El Banco Central comenzó a aumentar su tasa de interés de política monetaria después de mantenerla durante largo tiempo, en lo que denominó como su mínimo técnico, de 0,5% nominal anual, sosteniendo que tendría un carácter expansivo sobre la actividad, lo cual no se manifestó ya que durante un largo tiempo la economía permaneció en recesión. Por lo demás, el incremento del consumo, que fue el principal impulso anticiclico no se debió a la política monetaria, sino en un primer momento a los retiros del fondo de pensiones, a lo cual posteriormente se añadió las transferencias fiscales para amortiguar efectos sociales de la pandemia, las cuales hasta los mínimos comunes fueron marcadamente insuficientes.
En su reunión de política monetaria, previa a la presentación del tercer IPoM del año, el Banco Central procedió a aumentar en 75 puntos base la tasa de interés de política monetaria (TPM), llevándola a 1,5% nominal anual, siempre por debajo de la tasa considerada neutral estimada en 3,5%. Fue el mayor incremento experimentado por la tasa desde hace veinte años cuando en 2001 se comenzó a expresar en términos nominales. En niveles reales se mantiene en términos negativos, más aún cuando la inflación en doce meses también vive un proceso de incremento. La tasa, el instituto emisor la seguirá aumentando, considerando que recién llegará a niveles neutrales, dejando de tener un carácter expansivo, hacia “mediados del primer semestre de 2022”.
El hecho que condujo a aumentar el incremento de los intereses lo constituyó el ritmo de alza del consumo. “Tenemos que preocuparnos – expresó el presidente del Banco Central, Mario Marcel- de que este crecimiento importante del consumo, que ha estado tirando el carro de la economía, no llegue a un punto en el cual comience a influir de manera permanente sobre la inflación”. Ello fue determinante para que la brecha de actividad se cerrase durante el segundo trimestre, en lo cual influyó también que un porcentaje importante de los empleos perdidos durante la crisis no han regresado a la fuerza de trabajo.
En verdad, la tasa de interés de 0,5% nominal anual nunca manifestó en los niveles de actividad el “carácter expansivo” al cual hace mención el Banco Central Las razones del incremento de la demanda interna tienen otras explicaciones, como la magnitud de las transferencias fiscales o el aumento de los ingresos personales por los retiros del fondo de pensiones. El empleo de la tasa de interés como elemento de política monetaria tiene un efecto marcadamente asimétrico, cuya debilidad se manifiesta precisamente en períodos de bajo crecimiento o recesión, como el vivido durante 2020. Confirmando las limitaciones analizadas por Keynes de las políticas monetarias. Marcel manifestó que el incremento efectuado daría una señal para que crezca el ahorro en vez del consumo. El estímulo al ahorro no se producirá mientras la tasa real de política monetaria siga siendo negativa, de la cual uno de sus grandes beneficiarios es la banca comercial.
“El Consejo ha respondido a la necesidad de evitar la acumulación de desequilibrios macroeconómico -señaló el comunicado de la reunión- que, en otras consecuencias, podrían provocar un aumento más persistente en la inflación que la lleva a desviarse de la meta de 3% a dos años plazos. Por ello, el Consejo decidió intensificar el retiro de estímulo monetario aumentando la TPM en 75 pb en esta reunión”.
Las razones dadas explicativas del aumento fueron el crecimiento experimentado por la economía en el segundo trimestre de 18,1%, debido a un “extraordinario dinamismo del consumo privado” superior a lo previsto y además “da cuenta que las inyecciones de liquidez a los hogares están teniendo un efecto en el consumo mayor al esperado. En el segundo trimestre el consumo creció 33% y el de bienes durables, un alto porcentaje de los cuales son importados aumentó en un 130%, siendo un 50% superior a septiembre de 2019. “Los datos de comienzos de tercer trimestre – constató el instituto emisor – ratifican esta tendencia, con ventas del comercio que mantienen un alto dinamismo. La ampliación hasta fin de año de las transferencias a los hogares determina que el crecimiento del gasto fiscal previsto para el 2021 será mayor a lo considerado en el IPoM”.
