DESDE CUBA ACERCA DE NICARAGUA

Estimado Raúl:

Me pides que hable desde La Habana sobre lo que está sucediendo en Nicaragua, tarea sobre la cual nada puedo decir responsablemente toda vez que desconozco lo que está pasando en ese país, que visite un par de veces hace ya más de treinta años, cuando mi hermano Víctor, “el Guajiro”, era oficial de la policía nicaragüense sandinista.

De lo que puedo hablar es del porqué de la actitud que el Gobierno Cubano tiene con respecto a lo que está sucediendo en ese país, que el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba expuso muy claramente en Managua hace algunos pocos días.

Ante todo, para que entiendas mi manera de pensar, recuerda que en mi caso cuando vivía en Chile antes de venir a Cuba era un economista del Departamento de Estudios del Banco Central de Chile que diariamente asistía a su centro de trabajo correctamente vestido de traje y corbata. Dos años después vestía de miliciano con mi pistola al cinto y hacia guardia en el Ministerio de Industrias de Cuba con un fusil automático, cuando nos dirigía el Che quien ya en 1960 me decía “Sube escaleras Romeito, para preparar las piernas que vienen y tendremos que volver a las montañas”, refiriéndose a una invasión militar norteamericana. Cuando has pasado por esa y otras experiencias revolucionarias de ese tipo, adquieres una manera de pensar que parte de una consideración fundamental: vivimos en un permanente estado de guerra latente con el imperialismo norteamericano, en el cual no se puede confiar “ni un tantico así” como dijo una vez el Che en uno de sus discursos.  Y esta guerra aparentemente no declarada no abarca solamente a Cuba si no que a todo el Continente al Sur del Rio Bravo. En ese contexto se pueden distinguir quienes están de tu lado y quienes no lo están, ya sea por convicción política e ideológica, ya sea por abstraerse formalmente de la confrontación bajo una declaración de no intervención en los asuntos de otros Estados.

En ese contexto vale eso de que si mi enemigo ataca a otro país, ese país atacado pasa a estar de mi lado y en contra de mi enemigo. Puede que no comparta todo lo que dice y hace, pero en esta guerra que nos ha impuesto el imperialismo norteamericano está de mi lado y no en el del enemigo común. Y créeme que otro principio fundamental en esa lucha es la de la necesidad de unir a todos los que tienen contradicciones con el enemigo común.

Dicho esto,  me parece que se aclara la posición asumida por Cuba ante el conflicto político interno en Nicaragua, muy diferente de la asumida por el Gobierno de Chile que ni en sueños tomaría una posición contraria a la que tiene el Gobierno norteamericano. Creo que Atilio Borón lo ha explicado a su manera con la imagen de la niña en una embarcación en medio de una tempestad que requiere ayuda. En cambio, el viejo y respetado Manolo Cabieses, chileno al fin y fiel a su tradición cultural en política, antepone principio éticos y morales al opinar sobre un combate político interno, violento, sangriento, inclusive mal llevado y exagerado por el Gobierno Sandinista o como se lo quiera denominar, pero a quien Washington quisiera que fuera derrotado y sustituido por uno a su conveniencia, en cuyo caso habremos perdido todos los que también son por él agredidos.

Estamos en guerra permanente que se lleva a cabo mediante variados recursos, a veces con armas. Es lo que he comprobado durante mi vida.

Carlos Romeo

La Habana, 24 de julio del 2018