El Banco Central redujo la estimación de caída en la actividad económica del año desde el -6,5% promedio estimado en su Informe de Política Monetaria (IPoM) anterior a -5%, debido señaló al “retiro gradual de las medidas de control sanitario, una adaptación rápida de las nuevas condiciones de funcionamiento de varios rubros, el incremento del crédito a las empresas y al impulso de las diversas medidas de apoyo a los ingresos de las personas”. Al mismo tiempo, constató que la evolución del mercado laboral sigue afectando a la actividad en su conjunto, “con una caída trasversal del empleo, los ingresos laborales, las horas trabajadas y las remuneraciones variables”.
Previo a la entrega del IPoM, el instituto emisor hizo público su Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de julio, con una contracción interanual de un siempre elevado 10,7 %, inferior al descenso promedio alcanzado en el segundo trimestre de 14,1%, habiendo sido mayo el mes de la mayor disminución (-15,2%) y junio el de caída más baja (-12,9%). Por tanto, el descenso de la actividad económica, continuando siempre elevado, se fue aminorando, proceso que se acentuó en julio y deberá ser más fuerte cuando se entregue el Imacec de agosto con el incremento de los ingresos personales por el retiro del 10%. El comunicado del Banco Central habló de “que la economía comenzó a estabilizarse (…) aunque con niveles de actividad muy por debajo de los del año anterior”. El Imacec minero volvió a ser positivo (+1,1%), mientras el no minero -que representa cerca de un 90% del total- cayó en un 12%. Los sectores más afectados por las medidas adoptadas para enfrentar la emergencia sanitaria fueron la construcción y los servicios. De estos últimos destacó la reducción en el trasporte, restaurantes, hoteles y servicios empresariales. En el caso del hotelería el INE constató que en julio los alojamientos en el país descendieron en doce meses un 90,5%. La tasa de ocupaciones habitacionales a nivel nacional fue de solo 17,8%, dándose la mayor ocupación en la región de Tarapacá con un 51,3%.
La serie desestacionalizada del IPoM estableció que en julio, el cual compara con el mes anterior, aumentó 1,7%, por segundo mes consecutivo, en junio había crecido un 0,8%. El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, proyectó que en el tercer trimestre seguirían los números negativos del Imacec, pero con descensos menores. En julio, según cifras de Hacienda, el 51,8% de la población estuvo en una cuarentena obligatoria.
En cuanto a la actividad económica global el comunicado indicó que los “datos más recientes confirman una recuperación de la actividad mundial tras los mínimos alcanzados entre abril y mayo”. El IPoM elevó la cotización promedio del cobre en el año desde los US$2,50 la libra en su informe de junio a US$ 2,70. Su nivel se ubicó desde los últimos días de agosto sobre los US$3 la libra. En ellos fue determinante la producción industrial china, país que es el mayor importador del metal rojo a nivel mundial. Además, los inventarios del metal rojo en las bolsas metaleras estaban en su nivel más reducido en quince años, mientras globalmente se continuaban postergando los planes de inversión. En el país la ocupación en el sector minero durante el trimestre mayo-julio se redujo a 185.000 trabajadores, en comparación a los 232.000 del mismo lapso del año anterior.
La economía china continuó durante el año un proceso ascendente. En agosto su índice de compras manufactureras Caixin aumentó a 53,1 puntos, de los 52,8 del mes anterior. Su crecimiento se produjo debido al incremento de los pedidos de exportación. “Esto respalda nuestra opinión –comentó Eric Xin, economista senior sobre China del banco HSBC- de que a medida que la economía mundial comience su proceso de recuperación, la demanda externa continuará mejorando. Esperamos -concluyó- que el crecimiento de las exportaciones alcance al 6,6% interanual en el tercer trimestre”. El IPoM estimó para 2020 un incremento en la economía china de 1,9% y de un 7,3% en 2021.
Sin embargo, la producción de cobre en el país disminuyó durante junio y julio en cifras anualizadas, 0,7 y 5,1 respectivamente. “Esta baja -observó Marco Rivero, vicepresidente ejecutivo de Cochilco- era una consecuencia posible, ante el ajuste de destacamentos en las faenas que hicieron las empresas. (…) Esta reestructuración no logró evitar la baja (…)” (03/09/20). En el año, la producción en la gran minería llegó en julio a 3,3 millones de toneladas, cantidad superior a los 3,2 millones de los mismos meses del año anterior.
Teniendo presente este escenario, el Banco Central informó después de dar a conocer el Imacec sus principales resoluciones de política monetaria. Ratificó la determinación de mantener su tasa de interés en 0,5% nominal anual, la cual permanecería en ese nivel durante gran parte del horizonte previsto. Manteniendo, además, el programa de adquisición de activos en operaciones de mercado abierto, reanudando la adquisición de bonos bancarios, que efectuó en agosto apoyando a las instituciones del sector y a las AFP en la operación de entrega de los recursos retirados del fondo de pensiones.
La disminución de la actividad económica anual proyectada se explica por la menor contracción de la demanda interna, que se reducirá de -10,4% estimado en el informe de junio a -7,1%, debido especialmente a la disminución de la inversión de -15,9% a -10,6%. El consumo lo proyectó al igual que en el IPoM anterior con una caída de 4,2%, pero modificando su composición, con una reducción de la disminución del consumo privado desde -6% a -4,8%, producida por factores acaecidos después del informe anterior, como consecuencia del aumento de los ingresos personales debido al retiro del 10%. El consumo público directo se redujo para permitir aumentar las trasferencias.