En julio, la serie desestacionalizada, que compara con el mes anterior, aumentó en 1,4%, acumulando en el año una expansión promedio mensual de 0,77%. El aumento en general el Banco Central lo explica por la base de comparación con julio de 2020, cuando la actividad económica descendió en 11,2%, la apertura gradual de la restricción sanitaria existente, además de una mayor capacidad de la economía para actuar en las condiciones de la pandemia. En el incremento desestacionalizado el aumento se debe ante todo al sector servicios, por la apertura de actividades, y en segundo término por el comercio debido al incremento de los ingresos personales.
En el mes el comercio aumentó con relación a julio de 2020 en 43,5%, estimulado por las transferencias fiscales y el uso de los retiros del fondo de pensiones. Los servicios crecieron en 15,6%. A ello se sumó la agrupación resto de bienes, que lo hizo en un 20,1%, con un gran aporte de la construcción, mientras la industria manufacturera se expandió en 13,4% y la minería descendía 1,9%. Con las cifras de julio se sobrepasaron los niveles máximos de actividad previos a la pandemia.
El Banco Central centra su preocupación en los incrementos de la inflación, la cual experimentaría una variación anual a diciembre de 5,7% en su escenario base, superior al 4,4% estimado en el IPoM anterior, manteniéndose por encima del 5% durante el primer semestre de 2022. El incremento lo explica debido a tres factores internos. El primer es el dinamismo experimentado por el consumo. El segundo, la magnitud de las transferencias fiscales. Y el tercero la devaluación del peso, cercana al 10% desde el IPoM anterior. Además, la economía en el segundo trimestre redujo su brecha de actividad, es decir, el crecimiento del producto efectivo se acercó al del potencial, lo cual señaló el comunicado “eleva la presión sobre los precios” aunque aún el mercado del trabajo experimenta un rezago.
El traspaso cambiario debido al proceso experimentado de devaluación del peso se materializó en que cerró en agosto en $774,30 por dólar estadounidense, con un alza en el mes de 2,03%, en un momento en que el Dollar Index en los mercados globales, que mide su evolución con relación a una canasta de monedas, aumentó en agosto 0,51%. Además, incidió el incremento en las cotizaciones de los combustibles y una oferta en algunos sectores que aún no se restablece, lo cual también repercute sobre los precios. La inflación subyacente, que elimina las variaciones de los precios de los alimentos y la energía, cerraría el año en 4,7%, y alcanzará su nivel más elevado a mediados de 2022, cuando según las estimaciones del IPoM se acercará a 5,5%
Teniendo presente el componente externo de la inflación, la presidenta del Senado, Ximena Rincón, planteó que el Banco Central “podría poner más atención en el mercado cambiario” (02/09/21), que el instituto emisor deja entregada absolutamente al mercado. Entre las variables que inciden en la variación de la paridad está la evolución de la cotización del cobre, que repercute en incremento o reducción de la oferta de divisas. China, su mayor demandante a nivel global ha adoptado medidas para que no influya negativamente en los precios. A inicios de septiembre su Administración Nacional de Reservas Estratégicas, departamento de la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, el principal instrumento del país en planificación económica dio a conocer que procederían a colocar en el mercado 150.000 toneladas de cobre, aluminio y zinc de sus reservas para enfrentar la presión del aumento en los precios de materias primas. Durante el año calendario ya había colocado en total 270.000 toneladas para moderar sus alzas. Esta determinación se produjo cuando el indicador de producción fabril privada del país, Caisin Markit, del mes de agosto se contrajo ligeramente por debajo de cincuenta puntos debido detalló a las medidas de contención de la variante Delta y a los altos precios de las materias primas. El indicador gubernamental descendió a 50,1 puntos, siendo cincuenta la línea de separación entre crecimiento y contracción.
La demanda interna continúa estimulada por el aumento experimentado en los ingresos personales. Se ha producido un significativo incremento en el Ingreso Familiar de Emergencia, que durante un largo periodo fue marcadamente insuficiente, pero que a partir de las negociaciones sobre los mínimos comunes se elevó fuertemente. En julio, según la dirección de presupuestos (Dipres), aumentó en relación al mismo mes del año anterior en 59,7%. En dicho mes el gasto corriente subió en 65,7%, en subsidios y donaciones lo hizo en 131%. En cambio, el gasto en capital creció en cifras anualizadas un 10,6%. En los siete primeros meses de 2021 el gasto público aumentó en 32,2%, superior al 27% estimado por el Ministerio de Hacienda en el informe de Finanzas Públicas. La expansión se produce en la cifra de subsidios y donaciones que lo hizo en 77,4% y explica el 96,6% de todo el aumento del gasto corriente. El IPoM estimó el incremento del gasto público del año en más de 35%.
