MÉDICOS CUBANOS EN BRASIL: LO PRINCIPAL Y LO SECUNDARIO

Por Carlos Romeo, desde Cuba

Un problema y su solución. En un país denominado Brasil que tiene 204 millones de habitantes dispersos en 8,5 millones de kilómetros cuadrados de superficie, 28 millones de sus habitantes han logrado por primera vez ser atendidos por un médico a consecuencia de un acuerdo establecido entre la Organización Panamericana de la Salud y el Gobierno Brasileño, en virtud del cual cerca de 9000 médicos cubanos se hicieron cargo de resolver ese problema instrumentando esa solución bajo la garantía de una atención adecuada por la referida organización internacional. Ese fue el problema y esa fue su solución. Al respecto, los únicos que pueden hacer una evaluación de la solución encontrada e implementada son los 28 millones de personas, seres tan humanos como todos los demás en ese país, atendidos por esos médicos cubanos y quienes han dicho al respecto según una encuesta gubernamental, que están satisfechos con la solución encontrada. Si esas son las circunstancias, entonces todo lo demás es secundario. Y si una evaluación critica desde un punto de vista secundario de cómo se resolvió el problema arroja observaciones sobre determinados aspectos, estas deben ser consideradas a la luz de lo fundamental que es la solución lograda del problema.

La primera observación es la puesta en duda de la debida calificación científica-técnica de los médicos cubanos. Independientemente de que quienes lo hayan hecho tengan la capacidad y las informaciones necesarias para ello, la cuestión de la calidad profesional de los galenos cubanos, la cuestión de fondo seria la eventual disyuntiva de la presencia en esas regiones de médicos buenos o ningún médico. En pocas palabras, ¿que es preferible, un médico no bueno o no medico alguno? Al respecto, una experiencia que viví en las montañas selváticas del occidente de Venezuela me permite opinar sobre el tema. En ese ambiente las familias campesinas que vivían dispersas a kilómetros de distancia unas con respecto a las otras, estaban sometidas a las mismas vicisitudes de los animales salvajes que habitan en la región, reducidos a sobrevivir si podían lograrlo cuando se enfermaban. En ese contexto cuando formaba parte de una columna guerrillera tuve que actuar como médico para curar a una niña que tenía un trastorno intestinal compartiendo la tetraciclina que tenía para combatir con ella mis propios achaques. Mi “paciente” se curó y recibí el agradecimiento de sus padres siendo para ellos un ser que tenía el poder de combatir y de vencer a la muerte. No me pidieron un certificado que me acreditara como médico en un ambiente en el que nunca hubo un médico.

Que si los médicos cubanos reciben solamente una fracción de lo que el Gobierno Brasileño paga por sus servicios al Gobierno de Cuba, es otra critica que según mi punto de vista es una cuestión que atañe exclusivamente a los médicos cubanos y a su Gobierno y el hecho de que presten servicios en Brasil indica sin lugar a dudas de que han aceptado los términos bajo los cuales les están pagando por sus servicios Es una asunto propio de los cubanos que, como todo el mundo sabe, tienen su propia organización social muy diferente de la que existe en otras partes, sea el Brasil o Chile. Se puede estar de acuerdo o no con ella, pero lo que sí es absolutamente cierto es que el asunto concierne únicamente a los cubanos y a nadie más.

Y finalmente, está la crítica de que no llevan a su familia a vivir con ellos durante su contrato en el exterior. ¿Llevar su familia, esposa e hijos, a vivir en los lugares más remotos y subdesarrollados del Brasil, adonde se niegan a ir a trabajar los médicos brasileños, en los pueblos olvidados del Noreste brasileño o en medio de la Amazonia en donde viven habitante autóctonos prácticamente todavía en el paleolítico? Atender a los pobres olvidados del Brasil no es hacer turismo ni emigrar para rehacer su vida en otro país.

El pueblo brasileño acaba de elegir como Presidente a un político reaccionario y visceralmente anti cubano que pretende acabar con la presencia de los médicos cubanos en Brasil. Lamentable. Y con toda franqueza digo que si eso es lo que decidieron los brasileños, sean cuales sean las razones por las que lo hicieron, ahora deberán enfrentar sus consecuencias y espero que aprendan de ellas.

La Habana,  noviembre del 2018