En cambio, el saldo de la demanda externa neta, que se estima será de US$11.200 millones, muy superior al año anterior cuando fue de US$4.200 millones, aumento explicado por un descenso agudo de las importaciones de bienes y servicios (-US$9.100 millones) al de las exportaciones de bienes y servicios (-US$ 2.100 millones), será positivo. Las importaciones dependen en lo fundamental de la demanda interna. Un hecho negativo como es su reducción conlleva a un resultado positivo, al incrementar la demanda externa neta, que contribuye a reducir la caída del producto. Esta disminución es consecuencia del crecimiento de las adquisiciones efectuadas por China, que es el mayor demandante de bienes y servicios del país. En agosto, según el Servicio Nacional de Aduanas un 35,8% de las colocaciones en el exterior se efectuaron a la potencia asiática, mientras que a EE. UU. solo alcanzaron a un 14,2%.
Esta disminución en la caída del producto con relación a las estimaciones precedentes no puede ocultar la gravedad que reviste el hecho, como anotó el IPoM, que el “shock negativo provocado por la pandemia es muy significativo, lo que se refleja en el elevado número de personas y empresas que ha visto afectado su fuente de ingresos”. Destacando que “revertir la pérdida de empleos, la caída de ingresos de los hogares, el deterioro del consumo y mantener un flujo de crédito acorde con las necesidades de capital de trabajo e inversión de las empresas, constituyen los mayores desafíos para la recuperación económica y para el aporte de las políticas públicas a la misma”.
Un informe elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social, el INE y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo al finalizar julio estableció que el 59,4% de los hogares, desde que estalló la crisis sanitaria, disminuyó sus ingresos mientras apenas un 2,3% lo aumentó. Un 27,4% de los hogares no contaba con ninguna persona ocupada y el 38,4% redujo el número de integrantes con trabajo. Además, constató que un 54,6% de las familias se vio obligada a disminuir sus gastos en alimentos.
En cuanto a la inflación, el IPoM puntualizó que “en lo inmediato, la inflación se reducirá algo menos de lo previsto producto del efecto en el consumo que tienen las medidas de apoyo a los ingresos. A mediano plazo -sostuvo- las presiones continúan reducidas”. En julio, tanto la inflación total como la subyacente, que no considera los precios de los alimentos y de la energía, se mantuvieron cerca del 2,5% en doce meses, por debajo del 3% establecido como su objetivo por el banco central.
El instituto emisor estimó que el retiro de los ahorros previsionales generará “recursos del orden de 6% del PIB de los que cerca de la mitad se destinará al consumo”, el componente cualitativamente más grande de la demanda interna. Mario Marcel valoró que “el aumento del consumo que se financia con el retiro de los ahorros previsionales es de carácter transitorio, pero está ocurriendo en un momento muy importante del ciclo, en un momento de mayor debilidad en términos de ingreso y actividad, algo que fue oportuno (…)”. En su cuantificación estimó que incidirá en tres puntos porcentuales en el consumo privado, los cuales se explican por los retiros del 10% y que ello repercutirá en la demanda interna en 1,5 puntos. “(…) El retiro del 10% -concluyó- explica la mitad de los factores positivos que están incidiendo sobre las proyecciones del crecimiento para este año”.
Luego efectuó diferentes estimaciones de las pérdidas que significa para el país la crisis. Para siquiera recuperar lo perdido en el último año -expresó- queda un largo y dificultoso camino lleno de desafíos y riesgos. Medido por la disminución del ingreso per cápita a fines de este año habremos retrocedido a un nivel equivalente al de 2013. Otra de sus proyecciones fue efectuar una comparación con las estimaciones del IPoM hace un año atrás, en septiembre de 2019, cuando proyectó un crecimiento para 2020 entre 2,75% y 3,75%, en consecuencia, un promedio de 3,25%, que debe compararse con el -5% previsto ahora. Es decir, una diferencia cercana a nueve puntos. “De esta diferencia -estimó- alrededor de 2/3 partes corresponden a la pandemia y el resto al efecto del estallido social”.
Marcel destacó que el país se enfrenta a seis grandes desafíos: recuperar el mercado laboral; suavizar la transición de los hogares y las empresas desde una fase de apoyo en la emergencia a una fase de la reactivación; recuperar, reestructurar y/o reconvertir los sectores más afectados por la pandemia; la materialización de inversiones, adecuaciones productivas y aumento de los niveles de actividad requerirán de financiamiento adecuado; será necesario reducir significativamente la incertidumbre, que está a punto de completar un año muy por encima de sus niveles históricos; y elevar la capacidad de crecimiento de largo plazo”. Cuando se entre más abiertamente a la fase de reactivación será necesario, como señaló Gabriel Palma en su clase magistral con motivo del 25 aniversario del Cenda, “no hacer más de lo mismo”, teniendo en cuenta la larga fase de estancamiento que vive el país, lo cual requiere, como señaló, reestructurar para reactivar, teniendo presente en primer plano producir un cambio drástico en los niveles de productividad.
Hugo Fazio
Septiembre 2020