Por Carlos Romeo
Fue en el siglo XVII y sobre todo en el XVIII que en los pensadores destacados de esa época prevaleció el racionalismo como rechazo y superación de las ideas dogmáticas del medioevo. Luego, en el XIX se incorporaron a esa tarea dos atributos del homo sapiens, el sentimiento y la emoción, y tuvimos el romanticismo. Y en el siglo XX el acelerado proceso de descubrimientos científicos que ha continuado en el XXI, nos ha llevado a querer pensar “científicamente”, lo cual, dicho sea de paso, nos ha abierto el entendimiento de nuestro nivel de ignorancia o dicho al inverso, de lo limitado de nuestros conocimientos.
En las ciencias naturales ni el sentimiento ni la emoción tienen nada que hacer, sin perjuicio de que sean experimentados por los científicos como personas. La fórmula que establece que energía es igual a masa por la velocidad de la luz al cuadrado es real y ha sido comprobada, al margen de los sentimientos y la emoción que puede haberle provocado a su propio descubridor. Tampoco tiene algo que hacer la utopía en este terreno, resultado de pensar en términos de “good wish” y de objetivos puramente imaginados. El conocimiento científico es comprobable o bien todavía no ha salido del campo de la teoría, por demostrar para llegar a ser conocimiento científico
Cuando llegamos a los intentos de comprender científicamente los fenómenos sociales se acaba la objetividad. En este campo, las botellas o están medio llenas o medio vacías y a veces, hasta se niega la existencia de la botella y de lo que contiene y el dicho ingles que expresa el criterio de la verdad, “the proof of the puding is to eat it”, la prueba del pudin es comérselo, a veces no se aplica por que se niega hasta la existencia del pudin.
En las ciencias sociales rige eso de que “la vida tiene el color del cristal con que se la mira” y cada uno de los que miramos y hasta pensamos la vida, tenemos espejuelos de color, no solamente porque en ese campo es muy fácil y normal mezclar sentimientos y emociones con informaciones objetivas, sino que también debido a la posición que ocupamos en la sociedad y desde la cual la contemplamos, que precisamente estamos pensando para tratar de comprenderla. De lo dicho hasta aquí se podría sacar un proverbio que diga “dime quien tu eres y te diré como piensas” valido en el campo de las ciencias sociales. Porque nadie tiene una idea preconcebida sobre como “debe” actuar la ley de la gravedad ni se queja a su representante por la aparición “indebida” de un huracán en donde vive.
¡Hay un viejo chiste que dice que en la arena romana el público contemplaba como un león se enfrentaba a un cristiano que estaba amarrado y enterrado en un hueco, y que cuando el león se le acercó para atacarlo, el cristiano solo pudo morderle la oreja en su defensa, provocando las vociferaciones del publico romano que le grito “! ¡Cobarde, pelea como hombre!” El público tenía “ un parti pris” , una idea a priori de cómo debía celebrarse “el combate”.
A la Revolución Francesa la combatieron sus correspondientes “freedom fighters (¿?)” y los revolucionarios franceses cortaron muchas cabezas de nobles, entre ellas las del rey Luis XVI y la de su esposa María Antonieta, y también las de muchos no nobles. Pero todos los franceses celebran anualmente el 14 de julio como su principal fiesta nacional y los responsables de esas ejecuciones no están entre los denunciados por los defensores de los derechos humanos. En cambio, si se condena a Lenin por haber fusilado a toda la familia del Zar Nicolás, incluyendo a sus hijas e hijo menor de edad. Y ya no se celebra en Rusia el día 7 de noviembre de 1917. Los habitantes de las 13 colonias americanas fueron revolucionarios, aunque también hubo quienes se pusieron del lado de su Majestad Británica, y pese a la matazón de “casacas rojas” británicas y de colonos norteamericanos, se celebra también anualmente el 4 de Julio de 1776 y a la recepción que ofrece ese día el Embajador de los Estados Unidos en Londres, acude hasta el Primer Ministro de Su Graciosa Majestad. Francisco Franco, que encabezo la revuelta contra la Republica Española en 1936, gobernó España hasta su muerte en 1975 y fue reconocido por todos los gobiernos, republicanos y no republicanos, del mundo.
