DIATRIBAS DE PERDEDORES

Por Carlos Romeo, desde Cuba

Una revolución social es, desde el punto de vista político, como darle vuelta a una tortilla que se está cocinando, los que estaban debajo en la sartén pasan a estar arriba y lo que estaban arriba pasan a estar debajo. Obviamente, quienes ahora están debajo no están contentos con la nueva situación en que les toca vivir y harán todo lo posible por volver a darle la vuelta a la tortilla. Y en el proceso, siempre hay un “cocinero” quien es el que logra que se vire la tortilla.

Si se acepta esta analogía, se comprende el odio feroz hacia el cocinero por parte de quienes ahora están debajo, los perdedores, y hay que reconocer que ese sentimiento es genuino y comprensible por lo que les ha sucedido.

Así explico, con relación al fallecimiento de Fidel Castro, las reacciones y comentarios de los cubanos exiliados en Miami a consecuencia de los cambios revolucionarios habidos en Cuba a partir de 1959, cuando empezó a virarse la tortilla en ese país. Pero hay muchos no cubanos que se han solidarizado con los de Miami, simplemente porque ellos, que siguen estando en la parte de arriba de la tortilla en sus respectivos países, viven con la angustia de que algo semejante les ocurra al ver arder las barbas de sus vecinos.

Como puede observarse, la preocupación de quienes estuvieron y de los que siguen estando en la parte superior de la tortilla, se reduce exclusivamente a sus propios intereses, aunque ahora y desde la inconfortable situación en la que se encuentran, justifican sus diatribas por su preocupación por la suerte de quienes ahora están arriba, diciendo que solamente ahí están el cocinero y sus adláteres, y que absolutamente todos están ahora debajo aguantando el fuego en el cual viven.

Al criticar lo que ha logrado realizar una revolución social, sus logros son opacados, o simplemente negados desde el punto de vista de lo que consideran esos críticos los derechos humanos contenidos en una declaración de las Naciones Unidas que es la expresión de un buen propósito “teórico”, con el cual también todos coinciden “teóricamente”, pero que no rigen para al menos dos tercios de la humanidad, como dan fe de ello la realidad de África, de Asia y de la América Latina, sin excluir algunas zonas de Europa.

Ya Goebbels, el Ministro para la Propaganda del Tercer Reich hitleriano había comprobado que la mentira reiterada se convertía en verdad a través de los medios de comunicación, descubrimiento que ha quedado ampliamente demostrado en la actualidad.

Pero la realidad es muy porfiada. Hace ya 57 años que desde Miami y por ciertos voceros también desde Washington, se viene anunciando la caída de la Revolución Cubana y con ello el carácter malvado, concentración de todas las potencialidades infernales, de su líder Fidel Castro, que son las que explicarían la inconcebible realidad de que se haya mantenido tanto tiempo en el poder.

rindenhomenajeafidelHace 10 años Fidel Castro debió transferir sus cargos de dirigente político y militar a su hermano Raúl, no por ser su hermano si no que por el hecho indiscutido de que siempre fue el segundo al mando. Y hace 6 días que falleció Fidel. Nunca, en toda la historia de la Revolución, salvo en los primeros días de su triunfo, se vió en Cuba tal manifestación popular de identificación de los cubanos con su desaparecido líder máximo. Tal como lo recibieron en enero de 1959, lo despidieron en noviembre del 2016 los que desde entonces pasaron a estar en la parte de arriba de la tortilla.

La Habana, 1 de diciembre del 2016