Por Carlos Romeo, desde La Habana
En la República Popular China, en la Republica Socialista de Vietnam, y hasta en Cuba, coexisten en sus economías la propiedad estatal con la privada y en el caso de China esta última llega a ser ampliamente mayoritaria. Pero en esos tres países la fuerza política dominante es sin duda alguna lo que se denomina una alianza cívico-militar cuya expresión es la identidad de pensamiento entre un partido político y las fuerzas armadas del país. Eso significa que en ambas entidades existe una misma ideología y un mismo objetivo estratégico, vale decir la misma manera de concebir el socialismo que se está construyendo en cada uno de esos países.
En los casos de los países socialistas mencionados esa identificación entre partido y fuerzas armadas fue la consecuencia de la victoria después de una intensa lucha política revolucionaria durante la cual partido político y fuerzas armadas constituyeron las dos expresiones de los revolucionarios para lograr un mismo objetivo.
Esta introducción es necesaria para poder plantear en el contexto adecuado la pregunta siguiente: ¿después de la aplastante derrota electoral de las fuerzas chavistas el pasado 6 de diciembre en Venezuela, ¿para las fuerzas armadas de ese país sigue siendo el socialismo el objetivo a construir y a defender? De la respuesta a esa pregunta depende el qué hacer por parte de los dirigentes de las fuerzas políticas chavistas.
Bolívar fue tres veces derrotado política y militarmente y si bien triunfó en su cuarto intento, finalmente fue condenado al ostracismo y murió abandonado por un pueblo y un ejército que no llegaron a comprender el objetivo final de su lucha.
Desgraciadamente Chávez, el nuevo líder bolivariano indiscutido de los venezolanos, falleció antes de haber culminado su proyecto político. El sintetizaba en su persona esa alianza cívico-militar que el había creado desde el mismo seno de las fuerzas armadas venezolanas. En su ausencia, solamente la vigencia de su pensamiento en las fuerzas armadas venezolanas, convertido en ideología, puede sustituirlo. De ser esto cierto, es obvio que el Presidente Maduro debe expresar abiertamente esta realidad conformando un gobierno con la evidente y clara participación de militares. El mensaje seria fácilmente comprendido por una oposición que desde su posición mayoritaria en la Asamblea Nacional debería conformarse con proyectos de eventuales cambios posibles dentro de la real correlación de fuerzas políticas existentes, y que no podrían atentar en contra de las medidas reivindicativas ya logradas por el chavismo. Expresada esta realidad política, será posible entonces planificar el contrataque político y lograr, de ser posible, convertir un revés en victoria estratégica corrigiendo los errores que provocaron la derrota del pasado 6 de diciembre.
Ha llegado la hora de la verdad para el proceso revolucionario venezolano, el momento equivalente en el caso de Cuba cuando Fidel debió decirles sin tapujos a sus conciudadanos que la alternativa era Patria o Muerte.
La Habana, 24 de diciembre del 2015
PD:
Hoy es ya 9 de enero del 2016. El arrogante nuevo presidente de la Asamblea Nacional, un tal Henry Ramos Allup, sobreviviente adeco de la era de la llamada Cuarta Republica venezolana, y que, al parecer cree que ha regresado al pasado, mando sacar “esas vainas de ahí”, los retratos de Simón Bolívar y de Hugo Chávez que se encontraban en la sala en la cual se reúne la Asamblea Nacional, en una clara demostración de que, a su juicio, se estaba implantando “un nuevo orden político” en Venezuela.
Que esa demostración de prepotencia haya desencadenado la protesta multitudinaria de chavistas en las calles de Caracas, es fácilmente comprensible. Pero que haya ocasionado unas declaraciones del General Ministro de la Defensa de Venezuela considerando ese gesto un insulto a las Fuerzas Armadas Bolivarianas y la reiteración de la obediencia y fidelidad del cuerpo armado al Presidente Nicolás Maduro, es altamente significativo en cuanto a dejar muy en claro de qué lado están situadas las fuerzas armadas de ese país. Para reforzar este mensaje a las fuerzas políticas de la derecha venezolana, una joven sargento de la unidad de la Guardia Nacional que custodia el edificio de la Asamblea Nacional le cerró el paso e impidió que Allup, en un gesto de nuevo propietario que recorre sus nuevas instalaciones, ingresara en el local de los militares en ese recinto.
Los chilenos saben muy bien por amarga experiencia que el poder político sale, en última instancia, del cañón de un fusil. Y en Venezuela cuando desfilan las fuerzas armadas en un acto público, uno de los lemas que proclaman es “por una patria socialista”. El acontecer político está, como siempre, aclarando día a día cual es la verdadera correlación de fuerzas políticas en Venezuela