El Fondo Monetario Internacional, al actualizar su Panorama Económico Mundial entregado para su asamblea semestral de abril, lo corrigió a la baja considerando un cúmulo de acontecimientos negativos registrados desde entonces en lo transcurrido del año. El crecimiento global lo disminuyó en 0,4 puntos porcentuales, a 3,2%, experimentando bajas significativas en las tres mayores economías: EEUU, China y la Eurozona. Entre los impactos producidos destacó el incremento en los precios de los alimentos y la energía luego de iniciado en febrero el conflicto bélico en Ucrania; el crecimiento de los niveles de inflación; la persistencia de medidas restrictivas destinadas a enfrentar la pandemia, particularmente relevantes en China; y los aumentos de las tasas de interés por los bancos centrales. Para 2023 estimó un crecimiento aún menor, de 2,3%. El informe recalcó que en el segundo semestre de 2022 se producirá “un debilitamiento significativo de la actividad”, el cual ya se está manifestando.
“Las perspectivas se han oscurecido considerablemente desde abril -detalló el economista jefe del Fondo, Pierre Olivier Gourinchas-. El mundo puede pronto -alertó- tambalearse al borde de una recesión global, solo dos años después de la última. Las tres economías más grandes del mundo -añadió-, Estados Unidos, China y la zona euro, se están estancando con consecuencias importantes para el panorama global”. El comunicado del FMI recalcó que a la “recuperación tentativa” de 2021, tras la recesión de la pandemia, ha seguido una evolución “cada vez más sombría en 2022 a medida que los riesgos comenzaron a materializarse. Varios shocks han afectado a una economía mundial ya debilitada por la pandemia”.
La posibilidad de recesiones en importantes economías la consideró superior a lo habitual, mencionado a Alemania, la mayor economía de la Eurozona, como uno de los escenarios más posibles debido a la exposición y dependencia que tiene del gas ruso. Para EEUU hizo mención a la estimación de la Reserva Federal de Atlanta de alta posibilidad de la llamada recesión técnica, definida como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, que ya se produjo en el primer semestre El PIB del primer trimestre descendió. a tasa anualizada, en 1,4% y el del segundo en 0,9%.
Sobre China, debido a las medidas de confinamiento, aplicando el esquema de larga duración de Covid cero, como el impuesto en Shanghái durante dos meses, la profundización de la crisis inmobiliaria y el endurecimiento de las condiciones financieras globales, prevé que se registrará una desaceleración con relación a la estimación en abril, asignándole un crecimiento de 3,3%, 1,1 punto menor a la anterior y muy lejos de la perspectiva oficial de 5,5%, siendo eso si una de las pocas economías que crecería en 2023 en 4,6%. En el primer semestre de 2022 lo hizo solo 2,5%. Durante el segundo semestre, señaló la agencia Xinhua, luego de una reunión al más alto nivel, el país debe “estabilizar el empleo y los precios, mantener las operaciones económicas dentro de un rango razonable y esforzarse por lograr los mejores resultados posibles”. Dejó de establecer estimaciones de aumentos del PIB. En cuanto a la Eurozona, el FMI proyecta un crecimiento de 2,6%, inferior en dos décimas a abril y de 1,2% en 2023. La estimación de India también la redujo de 8,3%, pero a un siempre elevado 7,6%. El crecimiento de América Latina en 2022 la elevó en promedio a 3%, disminuyéndola en 2023 a 2,3%.
Las proyecciones globales del FMI de la inflación muestran un incremento en 2022 con relación a la efectuada en abril desde 6,9% a 8,3%. Porcentaje que en las economías emergentes y en desarrollo la elevó a 9,5%, superior en 0,8 puntos porcentuales a la estimación anterior. El aumento lo explica “debido a los precios de los alimentos y de la energía, así como a los desequilibrios entre la oferta y la demanda”. Considera que será más difícil reducirla debido a que los mercados laborales son “más rígidos de lo esperado”. “Controlar la inflación – sostiene el informe – debería ser la principal prioridad de los gobiernos”, aunque eso signifique medidas dolorosas para las poblaciones, pero de no hacerlo los daños serían subrayó aún superiores.
