LAS ENSEÑANZAS DEL BREXIT

Por Hugo Fazio

El Brexit triunfó: el 51,9% de los británicos votaron por salir de la Unión Europea. El cuadro de incertidumbre inmediatamente se acentuó en el Reino Unido, en Europa y, como consecuencia, a nivel global. Se expresó la aversión al riesgo en los mercados financieros, buscándose refugio en los activos considerados más seguros. La manifestación más directa la constituyó la depreciación de la libra esterlina, la mayor en muchas décadas. Se derrumbó a mínimos en treinta años. La caída fue aún más fuerte porque hasta una hora después de cerradas las urnas la libra continuaba revaluándose, indicando que en el mercado predominaba la idea que el brexit no se aprobaría. Se produjo en el primer momento una sobrerreacción, tal como acontece en general cuando se produce un acontecimiento importante que impacta en el mercado. Por ello luego al producirse la devaluación, como anotó Bloomberg, casi duplicó “la del 16 de septiembre de 1982, en el así llamado Miércoles Negro, cuando el gobierno conservador se vio forzado a retirar la libra del Mecanismo Cambiario Europeo, frente a una ola especulativa encabezada por Soros”.

La tendencia de inestabilidad y volatilidad en los mercados por esta causal amenaza prolongarse, dado que David Cameron, el primer ministro británico, anunció su dimisión pero al mismo tiempo señaló que la petición formal de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) la efectuaría recién en octubre, lo que de ser así iniciaría en ese instante el largo proceso de negociación de los términos en que se efectúe. Este lapso se viviría con un primer ministro que experimentó una derrota aplastante. “David Cameron –criticó The Economist- no es el hombre que debe hacer esa elección (en relación a las decisiones a adoptar). Habiendo imprudentemente llamado a un referéndum y llevando a cabo un fallida campaña, ha mostrado un error de juicio catastrófico y no puede negociar, con credibilidad, la salida de Gran Bretaña”. La demora, y luego el proceso para concretarse la salida, tendrá implicaciones en el sistema de la UE. La región ya está “enfrentando muchas crisis –señaló Martin Wolf, de Financial Times-: la crisis de la zona euro, la migración, las tensiones con Rusia, y ahora tiene otra más. Y la UE es una de las dos mayores economías del mundo”.

Para el académico de la Universidad de Berkeley Barry Eichengreen “aflorarán problemas como los que afrontan los bancos italianos (…). La banca italiana atraviesa –detalló-una crisis completa como la que experimentó la de EEUU en 2008 y 2009. Y hay que resolverla ya, sin tardanza, con coraje. Este es el debate clave de la Unión Europea”. Además, añadió, “la salida del Reino Unido supone un “shock” directo e indirecto para varias entidades. Al Deutsche particularmente. Antes del Brexit ya suscitaba preocupación. Ahora tendrá costos adicionales (…)”.

En Bruselas, instancias de la UE pidieron que cuanto antes se invoque por el Reino Unido el artículo cincuenta del tratado europeo, dando así inicio a un proceso que no tiene precedentes. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk; el del Parlamento Europeo, Martin Schulz; el primer ministro holandés, Mark Rutte, que ocupara luego la presidencia semestral de la UE; y Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, expresaron luego de conocerse la votación del referendo en un comunicado que “lo antes posible” se haga “efectiva la decisión de los británicos (…) sin importar cuán doloroso pueda ser este proceso”. Al día siguiente, los seis ministros de Relaciones Exteriores de los países fundadores de la UE (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo), calificando la decisión británica de dolorosa, llamaron a acelerar los trámites del proceso de salida. El ministro francés Jean-Marc Ayrault sintetizando lo acordado invocó al Reino Unido a iniciar el proceso “en unos pocos días”. Ayrault, además, pidió que se nomine un primer ministro, en reemplazo de Cameron, en cuestión “de días”.

Estas respuestas de la UE al Brexit no considera los temas de fondo planteados se queda solo en la superficie. Su respuesta al Brexit, manifestó Thomas Piketty, el autor de “El Capital en el siglo XXI”, “ha sido totalmente insuficiente. Y hay asuntos pendientes importantes. Los costos causados por el secreto bancario suizo y mañana por los paraísos fiscales de la Corona británica y la opacidad de la City son considerables. Si no se hace, se admite el populismo. Europa –agregó-ha fracasado y ha creado tensiones por doquier. Paradójicamente, Inglaterra salió mejor de la crisis, pero las políticas antisociales de David Cameron avivaron los resentimientos de las clases populares que ha llevado a una reacción irracional a base de xenofobia y estigmatización”.

