Durante el partido de futbol en que se enfrentaron ayer los equipos de Argentina y de Islandia, país nórdico cercano al Polo Norte, no lo olvidemos, los “tanques” nórdicos neutralizaron la maestría futbolística del equipo de futbol argentino, lo cual es francamente muy sospechoso. Por consiguiente, hay que investigar ese hecho insólito, el que un país con menos de 400.000 ciudadanos logre conformar un equipo físicamente tan bien dotado como para llegar al Mundial de Futbol cuando Chile, con más de 17 millones de protohombres y mujeres, no lo logro. Hay evidentemente algo anómalo que debe ser investigado. Es necesario lograr ver el contenido oculto detrás del fenómeno.
A mi entender, lo que se presenció durante ese partido de futbol fue el comportamiento de unos seres sospechosamente bien dotados en lo físico que no pueden ser otra cosa que osos polares disfrazados de seres humanos. Ejemplo de lo dicho es la manera en que el oso denominado Halldórssonn le atajo un penal nada menos que a Leo Messi, lo cual es francamente inconcebible, y además con la discutible identidad de ser director de cine cuando a simple vista se pudo constatar que el salto que dio para atajar la pelota es la típica manera que tienen los osos polares para cazar una foca.
No es mi intención crear un problema en medio de este Mundial pero si es el momento de pedirle a la FIFA que para los próximos campeonatos no solamente se controle el posible dopaje sino que también la identidad biológica de los jugadores para estar seguros de que es una competencia entre homo sapiens. Porque no hay que descartar la casi segura posibilidad de que los japoneses, con ese gran orgullo nacional que los caracteriza, desarrollen durante los próximos cuatro años invencibles robots futbolistas que sean capaces de jugar tan bien como Leo Messi o Cristiano Ronaldo.
Por Carlos Romeo
La Habana, 17 de junio del 2018