La reunión de política monetaria del Banco Central efectuada a fines de marzo, la primera presidida por Rosanna Costa, procedió a aumentar la tasa de interés de política monetaria (TPM) en 1,5 puntos base hasta 7%, su mayor nivel desde 2001 cuando se resolvió fijar su nivel en términos nominales. Es también la mayor tasa desde el año 2009 cuando se vivía los efectos de la Gran Recesión. “El Consejo estimó -en su comunicado- que, de darse los supuestos del escenario central de IPoM de marzo, futuros aumentos de la TPM serían menores que los realizados en los últimos trimestres. De todos modos, dependerá de la evolución del escenario macroeconómico”. El techo del corredor de la tasa de interés quedó en 8,5%, aunque el escenario base presentado la aumenta hasta 7,5%.
La medida se adoptó al constatar que se había producido un aumento de la inflación superior en casi un punto porcentual al estimado en el informe de diciembre, impulsado por un incremento mayor del IPC subyacente, que no considera los sectores más volátiles, los alimentos y la energía. La diferencia con la proyección anterior fue de 0,95 puntos porcentuales, incidiendo los bienes y servicios subyacentes en 0,61 puntos. En marzo la energía y los alimentos tuvieron eso si un fuerte aumento al producirse el conflicto bélico de Europa del Este, que impactó en precios muy sensibles en las importaciones del país como el petróleo, gas, cereales y fertilizantes, en un contexto general a nivel global de aumento de los precios.
La reunión estimó que la inflación alcanzará un nivel cercano al 10% durante el año. “Las perspectivas de inflación del corto plazo -expresó el comunicado- han vuelto a aumentar, acercando la inflación anual a cifras de 10%. Las expectativas de inflación a dos años plazo permanecen por sobre 3% desde hace varios meses”. Porcentaje que es el objetivo a obtener por el Banco Central. Tuvo en cuenta que la inflación a nivel global seguía creciendo, llevando a los bancos centrales a aumentar sus tasas de interés, como lo acordó la Reserva Federal de EEUU que anunció un proceso alcista a darse en siete momentos durante 2022, considerando su presidente, Jerome Powell, que los incrementos de 0,25 puntos base dados a conocer, pueden ser aumentados. Son varios los bancos centrales que han procedido a subir sus tasas de interés.
El objetivo central del aumento de las tasas es tratar de frenar la demanda interna, la cual eso si desde el cuarto trimestre de 2021 ya comenzó́ a descender, como lo señalaron las Cuentas Nacionales del 2021. “El desempeño de la demanda interna en el cuarto trimestre, y los datos disponibles de comienzo de año -se destacó-, apuntan a que la economía ya estaría en una senda de reducción de los elevados niveles de gasto del año pasado. Todo esto sucede -agregó el comunicado- en un contexto en que las percepciones de los consumidores y los empresarios sobre la situación económica se han vuelto más pesimistas”.
Al día siguiente del informe de la reunión de política monetaria, el Banco Central entregó su informe de política monetaria (IPoM), el cual en general añadió datos adicionales a las formulaciones entregadas en el comunicado efectuado y mostró el difícil escenario económico en que inicia su gestión el gobierno de Gabriel Boric. El crecimiento en 2022 se proyectó a la baja en medio punto porcentual con relación a la estimación del IPoM anterior, fijándose su aumento entre 1% y 2%, con una disminución durante el año de la demanda interna de 1,8%, de la formación bruta de capital fijo de 3,8%, del consumo privado de 0,3%, que se reduce muy poco si se considera el gasto fiscal, ya que el consumo total desciende en 0,2%. Estableció, además, como ya se señaló, una inflación ascendente, en un escenario externo menos favorable. La proyección para 2023 es aún más baja, de entre -0,25% a +0,75%, manteniéndose cifras negativas de demanda interna, consumo y formación bruta de capital fijo y previendo que se registrarán durante el lapso de dos años trimestres negativos. Recién en 2024 habría un crecimiento superior al 2%, cuando el gobierno hubiese completado la mitad de su período.
La contracción del consumo el IPoM lo explica por “la elevada tasa de comparación, el descenso de la liquidez acumulada en los últimos trimestres, parte de la cual se ha destinado a ahorro, y la menor disponibilidad de créditos”. La inversión negativa la fundamenta “en las condiciones financieras más estrechas y la persistencia de una mayor incertidumbre” .
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, comentó que el IPoM muestra “una economía que, en lo grueso, corresponde a lo que se venía anticipando, es decir, una economía que en el 2022 tiene que irse rebalanceando después de un año tremendamente expansivo, como fue el 2021, en que la economía llegó a estar en una situación de sobrecalentamiento que presionó a la inflación. Creo -agregó- que ese ajuste ya se está produciendo, incluso se ha adelantado un poco”. Considerando que la inflación alta comenzaría a ceder hacia el tercer trimestre. En importante porcentaje la contracción de la demanda interna actuaría en esa dirección.
