Fernando A. Torres desde EEUU.
Me gusta mucho la música salsa. Su ritmo es tan contagioso que hace mover las piernas casi inconscientemente. Es una música divertida y muy fácil de consumir.
Pero lamentablemente en estos últimos años he notado que la lírica, la letra, la “poesía” de la salsa está sufriendo una notable decadencia. En la actualidad, la mayoría de las letras salseras son verdaderos monumentos a la vulgaridad y el mal gusto; son realmente asquerosas.
Son letras rápidas con un horrendo contenido (muchas ni siquiera gozan de contenido) cuyos autores no se esfuerzan un ápice en escribir algo bello y poético. Esta falta de un norte poético y el buen gusto está en detrimento de la propia salsa. Todos pensábamos que la aparición de Rubén Blades iba a levantar la salsa a un nivel del cual no se podría regresar. Pero no fue así. Los esfuerzos de Blades de mejorar la lírica de la salsa fueron en vano. Hemos vuelto a lo mismo.
Todo se ha ido al suelo y la ordinariez a vuelto ser la norma en este tipo de música. En los Estados Unidos los programadores radiales de la música salsa hablan español a medio camino y algunos ni siquiera lo hablan. Esto ha significado que mucha de esta salsa de medio pelo se filtra en las ondas radiales incluso en estaciones progresistas … y la mediocridad continúa siendo el nombre del medio de los latinos en este país.
Yo ya no escucho salsa, por no sufrir la tortura de escuchar estupideces, letras misóginas y racistas (aunque sean de una forma “simpática”). En este aspecto quiero destacar la gran producción de salsa que viene de Cuba, desde donde salen grandes músicos y desde donde se producen mayormente, y se exportan mundialmente, los estilos y los avances musicales en este género.
Me resulta difícil defender esto. Cuba tiene la historia de la nueva trova cubana, un movimiento que no solo renovó la música, sino que también marcó un cambio radical en la poesía y la lírica de la canción latina. Los músicos cubanos troveros revolucionaron la música, pero más que nada la poesía; desafiando al resto de los autores latinoamericanos, arrastrándola a estaturas inimaginables. Por eso resulta una vergüenza escuchar las letras de la salsa que sale en estos momentos de aquella hermosa isla llamada Cuba.
¿Como se pueden escribir esas vulgaridades en un país que le dio al mundo la nueva trova y el renacimiento poético latinoamericano? Me resulta difícil defender esto. ##