Y llegamos a acontecimientos más cercanos en el tiempo a nosotros (tu y yo). No pudiste presenciar la euforia generalizada con que los cubanos recibieron a Fidel Castro y a sus barbudos cuando triunfaron en una guerra en contra de las fuerzas “legitimas” de un gobierno “no legítimo” que se había instaurado en Cuba el 10 de marzo de 1952, reconocido hasta el último día, el 31 de diciembre de 1958, por el Gobierno de los EE.UU. Los objetivos perseguidos por los rebeldes cubanos eran bien conocidos toda vez que, aunque clandestinamente, circulaba una edición de” La Historia me absolverá” de Fidel Castro con el programa de las fuerzas revolucionarias.
Cuando sucedió la invasión por Playa Girón, que si no vino desde los EE.UU. fue financiada, organizada y apoyada por el Gobierno de ese país, tú todavía estabas en el vientre de tu madre. Pero en octubre de 1962, cuando la crisis de los cohetes y Cuba estuvo al borde de una invasión por las fuerzas armadas norteamericanas, ya tu tenías casi 14 meses de edad y mi preocupación era donde meterte a ti y a tu madre en caso de un bombardeo aéreo. Ya para aquel entonces los revolucionarios cubanos eran los nuevos “malos” del siglo XX a quienes había que derrotar y eliminar. Se repetía el mismo viejo libreto una vez más, demonizar aquellos que quieren cambios, aunque sea en su propio país. Han atentado en contra del devenir pausado y legítimo de la historia, de su propia historia, no de la norteamericana, ni de la francesa. Y, claro está, el acontecimiento en su desarrollo es visto por cada uno desde la posición que ocupa en su sociedad y a través del color de los cristales con que mira y entiende la vida.
Han transcurrido cincuenta y siete años de asedio constante y sostenido de Cuba nada menos que por la gran potencia del norte a solo 90 millas, tiempo durante el cual el pequeño país vivió agredido y para lo cual no es recomendable, bajo peligro de ser vencido, ni la desunión interna, ni la proliferación de partidos políticos, y si un férreo control de todo lo que pasa en su interior, y si los líderes políticos han demostrado en los hechos que han estado a la altura de la situación, lo inteligente es mantenerlos porque han demostrado que son capaces.
“The proof of the puding is to eat it” y ahí está Cuba, el pudin finalmente reconocido hasta por Obama y despertando intereses económicos entre los empresarios norteamericanos. Felicitémonos cubanos y norteamericanos por haber” enterrado el hacha de la guerra”, como lo hacían los habitantes autóctonos del norte cuando declaraban la paz. Que los cubanos hagan en su país lo que les dé la gana y con respecto a tu deseo de que haya cambios en su dirección política, animo, que el tiempo corre a tu favor.
Continuación de un diálogo (espero) con mi hija
Entrémosle de frente al meollo del problema.
Hace muchísimo tiempo, cuando existían los antecesores del actual homo sapiens, homínidos ya separados de sus primos los monos, estos pudieron sobrevivir, perdurar y evolucionar hasta llegar a ser nosotros gracias a que vivian en colectivos, lo que les permitió superar su debilidad intrínseca frente a sus depredadores naturales. Dicho de otra manera, digamos que ni el hombre actual ni sus antecesores vivieron nunca como entes aislados, a raíz de lo cual las “reglas” del comportamiento de sus integrantes para poder vivir en comunidad formaban parte de su naturaleza individual. O sea, que las reglas de convivencia colectiva se “grabaron” en su código genético y se traspasaron de generación en generación hasta nosotros. Hace apenas algo más de unos 10.000 años, un “pestañazo” desde el punto de vista de la evolución biológica, nuestros antepasados ya físicamente idénticos a nosotros, habían llegado solamente al estadio del uso de las piedras y de los huesos de animales como herramientas que prolongaban su actividad potencial natural, pero ya revelaban su capacidad creativa artística en su arte rupestre. Ya eran humanos, pero a su manera, y podían crear utensilios y expresiones interpretativas y reproductoras de la realidad que los envolvía. En efecto, hacía ya mucho tiempo que se había producido un “milagro” en la naturaleza, la capacidad de cierta forma organizada de la materia común del universo, de tener conciencia de sí y de lo externo a su individualidad.
