EE.UU: SE CONTRAE ECONOMÍA

La economía de EE.UU, la mayor del mundo registró en el primer trimestre de 2022 una caída en doce meses en su producto de 1,4%, informó el Departamento de Comercio, disminuyendo igualmente con relación a octubre-diciembre de 2021 en 0,4%. Fue la primera reducción desde la producida en los inicios de 2020. El PIB de enero-marzo fue superior en 2,8% al de octubre-diciembre de 2019, previo a la pandemia. Cuantitativamente el impacto negativo se explica por la reducción en unos cuatro puntos porcentuales de una balanza comercial muy negativa debido el elevado incremento de las importaciones y la reducción de inventarios, que habían crecido en el último trimestre de 2021 significativamente, disminuyendo también las inversiones. Influyó además la reducción del gasto público debido al término de los planes de ayuda efectuados con motivo de la crisis provocada por la pandemia. En cambio, el consumo personal aumentó 2,7% anualizado.

A nivel global, el dólar vive una fase revaluatoria. El dollar Index, que se establece en relación a la evolución de otras seis monedas, alcanzó el 25 de abril 101,74 puntos, para continuar creciendo en los días siguientes. El día 27 se colocó en 103,8 puntos, su mayor cotización desde diciembre de 2020. La evolución está en directa relación con la reacción en los mercados a la política de alza en las tasas de interés que está aplicando la Reserva Federal de EEUU. Cuando comenzó a subirla en marzo, después de mantenerla en un largo periodo entre 0% y 0,25%, llevándola a 0,25%-0,50% dio a conocer que la continuaría incrementando en sus reuniones de política monetaria, en el mismo porcentaje. Pero, antes de su siguiente reunión, a realizarse el 4 de mayo, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, adelantó que a partir de la reunión próxima a efectuarse el incremento sería mayor teniendo en cuenta la evolución al alza experimentada por la inflación. Numerosos bancos centrales del mundo también están aumentando sus tasas de interés.

Al mismo tiempo, la divisa estadounidense se está utilizando como refugio frente al recrudecimiento de la pandemia en China, que mantiene a Shanghai, una ciudad de 25 millones de habitantes, con medidas de confinamiento, las cuales se implementaron desde inicios de abril. Al finalizar el mes, ya la mitad de la población se encuentra en zonas de menor riesgo, estando autorizados a salir de sus viviendas. 5,7 millones permanecían en “zonas controladas”. Los contagios comenzaban a afectar a Beijing, llevando a que se estableciese a partir del día 25 de abril controles masivos de la población de 22 millones de habitantes. El viceministro de Salud, Li Bin, defendió la política aplicada de “cero Covid”. “Es -declaró- un arma eficaz para prevenir y controlarla. Nuestro país -añadió- es muy poblado, con desequilibrios regionales en términos de desarrollo y con falta de recursos médicos. Si relajamos (las medidas) y dejamos que el virus se propague, muchas personas se infectarán”.

Por su parte, el yuan chino retrocedió a 6,4575 unidades por dólar, al experimentar un descenso de 0,9%, su nivel más reducido desde hace un año, transformándose ese día en la sexta moneda de un país emergente de mayor devaluación. El descenso repercute en las cotizaciones de las materias primas, entre ellas el cobre, que se cotizan en dólares, lo cual incrementa sus precios en yuanes incidiendo en la reducción de su cotización.

“En una depreciación del yuan -constató Jorge Tolosa, economista de Vector Capital- se incentiva también la depreciación del peso y monedas emergentes, lo cual conllevó que mantener posiciones en materias primas financiadas con yuan salen más caras y eso llevó a fuertes caídas en el precio del cobre y del hierro. Los inversionistas están demostrando huir al riesgo y eso implica botar todo lo que es renta variable e irse a monedas fijas y cubrir todo con dólares”. La cotización del cobre constató la Comisión Chilena del Cobre, cayó en la bolsa de metales de Londres a US$4,44 la libra, debido a que “la desaceleración económica en China generada por el Covid-19 está desacelerando las expectativas de demanda de cobre para el año”.

