Por Carlos Romeo
“Esperemos lo mejor y preparémonos para lo peor.”
Proverbio chino.
La actividad económica privada, para llamarla por su nombre y no por el eufemismo de propiedad no estatal, expresión esta última con una connotación que pareciera vergonzante, está haciendo “metástasis” en Cuba. Está llenando “vacíos de productos y servicios” según el criterio de los cubanos toda vez que su propia existencia y desarrollo indican objetivamente que están llenando espacios vacíos, pero necesarios, en la oferta que se les brinda a los consumidores y a las empresas. En este caso, y por ser actividades que inevitablemente deben pasar el test de su éxito, su propia existencia y perdurabilidad indican objetivamente el acierto de su existencia desde el punto de vista social, una vez conseguida la autorización oficial para establecerse, el freno que por antonomasia utiliza hoy por hoy el Gobierno para controlar su desarrollo.
La cuestión de fondo es si estas actividades generan productos y servicios necesarios desde el punto de vista de una asignación racional de los recursos con que cuenta la sociedad cubana. Pero no basta con aplicarle a este problema el principio hegeliano de que “Todo lo real es racional”, toda vez que racional también implica que sea necesario.
Durante el medio siglo que duro en Cuba el regimen económico basado exclusivamente en la propiedad estatal de los medios de producción y de los recursos naturales, con la excepción de los pequeños campesinos y sus cooperativas, fueron el aparato de planificación y el de la producción estatal, sus burocracias, los encargados de definir muy concretamente que era lo necesario a producir e importar en Cuba. Toda otra actividad estaba prohibida, aunque no fuera más que por el hecho de que la compra- venta de fuerza de trabajo era permitida exclusivamente para el sector estatal de la economía y ni siquiera las producciones individuales eran legalmente comercializables. El Estado se hacía responsable de todo lo necesario y lo necesario era lo que se lograba producir e importar.
Desde el momento en que en Cuba se autorizaron otras relaciones sociales de producción además de la estatal, inevitablemente se crearon las condiciones para que hubiera dos espacios económicos en que se definiera lo socialmente necesario: el sector económico estatal y el privado, ambos sobre la base de sus propios recursos monetarios. No obstante, hay un momento en que ambos sectores compiten por los mismos recursos y es cuando las disponibilidades monetarias nacionales de ambos, en CUP Y CUC, deben convertirse en divisas extranjeras para pagar recursos adquiridos en el exterior de Cuba. En efecto, esta es la restricción objetiva fundamental de la economía cubana toda vez que 40% de su PIB está constituido por importaciones de bienes y servicios indispensables para lograrlo.
Digamos que esta restricción económica objetiva obliga a que ambos sectores definan lo que, de la totalidad de lo necesario para la sociedad, lo que a su juicio es de su responsabilidad. Habrá, por tanto, un conjunto de bienes y de servicios necesarios como objetivo productivo del sector estatal y otro correspondiente al sector privado.
Y llegamos a lo que a mi juicio constituye la esencia del sistema económico socialista a instrumentar en Cuba según las decisiones políticas ya tomadas por el Gobierno y por el Partido, que precisamente están siendo discutidas hoy en día por la población cubana: cuales son los objetivos productivos de bienes y servicios del sector estatal de la economía y cuales los del privado, en el entendido de que estos últimos son adicionales a los que el estado debe garantizar como condición sine qua non del socialismo cubano, definiendo así el carácter de su sistema económico socialista.
Dicho de otra manera, del total, el sector privado abarcara el resto entre la totalidad y lo que se reserve como obligación el sector estatal que, y lo repito una vez más, son:
– Asegurarle al feto a través de la madre las condiciones necesarias para un buen desarrollo y parto
– Alimentación asegurada durante su vida
– Vivienda con los servicios básicos necesarios
– Servicios de salud durante toda su vida
– Educación gratuita hasta el nivel que pueda alcanzar
– Trabajo en el campo para el cual se preparó y un retiro a cierta edad
– Derecho a la entretención cultural y deportiva y a una vida segura
– Asistencia a toda su familia
– Respeto de su individualidad y de su participación en la política nacional
– Asegurar gratuitamente su sepelio al finalizar su vida
– Defender su Revolución
O sea, nacer, disfrutar la vida y morir, “a lo cubano”.