El 28 de junio, en lo que posiblemente sea la última reunión de los veintiocho, Cameron reiteró que la salida oficial no se comunicará mientras no se nomine su sucesor. Por su parte, los veintisiete demandaron menos ambigüedad para reducir las incertidumbres. El comunicado de la reunión constató, a la vez, que se debe seguir una conducta más flexible. “Tenemos que reconocer –señalaron- diferentes niveles de ambición respecto al grado de integración y utilizar caminos más apropiados para afrontar estas diferencias”. El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, alertó a la cumbre que se registrará “un largo periodo de volatilidad”. Martin Wolf comentó que la mejor opción del Reino Unido “es no hacer nada. Un punto muerto así –añadió- no puede continuar por siempre. Pero –concluyó- podría haber beneficios, para ambas partes, al evitar un final tan apresurado y brutal”. Mientras el Reino Unido no inicie el proceso formal de salida el funcionamiento de la UE se dificulta, dado que muchas de sus resoluciones exigen unanimidad y, por tanto, la aprobación de Londres.

Uno de los grandes peligros es que se produzca el efecto contagio, ya no solo en el terreno económico sino también en el político, presionándose por nuevos referéndum, como lo vaticinó Marina Le Pen, la portavoz del populismo francés más de ultraderecha. “Los llamados a referéndum –escribió- están resonando en todo el continente. Yo misma he sugerido a Hollande – agregó- que se realice una consulta pública de este tipo en Francia. El la rechazó . Para enfrenarlo, nos dice Piketty, “es necesario regular el capitalismo. Necesitamos instituciones democráticas fuertes para regular la deriva de desigualdades, para controlar la potencia de los mercados, del capital, al servicio del interés general. Es un error –afirmó- creer que a eso se llega de forma natural. Y si no hay respuesta para detener esas desigualdades, la respuesta más fácil es el nacionalismo y la xenofobia. Y así surgen responsables políticos como Donald Trump, Boris Johnson o Marine Le Pen (…) gente muy privilegiada financiera y socialmente cuya única estrategia consiste en explicar a las clases populares blancas que sus enemigos son las clases populares mexicanas, negras (…). Distraen la atención sobre las desigualdades y las derivan hacia desigualdades identitarias, culturales y religiosas”.

La mayoría de los jóvenes votaron en contra de la salida. El presidente del Parlamento Europeo cifró en un 75% el porcentaje de jóvenes entre 18 y 24 años que optaron por rechazar el Brexit y permanecer en la UE. La BBC por su parte observó que “no está claro si el reino puede llamarse unido”. Escocia e Irlanda del Norte votaron por permanecer en la Unión Europea. En Escocia por 62% contra 38% e Irlanda del Norte por 56% a 44%. Nicola Sturgeon, ministra principal escocesa, habló de la existencia de una alta probabilidad de que en la región vuelva a realizarse un referendo independista, como el efectuado en septiembre de 2014, sin obtenerse un resultado positivo. Una argumentación principal utilizada por quienes se oponían en ese momento al pronunciamiento de la independencia fue que de obtener el triunfo se dejaría de pertenecer a la UE. A su turno los norirlandeses pedirán la reunificación con Irlanda.

Nicola Sturgeon viajó a Bruselas para hablar de la alternativa del “remain” (permanecer) con los presidentes de la Comisión y del Parlamento Europeo. Schultz y Juncker se limitaron a “escuchar”. Donald Tusk, presidente del Consejo no la recibió. Sturgeon se reunió además con los mayores grupos parlamentarios y con algunos integrantes de la izquierda unitaria. España y Francia inmediatamente se pronunciaron contra esta posibilidad. “Si el Reino Unido se va – expresó Mariano Rajoy, la máxima autoridad ibérica en funciones-, Escocia se va”. Todo ello es expresión de los complejos fenómenos que se producen al interior del Reino Unido. El ministro principal de Gilbraltar, Fabián Picardo, también solicitó reunirse sin éxito con Donald Tusk. En este territorio británico un 95% de los votantes rechazaron el Brexit, votaron seguir en la UE.

