Una de las dos: la acusación constitucional o las elecciones del 2020 terminarán con Trump
Fernando A. Torres desde EE.UU. *
Dicen que los animales mas peligrosos del mundo son las bestias heridas. Y a la semana después del anuncio demócrata de iniciar la acusación constitucional para dejarlo sin empleo, la bestia ha comenzado a revolcarse herida, lanzando con su típico lenguaje soez, inimaginables amenazas contra todo el mundo, contra su vicepresidente y hasta contra su propio país.
Por los últimos dos años las posibilidades de una acusación constitucional parecieron centrarse en las revelaciones de Robert S. Mueller III, abogado y asesor especial sobre la interferencia de Rusia en las elecciones del 2016 y los intentos de Trump de obstruir la investigación.
Las ilegalidades abundan en la Casa Blanca pero según la Presidenta de la Cámara Baja (Cámara de Representantes) Nancy Pelosi, las conversaciones de Trump con el Presidente de Ucrania Volodímir Zelenski. y la presión y el soborno para que este último investigara los negocios del hijo del posible candidato demócrata a la presidencia Joe Biden, fueron la gota que derramó el vaso.
Estas conversaciones fueron motivos de una denuncia realizada por un informante/delator (en inglés se dice whistle-blower “el que toca el pito de alerta”) sobre las irregularidades cometidas en esa conversación más el hecho que Trump no informó al Congreso como debía. Todo esto, días después que Trump congeló más de $ 391 millones en ayuda a Ucrania.
Así, el pasado 24 de septiembre, Pelosi anuncio el inicio de una investigación que seguiría con la acusación constitucional para remover al 45° presidente. Una movida que Pelosi trató de evitar desde hace muchos meses atrás. “Las acciones de la presidencia Trump han revelado el deshonroso hecho de la traición del Presidente a su juramento presidencial, la traición a nuestra seguridad nacional y la traición a la integridad de nuestras elecciones”, dijo Pelosi.
Incluso el propio Trump no lo ha negado diciendo que la llamada telefónica fue “hermosa” y perfectamente legal. Después de numerosas presiones, la Casa Blanca entregó una versión recortada de las transcripciones de la llamada. Ahora y según los analistas es muy probable que Trump se convierta en el cuarto presidente en ser acusado constitucionalmente. Y Trump continua desafiante argumentando una frase que no se cansa de repetir “acoso presidencial y cacería de brujas”.
Una crisis política, delictual y constitucional
Pelosi dijo que, para su propio beneficio político, Trump buscó la ayuda de una potencia extranjera para atacar a un rival en las elecciones nacionales internas asumiendo una conclusión que muchos demócratas ya habían llegado hace meses atrás: Trump no es un ciudadano apto para ser presidente.
Estas son acciones ilegales establecidas en la constitución política por lo que es necesario establecer que más que un juicio político es simplemente un caso delictual.
Por semanas el Congreso ha pedido documentos a la presidencia. Y no ha tenido respuesta. Tal es la situación que el viernes pasado los presidentes de tres comités del Congreso se vieron forzados a emitir una orden legal de comparecencia al Ministro de Relaciones Exteriores (Secretario de Estado) Mike Pompeo para que entregue documentos relacionados a las comunicaciones entre Trump y Zelenski.
Ahondando una crisis – que ahora es constitucional, la respuesta de Pompeo fue desafiante; dijo que no cumplirá con la orden legal de comparecencia porque “solo puede entenderse como un intento de ‘intimidar, un matonaje y tratar de manera inapropiada a los distinguidos profesionales del Departamento de Estado”, dijo Pompeo en una clara actitud de obstrucción de la investigación para la acusación constitucional. También dijo enfáticamente que los cinco funcionarios del Departamento de Estado llamados a comparecer frente al Congreso, no lo harán.
Vale la pena señalar que Pompeo también mintió al informar que no tenía mucho conocimiento de la llamada. Ahora se sabe que de hecho Pompeo estaba presente cuando se realizó la llamada.
¿Quién manda aquí? Este desorden constitucional es tan grave que se tiene que recurrir a citaciones legales para obtener documentos de la Casa Blanca. Funcionando al borde o fuera de la ley, sin ningún tipo de fiscalización los funcionarios de la Casa Blanca incluido Pompeo y Trump están haciendo de las suyas. Están subvirtiendo la Constitución y aprovechándose del frágil sistema político de los tres poderes con su auto-vigilancia y auto-balance (check and balances en inglés) – establecido en la Constitución acordada por los antiquísimos padres de la patria en 1789.
El establecimiento de uno de estos tres poderes (los otros son el judicial y el legislativo), la Presidencia, el Ejecutivo, como poder absoluto (por no decir dictadura) tuvo su mayor expresión durante el régimen de Bush (01-09), quien se metió en el bolsillo la Constitución, declaró legal la aplicación de la tortura, fue a la guerra sin la aprobación del Congreso y gobernó con las famosas “órdenes presidenciales” para desacatar “legalmente” el poder del Congreso e imponer su ideología.
La guerra civil: una repugnante amenaza
Trump es un buen alumno. Siguiendo el ejemplo de Bush, está borrando el llamado “legado” de Obama, gobernando a través de “órdenes presidenciales” que han cancelado la mayoría de las leyes del primer Presidente negro. Esto, sin contar los sentimientos racistas de la supremacía blanca que el solapado discurso de Trump ha despertado por todo el país; sentimientos que han sacado a hombre blancos armados a la calle, causando masacres y ataques físicos contra minorías étnicas.
