Opinión de Carlos Romeo, desde La Habana
Se trata de una manera de organizar por parte de los cubanos su economía y su sociedad, para lograr determinados objetivos, una determinada forma de convivir durante su existencia como personas en su país. Ese es su objetivo y para lograrlo deberán organizar de cierta manera su economía y su sociedad sobre la base de ciertos valores éticos y morales compartidos.
Los cubanos vivieron 57 años a partir de 1902 como nación aparentemente independiente y en 1959 emprendieron un proceso de cambios revolucionarios decididos por ellos mismos. En 1961, luego de haberse dado cuenta de que “habían estado casados con la mentira”, acordaron establecer un modelo socialista en Cuba a la imagen del que regía en los entonces países socialistas de Europa, económicamente más desarrollados según ellos suponían en aquellos tiempos, pero con variantes cubanas propias. En 1975 hicieron su propia critica de lo hasta entonces logrado y modificaron las bases de su organización económica copiando más rigurosamente las concepciones económicas vigentes en los países socialistas de Europa, y que, esencialmente, se han mantenido hasta ahora. Esos países socialistas europeos que le sirvieron como modelo ya no existen como tales. En ellos el socialismo se derrumbó y regresaron al capitalismo. Pero no en Cuba.
El mundo bipolar, representado por la coexistencia de los Estados Unidos y de la Unión Soviética desapareció. Ya no existe el Campo Socialista al cual Cuba había integrado su economía a través de su comercio exterior y de relaciones financieras. Únicamente siguen existiendo otros tres países socialistas con los cuales Cuba mantiene relaciones, pero de manera diferente a como eran con el desaparecido Campo Socialista.
Cuba debe ahora contar únicamente con sus propios medios.
En estas circunstancias internacionales, en abril del 2011 los cubanos llegaron a la conclusión de que, por su funcionamiento ineficiente, debían corregir su modelo económico y para ello redactaron 311 Lineamientos correctivos. Y ahora, en abril del 2016, se propusieron dar un paso adicional en esa dirección e implantar lo que denominan un nuevo modelo económico y social.
¿En qué consiste ese modelo?
En primer lugar, es un modelo que necesariamente deben inventar e implementar los propios cubanos, a partir del que está aún funcionando hoy en día. No se parte de cero, ni mucho menos. Hay que conservar todo lo bueno que se ha logrado y que es mucho.
¿Qué se pretende lograr con este nuevo modelo?
Sencillamente todos los objetivos que los cubanos especificaron cuando establecieron los 311 Lineamientos, que no son más que la expresión de cómo mejorar lo que ya tienen y a lo cual, además, quieren agregarle nuevos objetivos concretos a lograr. Y todos esos objetivos no son más que la expresión de como los cubanos conciben la vida, los derechos vitales que ya tienen, o sea lo que los cubanos entienden por ser humano en el siglo XXI.
Me atrevo a especificar esos derechos humanos que los cubanos conciben como el objetivo a lograr con el nuevo modelo:
– Asegurarle al feto a través de la madre las condiciones necesarias para un buen desarrollo y parto
– Alimentación asegurada durante su vida
– Vivienda con los servicios básicos necesarios
– Servicios de salud durante toda su vida
– Educación gratuita hasta el nivel que pueda alcanzar
– Trabajo en el campo para el cual se preparó y un retiro a cierta edad
– Derecho a la entretención cultural y deportiva y a una vida segura
– Asistencia a toda su familia
– Respeto de su individualidad y de su participación en la política nacional
– Asegurar gratuitamente su sepelio al finalizar su vida
– Defender su Revolución
O sea, nacer, disfrutar la vida y morir “a lo cubano”.
Si estos son los objetivos a lograr mediante la implementación de un nuevo modelo económico y social, entonces todo lo demás es secundario y por tanto la organización de la economía y de la sociedad deberán, ante todo, asegurarlos ajustándose a esos propósitos.
Como dijo Fidel ¨ Dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada¨. Ello quiere decir que toda modificación de la estructura y del sistema de la economía cubana debe estar en correspondencia con esos objetivos aprobados por el pueblo cubano que definen, a mi entender, el ser humano como lo entienden precisamente los propios cubanos, en el sentido de la famosa Tesis de Marx sobre la filosofía de Feuerbach que dice ¨Pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales.”
¿Cómo lograrlo?
Sabemos, y gracias a Marx y Engels, que el conjunto de las relaciones sociales contiene nada menos que la estructura de las relaciones sociales de producción vigentes en esa sociedad como su base de constitución y que dadas esas relaciones sociales de producción, o relaciones de propiedad, habrá un sistema operativo o de funcionamiento consecuente con su existencia y una manera de ser y de pensar para los individuos que conforman a esa sociedad.
Los cubanos, después de 57 años de experiencia revolucionaria, han reinterpretado la conclusión teórica de Marx, que es la base de las revoluciones sociales en el capitalismo “Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados. ¨, y han llegado a la conclusión de que se está interpretando esta afirmación como un objetivo estratégico a lograr en un momento al cual todavía no hemos llegado, aunque hubo que aplicarla literalmente cuando no hubo otra alternativa para poder consolidar el proceso revolucionario en sus inicios. En efecto, en aquellos momentos el Estado se hizo responsable de satisfacer todas las necesidades de bienes y servicios de toda la población sobre la base de empresas estatales y de la actividad de los pequeños campesinos, pero hasta donde podía hacerlo, y para ello debió establecer un sistema de racionamiento generalizado, la famosa libreta.
El cambio fundamental que se propone en este modelo es que el Estado se responsabilice de asegurar a toda la población lo fundamental, la satisfacción de sus derechos humanos tal como los enumeramos más arriba, y deje en manos privadas las demás actividades que satisfagan necesidades y servicios no fundamentales, según los deseos y las posibilidades de cada cual. Habrá una inevitable polarización entre una minoría que tendrá un mayor y mejor nivel de vida y la mayoría, y una de sus consecuencias será mantener esa diferencia dentro de límites aceptados por todos.
Y a consecuencia de la existencia en la economía cubana de empresas estatales, cooperativas, empresas privadas nacionales y extranjeras, regirán entre ellas relaciones mercantiles, pero todas bajo una orientación común destinada a alcanzar los objetivos predeterminados del plan económico nacional, calculado y llevado a la práctica por el poder del Estado en la sociedad, cuyo objetivo fundamental será siempre satisfacer los derechos humanos de todos los cubanos.
Resumiendo, de lo que se trata es lograr:
Coexistencia de empresas estatales, cooperativas y privadas,
Relaciones mercantiles entre ellas
Subordinación de todas las empresas a un plan económico nacional del cual el Estado es responsable.
Una economía en la cual en vez de poder hacer solamente lo autorizado, se pueda hacer todo lo que no está prohibido, lo cual implica la vigencia de una nueva cultura económica.
Estos cambios que contempla el nuevo modelo son posibles en la medida en que el Gobierno tenga el apoyo político de la población a través de la alianza cívica-militar que ha logrado, que es verdaderamente en donde radica el verdadero pode en Cubar. Y si el pueblo decide en el futuro corregirlos, modificarlos o cambiarlos, así lo hará. “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”.
Junio del 2016