“El resultado del referendo –comentó el historiador Antony Beevor – ha dividido al país en muchas formas. El tribalismo –sentenció- triunfó”. Por su parte, The Economist prevé que “manejar las secuelas que vio al país dividido por edad, clase social y geografía, necesitará destreza política en el corto plazo; en el largo plazo puede requerir un nuevo trazado de las líneas de batalla tradicionales de la política e incluso territoriales”. “Hay una división – comentó a su turno Martin Wolf – entre Londres y el sureste y el resto. Londres y el sureste son muy ricos, prósperos y cosmopolitas. Hay otra división entre los mayores y los jóvenes. Los mayores son hostiles a los inmigrantes y al cambio, a diferencia de los jóvenes. También hay diferencia entre los más educados, que están a favor de la UE, y los menos educados, que están en contra. Estas –recalcó- son divisiones sociales muy profundas”.

La resolución del Tribunal Constitucional austriaco anulando el recuento de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, la cual deberá por lo tanto repetirse, planteó el tema de la permanencia del país en la Unión Europea. El candidato de ultraderecha, antiinmigración y euroescéptico Partido Liberal de Austria (FPÖ), Norbert Hofer, que había sido dado como perdedor por un escaso 0,6%, tras conocer el triunfo del Brexit en el Reino Unido se pronunció por efectuar su referéndum sobre la permanencia de Austria en la UE. “Austria también tiene ahora la oportunidad –celebró Marine Le Pen- de volver a la senda de la libertad y el orgullo nacional”.

Las consecuencias en el conjunto de Europa necesariamente serán grandes. “Esta es – escribió Timothy Garton Ash, académico de Estudios Europeos de la Universidad de Oxford-una crisis terrible para la UE, una de las mayores de su historia. Mariana Le Pen (…) twitea ‘una victoria para la libertad’ y pide un referéndum en Francia. Gert Wilders exige una consulta en Holanda, y el líder de la Liga Norte en Italia añade: “Ahora nos toca a nosotros”. Apoyan a Nigel Farage y dan la bienvenida a la ‘primavera patriótica’. Todos los sondeos sucesivos –agregó-muestran que entre la tercera parte y la mitad de la población de muchos países europeos comparten la desconfianza de los británicos respecto a la UE. Si no aprendemos las lecciones de este rechazo, el 23 de junio de 2016 podría ser –concluyó- el principio del fin de la Unión Europea” (25/06/16). Los contagios políticos han tenido en los últimos años varios ejemplos a nivel global. “Los efectos secundarios del Brexit –alertó a su vez editorialmente El País- son muy diversos: para empezar, la UE ya nunca más volverá a ser un proyecto irreversible. Europa pierde a la segunda economía del bloque, y esa salida deja enormes incertidumbres financieras y problemas económicos: peligra la frágil recuperación europea (…) y a esa salida le pueden seguir otras si los populistas (…) se empeñan en seguir la senda de los referendos”.

Como se ha transformado en habitual la primera reacción de política en el plano económico provino de los bancos centrales, tal como aconteció frente a la Gran Recesión. El G-7 (EE.UU, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) comunicaron que sus bancos centrales “han dado los pasos necesarios para asegurar la liquidez adecuada y apoyar el funcionamiento de los mercados, siguiendo el camino iniciado por el Banco de Inglaterra y replicado inmediatamente por el Banco Central Europeo (BCE)”. El primero declaró que estaba “listo para entregar 250.000 millones de libras esterlinas (en ese momento US$342.000 millones) de fondos adicionales” y podía proveer a los bancos comerciales de liquidez “considerable” en divisas extranjeras. La Reserva Federal estadounidense emitió un comunicado informando también “que está dispuesta a proveer liquidez en dólares mediante sus líneas de swaps existentes con otros bancos centrales, según sea necesario”. Por su parte, el BCE prestó a los bancos europeos US$443.000 millones a una tasa de interés cero a un plazo de cuatro años.

Ello la experiencia de los últimos años lo ha demostrado claramente que no es suficiente. En periodos de bajo crecimiento se vive frecuentemente una “trampa de liquidez”, el mercado no reacciona frente a medidas reactivadoras. “(…) es necesario –escribió Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales- que en el conjunto de la UE, y muy especialmente en la eurozona, se aplique ese plan de choque al que Junker se refería (…). El propósito fundamental no ha de ser otro que neutralizar el efecto sobre la economía real de esas cuantiosas pérdidas de riqueza financiera y la acumulación de expectativas que inhibieran más aún las decisiones de inversión empresarial. La Comisión debería igualmente –añadió- instar a aquellas economías nacionales con margen de maniobra suficiente a estimular la demanda para que adopten decisiones rápidas de aumento de la inversión pública”.