El informe puntualizó que las perspectivas diseñadas en su escenario base son “extraordinariamente inciertas” y que los riesgos “se inclinan abrumadoramente a la baja”. Incluyendo entre ellos, una alta inflación prolongada, el cese repentino de las importaciones europeas al gas procedente de Rusia, la intensificación de la desaceleración de la economía mundial y el endurecimiento de las políticas monetarias. Otros riesgos lo constituyen nuevos brotes y restricciones originadas por la pandemia y una escalada de la crisis inmobiliaria en China o se obstaculiza el comercio o la cooperación mutua debido a la fragmentación geopolítica. El economista jefe del FMI indicó que muchos de estos riesgos comenzaron ya a materializarse, como acontece con una inflación superior a la prevista y el estancamiento en grandes economías. Ello daría lugar a un contexto de estanflación no consignado en el escenario base, llevando las estimaciones de crecimiento globales efectuadas a la baja y a una inflación más elevada. Situando “el crecimiento en el 10% inferior de los resultados desde 1970”.
Las estimaciones para Chile del FMI fueron en materia de actividad económica, que el PIB en el presente año, aumentaría en 1,8%, porcentaje superior a la efectuada en abril, Variación que la explica por la reapertura de servicios y el uso de recursos de los incrementos en 2021 de los ingresos personales debido a apoyos fiscales y al retiro de fondos de pensiones. En 2023 no habría crecimiento. Constituyendo la de Chile la peor cifra entre los países de la región de los cuales efectúa estimaciones. Colombia crecería 3,5%, Perú y Argentina 3%, México 1,2% y Brasil 1,1%. La inflación permanecerá elevada, alcanzando en Chile niveles de 12,1% en 2022 y 8,7% en 2023.
En los días que se conocía el Panorama del FMI, tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo (BCE) anunciaron alzas de sus tasas de interés. Este último se sumó a la tendencia general a nivel mundial de aumentar las tasas de política monetaria con el propósito de aportar a la reducción de la inflación, la cual en la Eurozona llegó en junio a 8,6%. Impulsada por un fuerte aumento de los precios de la energía, con incrementos en doce meses de 40% desde marzo, consecuencia en Europa de la guerra económica iniciada por la Casa Blanca y la Unión Europea.
El incremento de tasa de política monetaria por el BCE previamente se había señalado que sería de 0,25 puntos básicos, pero se aumentó en medio punto, quedando en 0,25 positivo. La decisión fue adoptada de conjunto por el BCE, explicó Christine Lagarde, su presidenta, considerando que era “apropiado dar un paso más grande hacia la salida de los tipos de interés negativos”. Considerando además que “las previsiones combinadas que tenían para aumentar nuevamente la tasa en septiembre ya no son aplicables”, y probablemente volverían a ser de la misma magnitud de julio. Agregando que a partir de ahora “tomaremos nuestras decisiones de política monetaria en función de los datos, operaremos mes a mes y paso a paso”.
A comienzos de junio el BCE dejó de adquirir bonos en el mercado que constituyó el segundo instrumento de política monetaria establecido al incrementar la masa monetaria para buscar estimular la economía. Ahora el objetivo central pasó a ser otro, reducir lo que la presidenta del BCE calificó de inflación “inusualmente alta”, muy por encima de la meta de llevarla a “más o menos” un 2%. “Los últimos datos indican -señaló Christine Lagarde- una ralentización del crecimiento, lo que nubla las perspectivas para la segunda mitad de 2022 y más allá”.
El BCE tenía su tasa de interés en terreno negativo desde hace ocho años, y solo en dos ocasiones en el pasado la había aumentado en medio punto base. Lagarde manifestó que el nivel inflacionario desempeña “un papel crítico”, el cual “lamentablemente lo seguiremos viendo durante algún tiempo”. Pero enfatizó que, de acuerdo a las proyecciones del banco, como en los de la Comisión Europea, publicados en esos días “no hay recesión en este año ni en el próximo”. Aunque al entregarse la inflación de junio, los economistas de Eurostat, la oficina estadística europea, manifestaron que habrá “una ligera recesión en el segundo semestre”.
En el segundo trimestre el PIB promedio de la Eurozona creció un 4%, inferior al 5,4 del primer trimestre. “Creemos -dijeron los economistas de Eurostat- que el PIB continuará frenándose conforme se modere el rebote que ha provocado la reapertura de los servicios, se debilite la demanda global y los precios por la inflación”. En el segundo trimestre Portugal, España, Francia e Italia registraron un crecimiento más que la tasa promedio, no así Alemania, la mayor economía de la zona, que lo hizo solo en 1,5%, dado su alta dependencia de suministros desde Rusia y también de lo que acontezca en China adonde se dirigen muchas de sus exportaciones.
