Hoy estoy motivado para escribir sobre futbol, quizás por la demostración que el Barcelona dió ayer jugando contra el Getafe.
Como a tantos, me gusta ver los partidos de futbol de los grandes equipos del mundo que desde hace ya algunos años se proyectan por la televisión cubana. Los cubanos han descubierto por esta vía la magia de ese deporte-espectáculo que no se detiene durante cada uno de los 45 minutos que dura cada uno de sus tiempos y que por consiguiente, crea un estado ininterrumpido de emoción expectante, a diferencia del que hasta ahora ha sido su deporte favorito, el baseball, aquí llamado “la pelota”, juego eminentemente discontinuo pero con momentos de frenética actividad cuando el bateador logra conectar un “hit”, o sea golpear la pelota que le han lanzado a una velocidad generalmente de 130 a 150 kilómetros por hora.
Ya pululan las “peñas” del Barcelona y del Real Madrid y cada día más niños cubanos improvisan partidos de futbol en las calles y parques como es ya tradicional en Centro y Sudamérica. Me atrevo a decir que, si todavía no lo ha logrado, en no mucho tiempo el futbol pasará a ser el deporte más practicado en Cuba.
Por consiguiente, no es de extrañar que en estos nuevos tiempos en Cuba haya surgido un personaje que todos admiran y que despierta las simpatías populares. Obviamente, se trata de Lionel Messi, la “Pulga”. Que el mejor futbolista del mundo sea probablemente si no el de menor estatura, uno de ellos, unido a su personalidad de muchacho ajeno a los aspavientos individuales cuando marca un gol, quizás oculte lo que a mi juicio es lo fundamental en su comportamiento en la cancha: juega con y para el equipo, tal como lo hacía de niño, como el mismo ha contado. Y para ser sincero digamos también que el Barcelona atrae por esa manera tranquila de jugar, con una inteligente dislocación de los jugadores por el campo y sus certeros pases de pelota entre ellos, construyendo paulatinamente una situación frente al arco contrario que da lugar a un frenesí de movimientos y pases cortos que muy a menudo terminan en gol.
Pero Messi tiene otra característica como estrella del futbol mundial y es su comportamiento público, no solamente en la cancha, sino que en su vida de la cual solo sabemos que es ajena a escándalos, excesos y declaraciones conflictivas. Digamos que en su comportamiento como ser humano extraordinariamente exitoso, su mayor virtud es la modestia y en sus entrevistas pareciera decirnos” ¿qué quiere que haga? simplemente soy así!”
Bien para Cuba que tiene un nuevo deporte popular y un nuevo héroe deportivo que emular.
Carlos Romeo
La Habana, 13 de marzo del 2016