Tanto el banco de Inglaterra como el FMI, luego del referéndum, efectuaron previsiones sobre sus efectos en la economía real. “Bajo mi punto de vista –declaró Mark Carney, gobernador del banco-, las perspectivas económicas hacen probable que se requiera una cierta relajación de la política monetaria durante el verano (europeo). Por su parte, el portavoz del organismo internacional, Gerry Rice, llamó la atención que el Brexit “ha creado una incertidumbre significativa para la economía global que creemos va a enfriar el crecimiento mundial”, demandando “acciones decisivas” para mitigar el efecto .

Los inversionistas frente a la inestabilidad buscaron refugiarse. La fuerte volatilidad de los movimientos financieros constituye un problema global no enfrentado. “Los puristas pregonan –expresó Barry Eichengreen- que los mercados por sí solos lo resolverán. Yo creo – recalcó- que debemos ser pragmáticos y usar los impuestos, las regulaciones y los controles de capital en determinadas circunstancias. (…) ya en la crisis asiática de 1997 propuse al FMI usar los controles de capital como una segunda trinchera para defender la estabilidad financiera. Ahora lo acepta casi todo el mundo.

En el Reino Unido, el salario semanal real promedio estaba al momento del referendo un 7% por debajo de su nivel en 2008. Un estudio de Stephen Machin, director de mercados laborales de la London School of Economics, y Brian Bell indica que entre 1997 y 2015 los salarios apenas crecieron un 1%. Pero, explicó Machin, “el problema es que esa es una media que no refleja las desigualdades territoriales. Hay –puntualizó- decenas de ciudades donde ha habido un crecimiento negativo de los salarios. (…) las condiciones económicas –concluyó- han jugado un papel importante en el voto”. El último informe elaborado por la Comisión Gubernamental para la Movilidad Social y la Pobreza Infantil destacó que más allá de las desigualdades clásicas (norte-sur o campo-ciudad) se desarrollan en los últimos años nuevas formas de desigualdad. “Si cruzamos esas localidades con los resultados del referéndum del Brexit –sintetizó El País- las conclusiones son esclarecedoras. Los puntos calientes de la falta de movilidad social votaron abrumadoramente a favor del Brexit (…) y al revés, en las tierras de oportunidades, triunfa la permanencia de la UE. Existen diferencias regionales muy marcadas. “Londres -consignó un reportaje de The Associated Press –ha experimento un auge en los últimos años, junto con su próspero sector financiero (…). Por el contrario, las plantas de acero y las minas de carbón en el norte de Inglaterra y Gales han tenido que cerrar”.

En resumen con el resultado del referendo estuvo presente el descontento en sectores muy amplios de la población, al igual como se apreció en las primarias presidenciales norteamericanas. “(…) con el Brexit –manifestó José Gabriel Palma, académico de la Universidad de Cambridge –grupos descontentos y muy heterogéneos encontraron algo en común y pasaron a ser una fuerza política todavía amorfa, pero importante. El cambio que se observa –añadió-es que hasta ahora los ganadores siempre habían tenido el sartén por el mango. Las finanzas, los grupos rentistas de altos ingresos, los asociados a la tecnología moderna (…) y los perdedores estaban paralizados (…). Pero de pronto sacaron el habla (…)”.

En lo sucedido están presentes grandes temas de fondo. “El rechazo a la globalización – nos dice Dani Rodrick, profesor de Economía Internacional de la Universidad de Harvard- es real (…). La economía global ya está muy abierta. Si no firmásemos el TTIP o el Acuerdo Transpacífico creo que no pasará nada de malo, a diferencia de muchos economistas que creen que sus acuerdos son imperativos. Ponemos en riesgo la globalización –sostiene- si presionamos por más acuerdos porque enciende el rechazo a ella”. Analiza los problemas de Europa, planteando la incompatibilidad de la convivencia entre democracias, globalización y soberanía del Estado-nación. “La eurozona –explica- es la aplicación real de ese concepto. Está tratando simultáneamente de ser un mercado único y democrático que conserva los Estado-nación y con una unión política integrada (…). Este trilema -concluye- está en el corazón del problema estructural de la zona euro”.

