LO ESCRITO EL JUEVES SE PUEDE LEER EL VIERNES
Por Fernando A. Torres desde EE. UU.
Buenos días pajaritos tempraneros, todos hijos de este mundo-país. Es un jueves mediado de semana y como siempre las cosas se estiran, se estiran tanto que todo parece muy lento. Todo parece lenteja, pero no es así; es solo la modorra de tener que despegarse de las sabanas, saltar a la ducha, colar un café y entrar a un mundo que hace tiempo dejo de ser lo que era – echo mucho de menos a mi gata negra – y no es un mundo en un país sino un país en un mundo como todos los 195 países del mundo. Un mundo en un país que se cree el mundo total y un país que manosea a un mundo que se deja manosear. Los Estados Unidos se han autobautizado como “América” y cuando algo anda mal en el país sus habitantes tienen esa maldita manía de decir “que mal anda el mundo” o ¡que loco está el mundo! Por eso solo salgo cuando se me acaba el café; los baristas no hablan mucho de esto. Para solucionar cualquier problema tenemos que enfocarnos, no queda otra: el mundo es el mundo, América es América y los Estados Unidos es mi gata negra que ya no es, ¡putas que la echo de menos! Ojos de pantera. A veces no hay que mirar tan lejos, pero no se nos había ocurrido. Cuando tenemos un problema internacional la Casa Blanca ablanda todo con un bloqueo económico, siempre lo ha hecho; entonces porque no hacer lo mismo para terminar las matanzas de inocentes. Y estaba en eso cuando me llega una nota de una chica llamada Katie Reilly que nos pide que boicoteemos a la multinacional llamada VISA, ¿por qué? Simple. Porque más del cincuenta por ciento de las masacres contra civiles fueron financiada de una u otra forma con tarjetas de crédito; y los asesinos en masa las siguen utilizando para comprar sus fusiles de repetición. A los Estados Unidos le toma minutos boicotear económicamente a cualquiera de sus países enemigos, que son muchísimos. Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo con estos asesinos en masa? Idée géniale. Total, VISA ya lo hace. Ya delata los presuntos fraudes, el lavado de dinero y otras fechorías. Ahora, como nos dice Reilly, tendrían que agregar a su lista las masacres locales. De vez en cuando a mi correo llegan alertas de posibles fraudes con estas tarjetas; entonces el sofisticado software the VISA podría salvar cientos de vidas. Todas las empresas públicas deberían cortar sus lazos con la millonaria industria de armas de fuego. United, Hertz y otras han terminado sus descuentos a los gorditos miembros de la Asociación Nacional del Rifle; PayPal y Apple Pay ya están bloqueando transacciones provenientes de compra y venta de armas de fuego. No quiero decir que el país está loco porque eso no lo puede decir un periodista y mis colegas dirán que es la conocida triquiñuela para que el lector no de vuelta la página o haga un click de salida. Pero sigue siendo jueves en la mañana y todavía no se enfrían los revólveres. Ayer como a las ocho de la mañana dos viejitos de Ferndale al norte de Seattle hicieron noticia cuando Brian Jones que alcanzó a vivir hasta los 77 años le disparó a su amada Patricia Whitney, 76, en la cabeza y luego se reventó la propia después de llamar a la línea de emergencia. La nota dejada por Brian decía que el asesinato-suicido se debía a la incapacidad de la pareja de pagar sus gastos médicos, sus medicinas … y esto sucedió en el país-mundo más rico del planeta. Juan Lastarria es un amigo que no tiene pelos en la lengua ni plata en el bolsillo, pero si, ha desarrollado un gran gusto por la cerveza IPA. Juanito vive en Oakland y cuando lo paso a buscar en mi Nissan cuatro-puertas me advierte que la policía está revisando vehículos en la Avenida Coolidge. Para evitar contratiempos nos vamos directo hacia la carretera. Juanito es un ávido lector y por lo general usamos las mismas fuentes para obtener información por lo que casi siempre nos encontramos haciendo los mismos análisis y cotorreando sobre los mismos acontecimientos. Eventos que por lo general nos dejan con la boca abierta, no por lo espeluznante de las noticias, sino para saborear el próximo trago de las refrescantes cervezas del Bar Tolo. El verano está aquí y Juanito luce una guayabera citadina