No se puede permanecer a la espera de que finalice el “rebalanceo” y menos postergar el programa por la tarea de estabilizar la economía. “Ha trascendido -editorializó La Segunda- que el ministro de Hacienda planteó al oficialismo que estabilizar la economía este año es un requisito para avanzar”. Idea con la cual el diario de la cadena de El Mercurio está completamente de acuerdo.
El Informe aumentó la cotización de las materias primas para los años 2022 y 2023 en relación a la establecida hace tres meses en el IPoM de diciembre. En precios particularmente relevantes para Chile aumentó la del cobre de US$4,05 a US$4,38 la libra en 2022 y de US$3,60 a US$3,90 en 2023, la del petróleo Brent desde US$71 a US$96 el barril en 2022 y de US$68 a US$80 2023 y del WTI desde US$68 a US$ 92 en 2022 y de US$ 64 a US$80 el barril en 2023.
Se consideró también el impacto en Chile del conflicto bélico en Europa. Una repercusión central se produce en la inflación, como ya se señaló. Otra tiene lugar en los términos de intercambio, que mide la relación que se produce a nivel global de los precios promedios del país de exportación con los de importación, en un escenario en que ambos han crecido. El escenario central lo calculó considerando que “no escalaría a una confrontación entre más países”, que la “oferta del petróleo ruso no pueda ser, al menos parcialmente, sustituida” y “no se corte el suministro de gas ruso en Europa”.
Los términos de intercambio del país experimentaron en 2020 una variación anual positiva de 10,1% y en 2021 de 11,8%, en gran medida por la evolución de la cotización del cobre. En 2022 se proyectó negativa en 3,1%, como consecuencia de que “el mayor precio del petróleo más que compensa -señaló-, el efecto positivo en los términos de intercambio que tiene el alza del precio del cobre, que tuvo nuevos máximos (eso sí en términos nominales). La variación negativa de los términos repercute en el Ingreso Nacional Disponible Real y, por tanto, en el crecimiento interno.
El conflicto también incide para el país “en crecimiento algo menor de los socios comerciales, particularmente de Europa”. El país tiene en los últimos años como principal socio comercial a China, seguida a una distancia no pequeña por EEUU. El incremento se mueve producido el conflicto ligeramente a la baja, lo cual impacta en las exportaciones del país. Para EEUU considera las modificaciones en la política monetaria de la Reserva Federal. Mientras para China tiene en cuenta dificultades registradas en el mercado inmobiliario, al tiempo que actuando en sentido inverso está efectuando estímulos monetarios.
El indicador de actividad económica mensual (lmacec) del Banco Central de febrero fue la última entrega por el instituto emisor de análisis y cifras del curso de la actividad económica en el país durante la semana, que se inició con el comunicado de la reunión de política monetaria, que aumentó la TPM, fue seguida por el primer informe en el año de política monetaria (IPoM) que mostró un cuadro de bajo crecimiento e inflación alta. El Imacec de febrero muestra claramente que la desaceleración venía registrándose mucho antes que la TPM alcanzase un carácter contractivo como lo afirmó el IPoM al aumentarla a 7%.
El Imacec anualizado de febrero registró un incremento de 6,8%, en un sostenido proceso descendente que se inició desde agosto cuando alcanzó a 19,1%. El aumento logrado tuvo como protagonista principal, como ocurre en los últimos meses, al sector de servicios, con un incremento de 14,8%, debido al producido en el segmento de servicios personales (como peluquería, lavado y limpieza, fallecimientos, entre otros), transporte, restaurantes y hoteles, favorecidos por el proceso de apertura comparado en doce meses con un momento de fuertes restricciones. En cambio, el Índice de Producción Industrial del INE se contraía en febrero anualizado en un 3%, por el descenso experimentando en dos de sus tres componentes. El Índice minero cayó en 5, 7% y el de producción manufacturera lo hacía en 2,2% Solo creció el indicador de electricidad, gas y agua en 4%.
Las estadísticas desestacionalizadas, que comparan con el mes anterior, muestran aún más nítidamente el proceso de desaceleración. Febrero con una reducción de 0,7%, fue el tercer mes consecutivo de descenso y en noviembre había sido cero. La reducción alcanzó tanto al sector servicios como al comercio, el primer disminuyó en 1,2% y el comercio en 0,5% en relación a enero. “Las variaciones anuales -declaró Rosanna Costa- probablemente la vamos a ver desde el segundo trimestre, pero mes a mes la tendencia ya está clara. En términos desestacionalizados hay muchos sectores que se están ajustando y las velocidades del producto son negativos. La tendencia es a la baja e incluso algo mayor a lo que habíamos previsto en diciembre”.
Hugo Fazio
Abril 2022