En el Brexit se manifestó un descontento masivo con las políticas en aplicación, las cuales en Europa tienen una relación en la coyuntura de estos años con las de austeridad impuestas, y la concentración de los beneficios en una minoría. Fue una expresión de descontento estimulada también por los sectores más reaccionarios. “La UE –comentó el economista Osvaldo Rosales-está enfrentando una ‘década pérdida’, cuyos efectos se han agudizado con el predominio de una política económica autoflagelante, que ha privilegiado la consolidación fiscal, en un contexto de mediocridad económica (…) en la UE, y particularmente en el Reino Unido, esto ha coincidido con procesos severos de concentración económica, deterioro en la distribución del ingreso, estancamiento del salario real y recortes de las políticas sociales. En este contexto de insatisfacción económica y social –añadió- el drama de los refugiados y los inmigrantes actuó como un catalizador, impulsado además por el populismo de derecha y la xenofobia de los grupos de ultra derecha que está ganando fuerza en la UE”.

La generalidad de las materias primas, en un primer momento, experimentaron descensos en sus cotizaciones. Siete de los ocho sectores en que se divide el Índice de Commodities de Bloomberg se contrajeron, con la sola excepción de los metales preciosos. Ello constituyó un momento concreto dentro de un curso general a su recuperación después de un largo proceso de caída. En el primer semestre de 2016 el ya mencionado índice de Bloomberg cortó una racha sostenida a la baja desde la segunda mitad del año 2014, anotando un incremento de 13,09%, su mayor aumento en cinco años pero a partir de un nivel muy bajo. El petróleo WTI avanzó entre enero y junio en un 30,48%, habiendo llegado el 11 de febrero a su punto más bajo (US$26,21 el barril). En el semestre cerró en US$48,73. En este lapso el cobre no siguió la tendencia general aumentando solo 2,7%.

La economía chilena es una economía particularmente abierta. De allí que Oxford Economics, constituido al alero de la Universidad de Oxford, expresó en su análisis de las consecuencias del Brexit en América Latina que “Chile, la economía más abierta de la región, recibiría el mayor golpe. Pero incluso aquí –sostuvo-, las magnitudes serían relativamente modestas. En la economía chilena los primeros impactos se produjeron en la esfera cambiaria. La paridad con el dólar estadounidense inmediatamente subió, para luego descender fuertemente. Al día siguiente del referéndum llegó a $679,80, cerrando junio en $633,70, un 6,25% inferior a fines de 2015. Ello debe entenderse a partir del hecho que la paridad la determina el mercado. Además influyeron otros hechos económicos como repercusión del propio Brexit. Uno fue la rápida respuesta de bancos centrales asegurando liquidez. Otro que se entendió que el cuadro general de instabilidad conduciría a una postergación clara de la tan anunciada alza de las tasas de interés por la Reserva Federal estadounidense. Igualmente se posterga indefinidamente su incremento en Chile. La fuerte volatilidad afecta a sectores que efectúan sus operaciones en dólares. Por ello, el presidente de la Asociación de Exportadores (Asoex), Ronald Bown, se pronunció por un “dólar de equilibrio”. “No nos interesa –dijo- un dólar de $800 si al mes siguiente está a $500”. Este objetivo es imposible mientras el Banco Central deje completamente su evolución al mercado. Su cotización futura mostrará la incidencia que en definitiva tendrá en la inflación y en el comercio exterior.

Las exportaciones chilenas al Reino Unido, adonde ingresan aprovechando el acuerdo de libre comercio del país con la UE, constituyen un 1% de los envíos totales. Algo más de las dos terceras partes de su monto lo conforman envíos frutícolas y vitivinícolas, de acuerdo a un estudio de la Cámara de Comercio de Santiago, alcanzando en 2015 a cerca de US$550 millones. Estas son las condiciones que regirán hasta materializarse el Brexit y de ser así darían seguramente lugar a negociaciones para su mantención.

“En el corto plazo –manifestó Rodrigo Vergara, presidente del Banco Central-, la principal consecuencia se relaciona con la volatilidad de los mercados financieros internacionales, el efecto en las bolsas, las paridades, en los premios por riesgo, materias primas y en las tasas de interés. (…) si se prolonga la incertidumbre –añadió- es probable que repercusiones en la economía global sean mayores, lo que tendrá repercusiones sobre nuestro país, ya sea por crecimiento mundial, por menores precios del cobre, condiciones financieras más estrechas”. En definitiva influye que Chile es una economía pequeña extraordinariamente abierta que se la deja absolutamente entregada a la evolución de los mercados, lo que se ejemplifica con lo sucedido en el tipo de cambio.

Julio 2016