floreada que no usará para sus vacaciones. Después de un largo sorbo, Juan me explica que por el momento es uno de los millones de estadounidenses que no podrán vacacionar este año simplemente porque no las puede costear. Exactamente; Juanito es uno de cuatro estadounidenses que según un informe de BankRate.com tendrán que quedarse en casita porque no podrán con lo que cuestan las vacaciones. El costo promedio por persona de unas vacaciones modestas es de dos mil dólares, pero la mayoría de los estadounidenses que viven de dos trabajos y dos sueldos y ni siquiera pueden permitirse una emergencia de $1.000 y mucho menos un lujo de $2.000. Juanito – quien me insiste que el “punto seguido” está de moda en la escritura castellana – levanta sus manos y las mueve al mismo tiempo, “pero me compraré una hamaca puertorriqueña para el patio”, confiesa. América es un continente dividido en tres partes geográficas mientras que la división entre pobres y ricos en los Estados Unidos es cada vez más profunda (y peligrosa, dicen algunos). El presidente dice que prácticamente no hay desempleo y la congresista Ocasio-Cortez dice, claro, porque una gran mayoría tiene dos y hasta tres empleos. Mi gata era negra y por las mañanas se subía a mi cama sin permiso con esa mirada de pantera azteca. Un día llegó a casa con su lado derecho destrozado y nunca se quejó cuando la llevamos al veterinario y la radiografía demostró que el golpe había sido fuertísimo, yo diría brutal. Con su pierna derecha trasera, colgando, nunca chistó. La dejamos allí para que la pusieran a dormir. Hoy la recuerdo como un homenaje al orgullo, sensualidad y a la gran indiferencia que tienen los felinos. Ella era mi gata negra que hoy la recuerdo mientras pienso en las docenas de mascotas que han quedado desatendidas después de las redadas tipo-fascista de ICE (U.S. Immigration and Customs Enforcement) la semana pasada en Misisipí. Claro esto no se puede comparar con las docenas de niños que en un par de horas quedaron huérfanos. Los agentes irrumpieron en varias fábricas de conservas y comidas enlatadas para detener a más de 680 obreros inmigrantes indocumentados. Fue la mayor operación para la deportación en la historia del país. La operación fue cruel porque fue planificada para el primer día escolar. Entonces fue un rudo mensaje, fue una de las más profundas muestras de brutalidad inhumana, fue un castigo racista de odio y también de hipocresía porque aquellos trabajadores eran y son necesitados por el capitalismo en los campos y las fábricas. Las cocinas frías y vacías. Los niños que volvieron a sus casas después de la escuela las encontraron desiertas y aquellos niños que esperaban a sus padres para recogerlos esperaron horas y horas. La pregunta es ¿quién hará el trabajo por estos obreros deportados? El jueves parece retroceder en retirada, tal como llegó. Mi gata negra era muy limpia, no tomaba agua que no era fresca, hacía sus necesidades donde correspondía y le gustaba la comida húmeda en lata. Cada mes se la compraba en Walmart donde es barata, ofrecen un gran surtido, y nada, el problema es que es uno de los lugares “tarjetas postales” del capitalismo que empujó a la bancarrota a miles de pequeños almacenes. Usted entra a la multitienda Walmart y ya no tiene necesidad de salir porque le venden absolutamente de todo; desde un tomate hasta una gran variedad de armas de fuego y sus respectivas municiones. Y ahí está el problema. Después de dos masacres ocurridas dentro de la mismísima tienda; una en Misisipí y otra en Texas y que dejaron en total a 24 personas masacradas, los propios empleados – a riesgo de ser despedidos – le están exigiendo a Walmart que deje de vender armas. Ya realizaron una huelga nacional y ahora levantan un petitorio de firmas para entregarse a los mandamases de la tienda. Los empleados afirman que hay una correlación entre la disponibilidad de armas y la cantidad de masacres per cápita y Walmart es uno de los mayores minoristas de armas de fuego en los Estados Unidos. En otras palabras, Walmart saca ganancias de la venta de armas mortales y por eso tiene que responsabilizarse un tantito. Por mi parte, yo ya no tengo a mi gata y ya ni siquiera me acerco a Walmart.