crímenes ocurridos en 1989. Desde entonces la revista dio amplio espacio a la búsqueda de justicia frente a los crímenes, y cubrió temas silenciados por la prensa como la lucha del pueblo mapuche y el surgimiento del movimiento estudiantil, la irrupción de los zapatistas, los procesos de Venezuela y Bolivia, entre muchos otros. Cabieses es autor de “Autobiografía de un Rebelde”.
Inicios y quehacer sindical
El profesional comenzó dirigiendo un periódico sindical. Trabajó posteriormente como secretario de don Clotario Blest, presidente de la CUT. En 1959 se estableció en Venezuela donde trabajó en El Nacional y fue dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa. A su regreso a Chile en 1963, escribió el libro “Venezuela OK” de amplia circulación en Chile y América Latina, y editado clandestinamente en Caracas. Mientras dirigía “Punto Final” fue redactor en el vespertino “Noticias de Ultima Hora”, donde era presidente del sindicato. En 1971 presidió la comisión organizadora de la Primera Asamblea Nacional de Periodistas de Izquierda, a la que asistió el presidente Salvador Allende y en la que se debatió acerca de los contenidos de una política de comunicaciones frente al proceso de cambios que vivía el país.
En diciembre de 2018 el Instituto Nacional de Derechos Humanos le otorgó el Premio a la Trayectoria en Periodismo y DDHH, y horas después, en el Teatro del Círculo de Periodistas fue homenajeado Punto Final y su Director, con “Páginas de Lucha”, un acto de reconocimiento a su trayectoria y al impacto de esa revista en las vidas de luchadores sociales de varias generaciones. Todos reconocieron en ese medio un espacio plural por cuya huella es necesario caminar para crear nuevas formas de comunicación popular.