¿Cómo empezó todo?
¿Quizás con algunos estudiantes evadiendo el pago del pasaje del Metro cuando subió 30 pesos?
Ya no recordamos si fue en un día de sol o nublado.
Pero comenzó la mañana de un día de Octubre de 2019.
Los estudiantes fueron violentamente reprimidos por la policía
provocando la ira de mucha gente, comenzando por los jóvenes mismos.
Después vino el incendio de varias estaciones del Metro, barricadas en las calles,
grandes manifestaciones en varios puntos de la ciudad, y luego en todo el país,
pero ya no se trataba solo de 30 pesos,
eran 30 años de ignominia,
marginación, oprobio, ostentación de los poderosos
y miseria para las grandes mayorías.
Los condenados de la tierra se alzan una vez más por sus demandas y derechos.
Y así comienza, sorpresivamente, una especie de reguero de pólvora
que prende a lo largo y ancho del país llamado Chile.
A todo lo largo del territorio, la Cordillera de los Andes, muda, contempla
el desarrollo de los acontecimientos.
A todo lo largo del territorio, el Océano Pacífico, mudo, contempla
el desarrollo de los hechos.
Mujeres, hombres, viejos y jóvenes, salen una y otra vez a las calles
en ciudades y pueblos a manifestar su rabia, su furia
y también su alegría rebelde.
En tanto el gobierno,
—representativo de los dueños del poder y la riqueza—
solo atina a responder como históricamente siempre lo han hecho
estos gobiernos cuando son amenazados sus espurios intereses:
sacando soldados, policías y fuerzas represivas
para perseguir, balear, torturar, amedrentar
y decretando estado de emergencia
y toque de queda.
Las fuerzas armadas una vez más en guerra contra su propio pueblo.
Sin embargo esta vez millones de personas resisten
Siguen en las calles, en las carreteras, prenden fuego a grandes tiendas,
hay pillaje (después de 30 años bajo la cultura del consumo,
¿por qué no consumir gratis?)
Y el pillaje histórico de los poderosos, ¿quién lo había denunciado?
¿Y la violencia de siglos ejercida por el poder?
Hay violencia sistemática del lado de las fuerzas policiales y militares,
y de parte del pueblo, violencia caótica y furiosa.
Pero, sobre todo, grandes, gigantescas marchas pacíficas,
portando letreros, consignas, demandas, exigencias y banderas,
y cantando su memoria, su ayer y su futuro anhelado.
Y en este instante
en la noche
luego de días de intensas jornadas de rebelión
estamos en medio de una barricada
en una zona popular de la ciudad de Santiago…
Suenan tiros a cierta distancia
La barricada arde
Es una intensa llamarada
Diríase una silueta borrosa,
embanderada, ornada de fuego,
como una columna humana,
similar a un grito silencioso,
a una borrasca humana,
una tormenta,
un trueno agitando las sombras,
una alta llamarada roja, anaranjada.
Una cabalgadura donde tal vez va un toqui a la cabeza de su pueblo,
convocando a las multitudes a no cejar en su esfuerzo.
Y en este instante las figuras humanas se proyectan, se transfiguran,
se levantan empuñando su furia, su hambre de años, su sed de siglos
Su rabia limpia y sucia, su ignorancia y su sabiduría,
su mirada y su ceguera
Su amor y su locura, su alma pacífica y su corazón guerrero.
Estamos en medio de la barricada
Y es hacia la medianoche
de un día de Octubre del año 2019 que corre enloquecido,
inesperadamente enloquecido
Ahora el pueblo aprende en días y en horas
aquello que no aprendió en años.
Cada acto ahora
es una lección de rebeldía.
Cada palabra tiene un peso nuevo, profundo, limpio.
Cada mano levantada es una señal de porvenir.
Arde la fogata.
Los jóvenes en torno.
Mujeres y hombres.
Niños. Viejos.
A cierta distancia las fuerzas militares y los policías
con sus armas en ristre y sus máquinas de violencia.
Suena otro tiro,
Una bala de guerra se hunde en el pavimento.
Las figuras humanas parecen danzar en torno a la hoguera.
Estamos en la barricada del tiempo,
hemos llegado a la eternidad.
Aquí se entrecruza el pasado, el presente y el futuro
pero ahora nada es virtual,
es la encrucijada de la era.
Y es cuando surge el Ángel de la historia
con su energía vital.
Un ángel cuyos ojos no miran hacia el ayer, porque viene de allí.
Un ángel cuyos ojos miran en derredor.
Un ángel cuya mirada sostiene otras miradas.
Un ángel cuyas alas soplan avivando la fogata.
Un ángel que no es otro que la fuerza y energía de la historia.
Un ángel que al cabo de las llamas y la marcha se funde
con la inmensa energía humana camino del mañana.
Octubre 29, 2019
Christian Guadiana