La Biblia expresa poéticamente este acontecimiento cósmico mediante la figura de Dios dándole la vida a un Adán hecho de barro, al tocarlo con su mano, figuración de esta idea pintada por Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina, pero advirtiéndole que, si quería disfrutar del Paraíso, de una harmonía perfecta con el resto de la naturaleza, debía abstenerse de comer “la fruta prohibida” so pena de perderla. Y eso fue lo que sucedió cuando a través de su compañera Eva, ya inducida por “la serpiente” que, al parecer, llevamos dentro, cometió el pecado de devenir consciente de si y de lo externo a él, sin lo cual el hombre nunca habría tenido que trabajar para ganarse el sustento con el sudor de su frente y habría tenido la vida feliz e inconsciente de todo otro animal.
La condena de Dios no fue tanto la necesidad de tener ahora que trabajar para poder vivir, sino que las formas inventadas por los hombres para ello. Al parecer todo iba bien en los colectivos humanos (es un decir) hasta que termino la época glacial y los que vivían en lo que hoy llamamos el Medio Oriente, descubrieron la agricultura y la ganadería, a raíz de lo cual, y por primera vez, el homo sapiens era capaz de producir más de lo necesario para sobrevivir y así se generó un excedente, a partir de lo cual apareció el fenómeno de la riqueza en los colectivos humanos ya asentados. Había nacido “el problema de los problemas” en los colectivos humanos, que, debido a su éxito, pasaron a ser tribus y después naciones hasta llegar a ser imperios: quienes, y como podían apoderarse de ese excedente, fruto del trabajo de sus productores directos.
Las distintas soluciones inventadas por los hombres para resolver este problema son bien conocidas y aceptadas por todos cuando se mira la historia hacia atrás: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo, soluciones propias de las culturas ancestrales americanas, capitalismo. El problema que tú, Carla, y yo tenemos, empieza cuando desde el capitalismo surge en algunos la idea de que se puede también crear otra nueva organización social para resolver este viejo problema. ¿Ya se acabó la historia, según la “boutade” de Fukuyama, un simple rasgo de ingenio en francés, o todavía queda historia para rato?
Avancemos un paso más. Someto a tu consideración la definición de humano que Carlos Marx propuso en una de sus Tesis sobre la filosofía de Feuerbach: “¨Pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales. ¨ De aceptarse esta tesis, que no invalida las características físicas que transfiere el ADN, resulta que las relaciones que los hombres establecieron entre sí para resolver el problema de la apropiación del excedente económico plasmaron el concepto concreto de humano en cada una de esas formaciones económicas y sociales. Así los romanos, para quienes la esclavitud era una condición absolutamente normal y que disfrutaban de espectáculos como la lucha a muerte entre gladiadores o el sacrificio de primitivos cristianos en la arena del circo, fueron humanos a su manera, como también lo fueron los españoles que aceptaban la preservación de la fe cristiana mediante la incineración en vida de quienes el Santo Oficio consideraba infieles, o los elegantes y refinados plantadores de algodón del sur de los Estados Unidos, que fueron capaces de luchar hasta su derrota para mantener el “humanismo esclavista” de los Estados Confederados.
Es en ese sentido que hoy por hoy, en un mundo dividido entre una minoría rica y una mayoría pobre, en que cientos de millones pasan hambre y otros tantos cientos de millones de niños viven desnutridos con una breve esperanza de vida, las Naciones Unidas se permitieron escribir lo que se debe entender por derechos humanos de todos los habitantes de este planeta. Declaración con un buen propósito indiscutible, pero no muy realista. Más aun, cuando en determinados países, casualmente todos ricos, esos derechos se hacen coincidir con el resultado concreto de su propia manera de vivir dentro de sus fronteras, que por cierto cierran para impedir la entrada de quienes viniendo de donde no se cumplen, ni siquiera los de las Naciones Unidas, tratan de lograr disfrutarlos emigrando hacia su interior, y que esos países quieren imponerles a otros.
¿Es que hombres y mujeres que conforman un colectivo nacional e independiente, no pueden establecer sus propios derechos humanos según sus creencias y voluntad, sin que ello se considere por otros una acción “contra natura” y que para ello establezcan sus propias relaciones sociales para resolver el clásico problema de la generación y reparto del excedente económico de su sociedad?
La Habana, mayo 2016