El fortalecimiento del dólar y la política de alzas de tasas de interés de la Reserva Federal repercuten en los países latinoamericanos. Su “ajuste monetario -constató la Cepal- ha acentuado el endurecimiento de las condiciones financieras globales que se venían observando en los últimos meses, provocando una mayor volatilidad en los mercados financieros, lo que, junto al aumento de la aversión al riesgo como resultado del conflicto en Ucrania, han perjudicado los flujos de capital hacia los mercados emergentes”. La Cepal estimó, que como consecuencia de estos acontecimientos el crecimiento de América Latina y el Caribe descendería en el año de 2,1% a 1,8% y el de América del Sur a 1,5%, mismo porcentaje que proyecta para Chile, coincidiendo con las estimaciones del Banco Central y del FMI. En la cifra de América del Sur incide muy poderosamente la estimación para Brasil de un incremento en el año de apenas 0,4%.

Ello se produce cuando precisamente un documento publicado por el FMI, suscrito entre otros autores por su director del hemisferio occidental, Ilan Goldfajn, quien es el responsable directo de los países latinoamericanos, señaló que cualquier debilitamiento de la economía china debido al Covid-19 u otras razones, pueden afectar las exportaciones y el comercio de la región. Al mismo tiempo, el documento manifiesta que “los gobiernos de América Latina deben brindar apoyos a los sectores de bajos ingresos ante los precios más elevados de los alimentos y la energía, y reducir las expresiones de malestar social debido a la inflación vertiginosa.

En Chile es relevante el incremento de $50.000 del salario mínimo durante lo que resta del año, establecido en el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y la CUT. Llegará a $400.000 en agosto y subirá en enero de 2023 a $410.000, de registrarse en el año una inflación de 7%. En el proyecto de ley propuesto al Congreso se establece un subsidio fiscal a las pymes para financiar el componente del aumento real, no producto de la inflación. “Por primera vez -destacó el ministro de Economía, Nicolás Grau- una política pública les ayuda a cubrir parte del aumento del salario mínimo. Es algo excepcional -añadió- que va directamente a las empresas”.

En el contexto señalado del mercado de divisas global el peso chileno fue una de las monedas de un país emergente más devaluada. El 25 de abril, subió a $845,30 por dólar, con un aumento en relación a la jornada anterior de diez pesos. El día 27, la paridad se elevó a $850,70 y el 28 a $857,85. Cerrando finalmente el mes en $851 por dólar, subiendo durante abril en su mayor incremento mensual desde noviembre de 2019, cuando se registraba el estallido social. “La depreciación del peso que ya acumula varios días -señaló Felipe Alarcón, economista de EuroAmerica- y que encuentra un correlato en la significativa salida de operaciones de tipo carry trade, salida de dólares, que ya acumula cerca de US$3.000 millones desde el peak de entrada”. Este proceso devaluatorio impulsa aún más el curso inflacionista que vive la economía nacional, al encarecer en pesos las importaciones. La política del Banco Central es dejar que la paridad sea establecida por el mercado.
Durante el primer trimestre, el mercado laboral chileno continuó recuperándose. Según las cifras del INE, los ocupados totales alcanzaron a 8,7 millones, pero quedando siempre por debajo del nivel más alto alcanzado antes de la pandemia, en el trimestre móvil diciembre 2019-febrero 2020. Desde el peor momento de la crisis, mayo-julio de 2020, se recuperaron 1,6 millones de empleos, un 87,2% de los perdidos. Durante el trimestre, la creación de empleo asalariado formal alcanzó a 58.900 trabajadores, seguido por los cuentas propias formales con 20.500, mientras la ocupación informal disminuía. Los ocupados inmigrantes, en una población que continuó aumentando, superaron por primera vez el millón de ocupados, aumentando en 105.632 su número prepandemia.

Hugo Fazio
Mayo 2022