El informe semanal de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) dado a conocer el 17 de agosto constató que el descenso experimentado en la cotización del metal rojo “está siendo impulsada por la desaceleración del crecimiento de las economías emergentes, las que explican parte significativa de la demanda de metales industriales, y la depreciación de sus monedas frente al dólar estadounidense”. En ese momento las economías emergentes más golpeadas eran Turquía y Argentina, como expresión más acentuada de un proceso global consecuencia de la apreciación de la divisa estadounidense y de la política de la Reserva Federal estadounidense de ir subiendo gradualmente su tasa de interés. Ese día, el precio del cobre en los mercados internacionales fue de US$2,65 la libra, con un descenso durante agosto de 5,94%, cuando se desató la crisis otomana, y de 18,35% en lo transcurrido del año.
Resulta muy difícil prever hasta dónde puede llegar la crisis en desarrollo de países emergentes y, por tanto, sus repercusiones en Chile. Inmediatamente después la preocupación se extendió con fuerza a Brasil. La académica Carmen Reinhart, de la Universidad de Harvard, en entrevista concedida a la agencia Bloomberg, fue de opinión que la dimensión de los efectos contagio que afectan a numerosos países emergentes se verá en el impacto que tenga en Brasil, economía que se contrajo en un 1% durante el segundo trimestre influida por la larga paralización en mayo de los transportistas durante once días. Se trata de una economía fuertemente dependiente de la inversión extranjera, particularmente de bancos europeos también varios de ellos comprometidos por la crisis turca. El 22 de agosto, el real se colocó sobre los cuatro dólares. Desde luego está también muy presente la incertidumbre sobre la elección presidencial, donde las encuestas entregan un apoyo cada vez más mayoritario, de 39% a Luiz Inácio Lula da Silva, antes de que el Supremo Tribunal Electoral (STR) se pronuncie sobre si aprueba su candidatura.
El descenso en la cotización del cobre disminuye el ingreso de divisas en el país transformándose en un factor adicional de incremento en la paridad cambiaria dólar/peso, acentuando aún más dicha tendencia. El día del informe de Cochilco la relación pasó a ser de $670,60 por dólar estadounidense, aumentando en el año en $56,20. Además, como consignó el indicado informe las perspectivas de su evaluación próxima no son favorables. “Ha aumentado – constató- el riesgo de una rápida desaceleración del crecimiento global. Consecuentemente – añadió- en el corto plazo persisten las expectativas negativas para el precio del cobre”. Este nivel se colocó abiertamente por debajo del indicador de tendencia para el cobre tenido como referencia en la elaboración del presupuesto, fijado en US$2,77 la libra.
En julio, Codelco ya había reducido su estimación de precio promedio del cobre en el año de US$3,06 a US$3 la libra, dando como razón principal el desarrollo que estaba teniendo las guerras comerciales desatadas por Donald Trump, particularmente la existente entre EEUU y China. Su proyección fue inferior a la actualización dada a conocer pocos días antes por el ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Por tanto, de ser así los ingresos fiscales estimados serían menores a los proyectados. El ministro de Minería, Baldo Prokurica, es de opinión que la proyección de Cochilco de promedio anual puede no cumplirse de incrementarse los aranceles impuestos por EEUU a China.
La inquietud está también presente en las grandes empresas cupríferas. “En el corto plazo –señaló Iván Arriagada, presidente ejecutivo de Antofagasta plc, el holding minero del grupo Luksic- estamos enfrentados a una alta volatilidad y creemos que esa volatilidad va a persistir. Y eso ha estado muy vinculado –destacó- a esta posibilidad de que exista una guerra comercial. Hoy –concluyó- hay un nivel de preocupación en la industria porque la caída del precio del cobre ha sido importante y, además, porque están subiendo los insumos
En una visión desde otra perspectiva, la evolución de largo plazo del metal rojo es diferente. Así lo estimó el expresidente del directorio de Codelco, Oscar Landerretche. En su opinión el descenso de la cotización constituye “un efecto (…) especulativo de corto plazo, pues los prospectos del mercado del cobre de mediano y largo plazo están bastante bien. Hay prospectos de expansión de la demanda por cobre -detalló- provenientes de la expansión de la industria de la electromobilidad, de los procesos de urbanización de las economías asiáticas y de la penetración del cobre en nuevos mercados como la India. Por el lado de la oferta –constató- no hay una gran expansión derivada de ‘grandes descubrimientos’ (…). Estos dos elementos llevarían al metal –concluyó- a mantener buenos precios en el futuro”.
La participación porcentual del cobre en las exportaciones totales del país está en dependencia de la evolución de su precio en los mercados internacionales. Por ello, alcanzó un porcentaje muy alto en los años del superciclo de su cotización, llegando en el año 2010 a un 58%, cuando para la Gran Recesión en 2008 fue de 49%, eso sí incluso superior a los niveles entre 1990 (46%) y 2005 (47%), que registró sus puntos más bajos en 1993 (35%) y 1998 (36%). Por tanto, su evolución influye poderosamente en la balanza comercial y en la evolución de la cuenta corriente de la balanza de pagos.
La Cámara de Comercio de Santiago está proporcionando un nuevo indicador que mide diariamente el Índice de Condición Externa que, vinculando variables de comercio exterior, indicadores bursátiles, el atractivo del país para inversionistas internacionales hasta temas geopolíticos, el cual desde julio de 2017 comenzó a deteriorarse, teniendo un ligero repunte en julio de 2018, para volver a caer por las informaciones sobre la guerra comercial y la crisis turca. Desde el 8 de agosto, cuando la cotización del cobre descendió en cinco puntos y se acentuó la incertidumbre en los mercados, su deterioro se intensificó concluyendo el informe en que el “peor escenario se explica básicamente por el peor ambiente en materia de expectativas, incertidumbre y riesgo prevaleciente”.
Uno de los factores de incertidumbre existentes en el mercado del metal rojo residió en cómo se resolvería el conflicto legal de Minera Escondida entre los trabajadores y el consorcio angloaustraliano BHP Billiton, teniéndose presente la prolongada huelga registrado en 2017.
Finalmente, el acuerdo alcanzado entre las partes fue aprobado abrumadoramente por las asambleas de trabajadores, con el voto favorable de un 93%.
Los hechos demuestran que el país no es inmune a los procesos globales en curso. En materia de cotización del cobre el país al no contar con políticas para incidir en los mercados internacionales es absolutamente dependiente de la evolución en los mercados internacionales. Desde luego depende de la evolución de la economía china, su principal demandante en los mercados internacionales. Pero también del nivel de actividad económica global y del curso en los mercados del dólar estadounidense, cuya apreciación repercute negativamente en su precio al medirse en dicha divisa.
Hugo Fazio
Agosto de 2018