El Banco Central en su informe de Política Monetaria (IPoM) de junio destacó que se produjo una modificación relevante macroeconómica la cual adelantó en su Reunión de Política Monetaria realizada el día anterior, en cuyo desarrollo mantuvo ya por más de un año la tasa de interés en su mínimo técnico de 0,5%. “El Consejo estima – expresó en su comunicado – que la economía aún está afectada por el impacto de la pandemia y el rezago del mercado laboral en la recuperación. Sin embargo, el alto dinamismo que ya exhibe el consumo y el impulso adicional al gasto privado representan un cambio relevante para el escenario macroeconómico de los próximos meses, lo que hace necesario recalibrar la expansividad de la política monetaria en lo venidero”.
En el IPoM de marzo, el Banco Central había señalado que la tasa de interés de Política Monetaria (TPM) se mantendría “por varios trimestres” en su mínimo técnico y no como se había expresado hasta entonces durante un horizonte más amplio. En mayo, por el acentuamiento de las restricciones, habló que “la convergencia de la inflación a la meta en el horizonte de política sigue requiriendo que el estímulo monetario sea altamente expansivo” por lo cual “la TPM permanecerá en su mínimo de 0,5% por el tiempo necesario para que la recuperación de la economía termine de afianzarse”. Ahora, el IPoM de junio planteó la necesidad de “recalibrar” la expansión monetaria actual debido al cambio de escenario, debido a lo cual se anticipa que procedería a elevar la tasa de interés antes de lo previsto y se pondría fin a las operaciones de mercado abierto que conducen al alza de la cantidad de dinero, para ir reduciendo gradualmente los activos en su poder producto de estas operaciones.
El IPoM elevó el nivel de crecimiento para 2021 fuertemente de 6%-7% previsto en marzo, promedio 6,5%, a entre 8,5%-9,5%, promedio 9%. Al analizarlo en forma desagregada se explicó que fundamentalmente era motivado por el crecimiento del consumo que aumentaría en el año en torno al 15%, habiendo llegado ya en marzo a 12%, y a una base de comparación favorable al efectuarse con un año recesivo. “Estamos en una recuperación – constató el informe – liderada por el consumo, apoyada por la política fiscal. (…) que se sostenga permanente sobre la base del consumo – agregó – va a encontrar límites en la capacidad productiva y va a repercutir sobre los precios”. La política fiscal no cumplió por largo tiempo desde que se desató la pandemia este papel, las transferencias fiscales fueron creciendo en forma restringida durante un largo. período y pasaron a un momento superior con las exigencias al Ejecutivo de los mínimos comunes.
En el nivel de crecimiento anunciado influye poderosamente la baja base de comparación, dada la recesión de 2020. “Tanto es así que -sostuvo Mario Marcel, presidente del Banco Central-, si tras los retrocesos de marzo y abril la economía retorna al nivel alcanzado en febrero y se quedara ahí el resto del año, el crecimiento del PIB se acercaría al 7,5% aún antes de considerar los efectos de la fuerte transferencias fiscales y el tercer retiro del fondo de pensiones”.
El aumento del consumo fue causado por los retiros del 10% del fondo de pensiones, que ya superaron los US$50.000 millones, y las transferencias fiscales producidas o a producirse, por los incrementos del Ingreso Familiar de Emergencia y las ayudas a las Pymes aprobadas en el Congreso en la búsqueda de acuerdos sobre mínimos comunes. Las dos terceras partes del aumento proyectado cuantificó lo explica el consumo, que es el componente cuantitativamente mayoritario de la demanda interna, “lo cual -manifestó Marcel- no es necesariamente malo”, pero para que sea un proceso sostenible a futuro dependerá de factores como el aumento que se registre en la capacidad generada en la actividad productiva y la evolución del mercado laboral, que al momento de entregarse el IPoM se encontraba fuertemente rezagado.
