Comentario Aníbal Ricci
La flor de mi secreto, dirigida por Pedro Almodóvar, 1995
El director ha atenuado su temática sexual y abandonado los ropajes del thriller. Se concentra en un personaje central, con muchos matices, interpretado por Marisa Paredes. Leo Macías es una escritora de novela rosa, que publica bajo el pseudónimo de Amanda Gris.
El marido es un militar que ha sido destinado a una misión de paz en Bosnia. La pareja ha fracasado quizás producto de las propias inseguridades de la mujer. Algo neurótica, quiere salvar su matrimonio a toda costa. Se comunica por teléfono con Paco manteniendo conversaciones artificiales frente a otras personas.
Su amiga Betty está muy preocupada ante la incapacidad que tiene Leo de asumir el fracaso. Mientras la relación se descompone, ella se vuelca a la creación y escribe en el anonimato acerca del amor, justamente lo que más falta en su vida.
El pseudónimo le permite ocultar su vergüenza y canalizar las emociones de abandono. Betty le confesará que es la amante de Paco y Almodóvar recurrirá a la cambiante vestimenta de Leo, con colores que van del rojo enamorado a un azul triste motivado por el despecho.
Leo comienza a escribir columnas para un periódico donde el editor se prendará de su talento y encanto. Almodóvar ha dotado como nunca a este personaje masculino de gran sensibilidad y humanidad. Alter ego del director, Ángel es un cinéfilo y frecuentemente manifiesta sus anhelos a través de recuerdos de películas antiguas. Al hablar de una escena de Casablanca (1942) de Michael Curtiz, rememora un romance que proyecta cierto sentimiento que podría florecer en el futuro.
Ángel comenzará a suplantar a Amanda Gris para librar a Leo del calvario de la escritura por encargo, sin decirle nada y no esperando retribución monetaria. Personaje que aún cuando la engaña, transparenta nobles sentimientos y configura un personaje muy querible.
Antonio, el hijo del ama de casa de Leo, en el pasado tomó prestados los manuscritos de una de sus obras dramáticas, cuya trama es muy similar a la que abordará Almodóvar en su extraordinaria Volver (2006). No es primera vez que introduce relatos que abordará en el futuro, en el pasado mencionó un monólogo de Cocteau y décadas más tarde lo materializó en el cortometraje La voz humana (2020).
En muchas de las obras de Almodóvar a sus personajes los rodea una especie de determinismo trágico, pero esta vez el director confía en el azar y tanto Ángel como Antonio, mediante estas suplantaciones autorales, le darán un canal inesperado de expresión al talento de Leo.
Surgen así nuevas novelas de Amanda Gris y el guion de una película que permite la liberación de las emociones de la mujer y por primera vez en su vida, ella percibe la realidad y se abre a la posibilidad de un nuevo amor.
La flor de mi secreto (1995) es una película luminosa. Marisa Paredes luce un abanico de colores que complementa con su gama cambiante de estados de ánimo. Esta vez los decorados pasarán a segundo plano, será la actriz el vehículo para volcar emociones en el espectador.
Leo Macías sublima su sufrimiento mediante el arte y el azar hará el resto. La dedicación tendrá su justa recompensa y se rodeará de buenas personas. Incluso su amiga Betty dejará el romance con Paco y gracias al dinero que recaudó Antonio, su ama de casa monta un magnífico espectáculo de baile teatral.
De la tristeza y el rencor surgió belleza y amor, creo que estamos frente a una confesión de Almodóvar, de cómo el hacer películas le dio un sentido trascendental a su existencia.