Un régimen económico-social como el descrito únicamente puede existir sobre la base de un poder político que agrupe en una alianza cívico-militar a la mayoría de la población del país, condición que existe en Cuba y cuya persistencia será el producto de haber logrado un socialismo cubano más eficiente que el practicado hasta ahora.
“Determinar es negar” decía el filósofo Spinoza, en el sentido de que optar por una variante implica desconsiderar las demás posibles y en este caso, la variante elegida conlleva por definición la posibilidad y la seguridad de que en el sector privado de la economía se acumulara capital, o sea dinero empleado para percibir plusvalía obtenida en virtud de la contratación de fuerza de trabajo. Esta consecuencia inevitable de las decisiones políticas ya tomadas explica por qué en los medios oficiales cubanos hay la tendencia a querer expresar que “el monstruo que se está creando” estará bajo control. En verdad, los cubanos están reinterpretando la conclusión de Marx al terminar de explicar el surgimiento, desarrollo y tendencia inevitable del capitalismo en el capítulo XXIV del primer Tomo del El Capital:
¨ El monopolio del capital se convierte en grillete del régimen de producción que ha crecido con él y bajo él. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados. ¨ (Ver pag.699 de ¨El Capital¨, Primer Tomo, Editora Nacional de Cuba).
Lo que se creyó hace ya más de medio siglo, que la aplicación literal y rigurosa de esta conclusión de Marx correspondía al inicio del periodo de transición del capitalismo al socialismo, tal pareciera por lo vivido en Cuba y por las demás experiencias socialistas en el mundo, que es aplicable a un momento del proceso revolucionario al cual todavía no hemos llegado. De ahí la aparente “marcha atrás”. Aunque por los resultados logrados, la supervivencia del proceso revolucionario cubano, lo hecho no solamente echo esta, sino que, además, fue necesario en aquellos tiempos,
No obstante, también hay que reconocer que la problemática política cubana se hará inevitablemente más compleja porque sería ingenuo no reconocer que, como dice el proverbio, “la vida tiene el color del cristal con que se la mira”, y no se la ve de la misma manera utilizando capital para contratar fuerza de trabajo y obtener de ello plusvalía para incrementar el capital, que siendo un trabajador del sector estatal de la economía y de los servicios públicos. Surgirán, si no partidos políticos, asociaciones de productores privados, instituciones de investigaciones sociales y económicas no oficiales y centros de opinión que reflejen los intereses de los empresarios privados, y la continuidad del socialismo cubano dependerá del dominio político de la unión cívica-militar que lo sostenga.
Todo lo dicho hasta aquí es también sabido y comprendido por quienes desde el vecino del norte han dicho abiertamente que la paz que han ofrecido no implica dejar de actuar para que en Cuba se desintegre el socialismo y el país regrese a la “normalidad capitalista”. Repudian las concepciones teóricas de Marx, pero las conocen y utilizan, de hecho, en sus análisis. Por consiguiente, el flanco más débil que Cuba expondrá a esas fuerzas será precisamente la existencia del sector económico privado, lo que quedó muy claramente expresado en las propias palabras del Presidente Obama cuando se dirigió a algunos de sus representantes durante su visita a Cuba.
De finalizar algún día el bloqueo económico, comercial y financiero de los EE.UU. a Cuba, comenzara por una apertura dirigida al sector privado cubano mediante créditos, exportaciones e importaciones y asistencia técnica. Sera positivo desde el punto de vista de la disponibilidad de bienes y servicios para la población cubana, pero contribuirá a consolidar las relaciones sociales de producción no estatales, pero, así y todo, parte de la economía socialista cubana en su conjunto.
Iniciemos el camino futuro con los ojos bien abiertos y realismo, llamando las cosas por su nombre, y preparémonos para lo que vendrá.
Carlos Romeo
La Habana, 16 de agosto del 2016