Los mínimos comunes tienen aún dos puntos pendientes, estando sin presentar los proyectos que el Ejecutivo debe entregar. “De esta agenda de mínimos comunes, el Senado – expresó su presidenta, Yasna Provoste- ya ha despachado dos de los temas (IFE y ayudas a pymes), los otros dos aún esperamos que lleguen por parte del Ejecutivo, me refiero al mejoramiento de la estrategia sanitaria y la forma de tener un financiamiento más estable que garantice una mayor recaudación para el Estado”.
El otro tercio explicativo del crecimiento, en el esquema del Banco Central, es causado “por el mejor inicio del año y la adaptación en la economía a las mayores restricciones”. Esta mayor adaptabilidad debería manifestarse actualmente en un contexto que presiona fuertemente al ampliarse las restricciones. El 12 de junio, la Región Metropolitana entró en su tercera cuarentena total, debido al alto nivel de los contagios y a la crisis producida en la atención sanitaria de clínica y hospitales colapsados. La Región Metropolitana representa el 46% del PIB, y la quinta parte del mismo lo aportan el comercio, restaurantes y servicios, claramente afectados por las restricciones. Por tanto, el impacto negativo en la actividad tendrá lugar cuando esté transcurriendo ya el sexto mes del año sobre el cual proyectó su alta de crecimiento.
Al constatar el cambio de escenario macroeconómico y que procedería a modificar por ello su política monetaria habría sido oportuno que el Banco Central analizara como influyó en esta modificación su gestión. Los hechos muestran que se comprueba una vez más que las políticas monetarias, como sostiene el keynesianismo, son asimétricas, teniendo una escasa relevancia en los momentos de bajo crecimiento o recesión. Más aún cuando su presidente, Mario Marcel, concurrió en reiteradas oportunidades al Congreso para oponerse al retiro de recursos del fondo de pensiones, lo cual daría lugar manifestó a todo tipo de consecuencias negativas, sin nunca reconocer que cumpliría un activo papel anticíclico.
Por su parte, el ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, saludó como una “buena noticia” el IPoM al constatar un “crecimiento mayor a lo que estamos esperando”. Sin recordar tampoco la activa acción del Ejecutivo para intentar detener el tercer retiro del 10% desde el fondo de pensiones, recurriendo incluso al Tribunal Constitucional sin éxito para evitarlo, y los restringidos aumentos con que fueron aumentando las transferencias fiscales desde el inicio de la pandemia. Los acuerdos alcanzados en el Congreso de mínimos comunes permitirán que el gasto público crezca en un 15% nominal este año, muy superior al 5% estimado en marzo.
En cambio, la proyección de crecimiento para 2022 fue disminuida de 3%-4%, promedio 3,5%, a 2%-3%, promedio 2,5% y la del 2023 de 2,0%-2,5% promedio 2,25%, a entre 1,75%-2,75%, promedio también 2,25%, al considerarse la modificación en la base de comparación, al hacerse a partir de la evolución producida en 2021, a un descenso en el impacto del consumo y un curso de la inversión que se mantendrá acotado. “Un elemento central de estas proyecciones -señaló Marcel- es la política fiscal (…). Para 2022 y 2023 no se mantendrá un impulso fiscal masivo como éste, dando paso a políticas focalizadas en los segmentos más rezagados y una estabilización de las finanzas públicas”
En el año al ser el nivel de actividad superior a la prevista anteriormente se producirá, – señaló el IPoM- que “el cierre de la brecha de actividad será más temprano que lo estimado”, durante el tercer trimestre, al reducirse los factores productivos no utilizados. Ello llevará, manifestó Marcel, a “ir moderando el impulso monetario en el futuro”, a través de alzas en la TPM, por lo cual se modificó el corredor que guía su evolución futura, y a que el stock de activos de deuda acumulado en su poder debido a las operaciones de mercado abierto, serán progresivamente disminuidos.