Al mismo tiempo, los ingresos fiscales también crecen tanto por la recuperación de la actividad económica, dado que son proporcionales a ella, como a los originados en el aumento en la cotización del cobre en los mercados internacionales. En el primer semestre los ingresos fiscales lo hicieron un 29,3%, como consecuencia de la recaudación tributaria neta que incluye lo cancelado por la gran minería privada, y los aportes de Codelco. En julio, aumentaron en 16,4%, 152,9% consecuencia de las contribuciones de la minería privada y un 12% del resto de los contribuyentes. Mientras el aporte de Codelco se expandió en 314,2%.
En los siete primeros meses del año, los ingresos por concepto del IVA, el tributo más regresivo, representaron un 58,62% del total, incluyendo el reintegro de montos no cancelados el año 2020 al acogerse a disposiciones tributarias para enfrentar la crisis. En general está en la mitad de los Ingresos totales, incrementados durante 2021 por la evolución del consumo, lo que lo condujo a niveles récord. El ministerio de Hacienda proyecta que durante el presente año su aumento, con relación al ejercicio precedente, será de 29,4%.
El crecimiento del gasto fiscal, “no alcanza a financiarse con los ingresos fiscales generados”, lo cual aumenta las necesidades fiscales. Su proyección es que el déficit fiscal superará en el año el 7%. El aumento en el gasto del gobierno central estimado por la Dipres para el 2021 es de 32,2%. Este porcentaje supera el 16,5% registrado en el año 2009 para enfrentar las consecuencias en el país de la recesión económica.
La mayor actividad económica y la reducción de las medidas restrictivas condujo a la recuperación parcial de la tasa de ocupación en el trimestre móvil mayo- Julio, aumentando informó el INE en cien mil plazas nuevas con relación al trimestre móvil anterior y en un millón en doce meses. En mayo-julio, la recuperación se produjo fundamentalmente en trabajos informales, los cuales representaron el 96% del total. Por sectores económicos el mejoramiento se originó en el consumo (38,7%) y la construcción (72,3%). Desde el punto más agudo de su caída, hace un año atrás, la recuperación del empleo perdido es de un 58,3%. La ocupación laboral llegó a 56,2%, con anterioridad a la pandemia era de 63%. El mejoramiento se produce por el consumo y no debido a la inversión. “Sostener un crecimiento con esta característica -constató el IPoM- sería muy perjudicial, en particular porque no cooperaría a reducir las brechas que aún existen en el mercado laboral”, ante todo en el empleo femenino.
El IPoM aumentó la proyección de crecimiento en dos puntos porcentuales, llevándolo desde 8,5% a 9,5% a 10,5-11,5%. Ello tuvo lugar, señaló, debido a que se produjo “una salida rápida de la recesión provocada por la pandemia del Covid-19, recuperación que ha superado ampliamente las expectativas”, Pero, para los años 2022 y 2023 redujo las estimaciones de actividad entregadas en junio, a 2% y 1,5% respectivamente, considerando que se modifica la base de comparación y al término de medidas transitorias que han estimulado la demanda interna. En 2021, su proyección de crecimiento de este indicador fue de 18,5%, para bajar en los años siguientes a aumentos de apenas 0,9% en 2022 y 0,5% en 2023.
En cuanto a la formación bruta de capital fijo, Marcel constató la lentitud en la “aparición de nuevos proyectos de envergadura -con la excepción de aquellos de energía renovables-, la significativa alza de las tasas de interés de largo plazo (…) y una incertidumbre que sigue elevada en perspectiva histórica”. Estimando el IPoM que crecería apenas 0,3% y 0,6% en los próximos dos años. Señalando que el comportamiento esperado de la inversión en el país es diferente en relación a lo que se prevé que ocurrirá en otras economías de la región donde la recuperación posterior a la pandemia está mostrando “una tracción mucho mayor”. Igualmente considera que el consumo privado prácticamente no crecería, después de su elevado incremento desde mediados de 2020.
Hugo Fazio
Septiembre 2021.