En uno de sus mensajes a través de Twitter, Trump escribió en parte: “Si los demócratas logran destituir de su cargo al Presidente (lo que nunca lograrán), esto provocará una Guerra Civil, como una ruptura en la nación de la cual nuestro país nunca sanará”. Al congresista republicano Adam Kinzinger, veterano de las guerras en Irak y Afganistán, no le gustó para nada la amenaza de su Presidente diciendo: “he visitado naciones devastadas por la guerra civil … Nunca imaginé que un Presidente repitiera esa cita. Esto va más allá de la repugnancia”.
Trump: Soldados en la frontera; disparar a matar
Hasta el momento las investigaciones han sido llevadas adelantes solo por congresistas demócratas, pero según los analistas, por la gravedad de las acciones de Trump, el caso merece ser investigado minuciosamente por abogados, fiscales expertos y profesionales expertos en oler las transgresiones y seguir las pistas.
Por ahora los errores de un impulsivo y arrebatado Presidente, le están costando al país un precio económico y político que tendrán grandes repercusiones. La lista es larga: retiró el país del tratado climático de París y del tratado sobre armas nucleares con Irán, echó a andar una imposible-de-ganar guerra de tarifas con China, le ha quitado más de $3.6 mil millones a los militares para financiar su obsesión por un muro fronterizo, politizó y desmanteló la Agencia de Protección Ambiental y desató una gran pelea con el Estado de California sobre los avanzados controles de emisión. Y la más reciente: llamó a China para que investigue los negocios de Los Biden. Parece que no entendiera que la injerencia extranjera es un delito constitucional, dicen pasmados sus detractores.
Las ideas y dichos de Trump están demostrando no solo sus incoherencias y sus razonamientos extremos sino la falta de respeto hacia las leyes y la vida humana. El diario The New York Times (NYT) ha revelado algo de esto. Trump quiere construir en la frontera un muro electrificado con púas que perforen la piel humana y con un foso de agua lleno de cocodrilos o culebras.
El NYT dijo también que Trump quería que los soldados en la frontera dispararan a matar; pero después que uno de sus asesores le dijo que eso era ilegal, Trump se retractó diciendo que les dispararan a los inmigrantes en las piernas para que no pudieran correr. El periódico obtuvo esta información entrevistando a miembros de personal de Trump que asistieron a una reunión de trabajo al final de marzo. La reunión programada para durar 30 minutos duro más de dos horas. Los asesores entrevistados no dieron sus nombres verdaderos por temor a represalias.
Pero una de las ideas más contenciosas de Trump fue – y sigue siendo – la de cerrar la frontera de 3.218 kilómetros con México. Inmediatamente sus asesores le señalaron que tamaña orden acarrearía un caos total, atrapando a turistas y a niños en las escuelas de ambos lados de la frontera, suspendería al tráfico comercial y crearía una gran crisis económica entre los dos países.
Según el NTY, la orden de Trump de cerrar la frontera fue una decisión que “desencadenó una frenética semana de ira presidencial, pánico permanente del personal y más confusión y alboroto en la Casa Blanca …”. Para aquel fin de semana Trump había cancelado la espontánea idea y tomado represalias contra sus propios asesores; aquellos que habían tratado de detenerlo.
Reconstruir o sanar el régimen de los tres poderes
Los dramáticos momentos por los que atraviesa la política estadounidense indican el final del consenso político que era motivo de orgullo para muchos políticos estadounidenses y uno que otro extranjero. Lo que quedará de todo este drama político no será la destitución de un Presidente racista, xenófobo, misógino, mitómano, inculto y vulgar, sino la imperiosa necesidad de reemplazar o renovar la vieja e inoperante Constitución Política de 1787.
La dictadura de dos partidos políticos, el establecimiento de un Ejecutivo casi imperial con un Presidente que puede llegar al poder sin el voto popular (Hillary Clinton obtuvo tres millones de votos más que Trump), el despertar del movimiento fascista de supremacía blanca y la injusta distribución de la riqueza en donde solo tres millonarios poseen más riqueza que la mitad inferior de todos los estadounidenses, están ahondando una crisis que inevitablemente asumirá características globales.
No hay que olvidar que estamos hablando del país más poderoso del planeta, económica y militarmente, y de un hombre mentalmente inestable que en estos momentos tiene el poder para comenzar algún conflicto armado en cualquier parte del mundo o para lanzar urdes armadas a la calle.
Dejó implícito que habría que ejecutarlo
“Es casi un espía” esputó Trump al referirse a la persona que filtró la información sobre los detalles de la conversación entre Trump y Zelenski y luego dejó implícito que habría que ejecutarlo. Esto provocó la condena de muchos políticos, incluidos republicanos, que manifestaron preocupación por la vida del funcionario informante/delator; whistle-blower. «¿Saben ustedes lo que solíamos hacer en los viejos tiempos cuando éramos inteligentes? ¿Verdad? Los espías y la traición, solíamos manejarlo un poco diferente de cómo lo hacemos ahora», dijo cruentamente Trump.
Como una bestia mortalmente herida y parapetado firmemente en el Ejecutivo, Trump no ha cesado de amenazar. Ha dicho que, si es despedido, mucha gente saldría a las calles y el mercado de valores se derrumbaría.
Como dijo el periodista John Nichols “si estás en la onda de apostar, apuesta a que Donald Trump será acusado. Y después apuesta a que la acusación constitucional significará el final de su presidencia, de una forma u otra”. De ser así solo cabe de esperar que no cumpla sus amenazas y que su salida sea pacífica; nadie quiere ver a los supremacistas blancos probando en las calles sus fusiles automáticos. ##
*Fernando A. Torres es escritor y periodista independiente radicado en los EEUU.