El indicador de confianza de la Comisión Europea cayó en julio a 99, muy por debajo de los 103,5 anotado en junio. La baja fue encabezada por la débil confianza de los consumidores, muy preocupados por el abastecimiento y alto precio de gas natural. Uno de los impactos negativos más elevado se produce en el abastecimiento energético. La Agencia Internacional de Energía constató que durante mayo las exportaciones rusas de petróleo crecieron con relación a abril un 11% y 50% en doce meses. En dicho mes, China importó de Rusia 29% más que en abril y 55% superior anualizado, desplazando a Arabia Saudí como el mayor proveedor de la potencia asiática. Al mismo tiempo, Rusia pasó a ser el segundo abastecedor de India, solo detrás de Irak.
El 27 de julio, la cotización del gas natural en Europa retomó los niveles que tuvo en los días inmediatamente posteriores al inicio de la guerra por las dificultades para el abastecimiento desde Rusia. Ese día los ministros de Energía de los 27 países miembros de la Unión Europea acordaron un plan de ahorro de la demanda de gas al menos de 15% entre agosto de 2022 y marzo de 2023. “Este compromiso colectivo -dijo Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea- es muy significativo y nos ayudaría a reponer las existencias antes del invierno”. Hungría votó en contra del acuerdo. En definitiva, el problema del abastecimiento es una consecuencia de la guerra económica adoptada contra Rusia por EEUU y la Unión Europea.
Mientras tanto, en EEUU, en los días previos a la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto, de la Reserva Federal, que debía determinar su próximo paso en materia de tasa de interés, se conoció que el indicador S&P, que mide la actividad comercial, mostró que en el mes de mayo ella retrocedió 4,8 puntos a 47,5 puntos, su nivel más reducido desde mayo de 2020, cuando se sufría las consecuencias de la pandemia. Si se deja de lado este periodo, fue el momento más bajo de actividad comercial desde el año 2009, cuando tenía lugar la Gran Recesión. La disminución más marcada en la reducción de la actividad comercial se produjo en el sector de servicios, mientras la industria manufacturera registraba un nivel mínimo de crecimiento en los últimos dos años.
La reunión del Comité Federal para el Mercado Abierto de EEUU, efectuada en los últimos días de julio, acordó por segunda vez consecutivo aumentar en 0,75 puntos base la TPM, completando así en las citas de junio y julio incrementos de 1,5 puntos., llevando su nivel a 2,25%-2,50%, el más elevado desde inicios de la década de los ochenta del siglo pasado, cuando la Fed era presidida por Paul Volcker, aplicando las orientaciones acordadas por los países integrantes del G5 de enfrentarla con un drástico aumento de la tasa. Este incremento condujo a la crisis de la deuda externa de los países latinoamericanos, incluido Chile. La inflación de julio en EEUU fue de 9,1%.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, constató en la conferencia de prensa posterior a la reunión, que el aumento de la tasa es “inusualmente” elevado en un escenario con “el mercado de trabajo muy ajustado y con la inflación demasiado alta”. Recalcando que el objetivo ”esencial” es devolver la inflación al nivel perseguido de 2%. Powell no cree que la economía estadounidense se encamine a una recesión, dado que existen áreas de la economía manifestó que se están desempeñando bien, como el mercado laboral, Pero, añadió “la ralentización del segundo trimestre es notable y vamos a considerarla con atención”. Habrá nuevas alzas de tasas, pero su monto se decidirá dijo con los antecedentes que se den en ese momento. La siguiente reunión del Comité Federal está prevista para los días 20 y 21 de septiembre. ”Hemos dicho desde el principio – expresó finalmente – que lo que queremos es un aterrizaje suave”.
Poco después la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio informó que en el segundo trimestre la actividad económica de EEUU descendió un 0,9% en cifras anualizadas, configurándose la denominada “recesión técnica”, cuando la economía desciende por dos trimestres consecutivos. En EEUU, la autoridad reconocida para determinar el comienzo o término de una recesión es la Oficina Nacional de Investigación Económica (ONIE), que lo hace habitualmente con varios meses de retraso, cuando se han completado todos los indicadores que utiliza para determinarla, considerando un cuadro mucho más amplio que la sola variación del PIB. Entre ellos la tasa de desempleo que en la actual coyuntura no aumentó, sino descendió del 3,9% al 3,6%, cuando lo acontecido en todas las recesiones desde finales de la Segunda Guerra Mundial han ido acompañadas de su alza, tal cual aconteció en febrero-marzo de 2020 al desatarse la pandemia. La ONIE nunca ha usado el término de recesión técnica.
Hugo Fazio
Agosto de 2022