La inversión hará un aporte también al cierre de la brecha. Se estima que la Formación Bruta de Capital Fija tendrá un incremento de 11,4%, 2,2 puntos porcentuales más a los previstos en marzo, recuperándose la pérdida experimentada durante la recesión de 2020. En la construcción, el presidente del organismo empresarial, Antonio Errázuriz, proyectó que el crecimiento sectorial estará “algo sobre el 8%, recuperándose solo en parte de la caída experimentada el año pasado”. Señalando, además, que, en base a los datos publicados hasta abril, el costo de los materiales para el sector triplicó el aumento experimentado por el IPC. “Todavía -dijo Marcel- hay una parte de la inversión ligada a proyectos que se iniciarían previo a la pandemia y crisis social, sobre todo en minería y energía, pero el flujo de nuevos proyectos se ha ido reduciendo”. Estimando que esta reducción persistirá en los años 2022 y 2023 principalmente debido al limitado dinamismo en la construcción y otras obras, la lenta iniciación de nuevos proyectos, la mantención de la incertidumbre en niveles elevados, el mayor endeudamiento de las empresas y la evolución de las condiciones financieras locales. El informe consideró que la principal fuente de incertidumbre se mantiene vinculada a la evolución de los contagios y las cuarentenas.
Igualmente, el IPoM modificó a la baja la evolución del PIB tendencial no minero, que expresa la capacidad de crecimiento a mediano plazo de la economía, para el lapso 2021-2030, reduciéndolo a un promedio de 2,9, seis décimas menos que la proyección efectuada en 2019, cuando se estimó en 3,5%, consecuencia ante todo de un estancado o muy reducido aumento de la productividad total de factores, situación que persiste desde hace largos años. En cambio, mejoró la del PIB potencial, que permite mejorías en el corto plazo, llevándolo a un 2,1% del 1,7% cifrado en marzo para 2021-2023, hecho que lo fundamentó ante todo en la mejor adaptación de la economía al escenario creado por la pandemia.
El IPoM, al mismo tiempo, consideró entre los elementos que explican el crecimiento la existencia de factores externos más favorables. La última institución internacional que en los días previos al informe del Banco Central entregó su proyección de crecimiento fue el Banco Mundial. Estimó un aumento global en 2021 de 5,6%, empujado por un elevado crecimiento en China y EEUU. Sin embargo, al finalizar el año se estará todavía por debajo en alrededor de un 2% de la estimada antes de la pandemia. “Para 2022 -alertó- las pérdidas de ingresos per cápita no se habrán revertido para aproximadamente dos tercios de los mercados emergentes y economías en desarrollo” (09/06/21). En el caso de América Latina y el Caribe proyectó una recuperación en el año de 5,2%, después de haber descendido 6,5% en 2020, es decir, no recuperará lo perdido. En Chile estimó un crecimiento de 6,1%. A varios países de la región le significó un punto de apoyo importante el alza en las cotizaciones de las materias primas. El IPoM cifró el precio promedio de la libra de cobre en el año en US$4,25, treinta centavos superior a la estimación efectuada en marzo. Para 2022 la proyección fue de US$4 la libra.
En cuanto a la inflación, la cual se encuentra en una fase de crecimiento, el IPC de mayo en doce meses subió a 3,6%, llegando a fines de año según el IPoM a 4,4%, superando el techo del rango meta del instituto emisor de entre 2% y 4%. Su promedio en 2021 sería de 3,9%. Este crecimiento exige de señaló también la moderación del impulso monetario, antes de lo previsto, para así, destacó Marcel, reducir las presiones inflacionarias. Aclarando que en este impulso lo que se busca es su reducción, en ningún caso que pase a ser restrictivo. Ahora bien, de registrarse una expansión de la demanda más allá de la prevista “llevaría a la necesidad de un retiro más pronto del estímulo monetario”. Su previsión es que la inflación regresará al 3% en los 24 meses siguientes. En la fase de crecimiento económico la asimetría de las políticas monetarias hace que ellas puedan incidir poderosamente en la evolución económica. La tasa de interés neutral se redujo en cincuenta puntos a un rango entre 3,25% a 3,75%.
Hugo Fazio
Junio de 2021