LA CHIMBA Y SUS ALREDEDORES PECAMINOSOS

Por Cristian Cottet

El barrio Bellavista ocupa parte del territorio que durante la colonia y hasta bien adentrada la República fue conocido como la Chimba -palabra de origen quechua referida al terreno ubicado al otro lado de un río- así se denomino a las tierras ubicadas en la rivera norte del río Mapocho, actualmente Recoleta e Independencia. Este sector a menudo se veía aislado del resto de la ciudad debido a las crecidas del río por las lluvias invernales. El río Mapocho, entonces, era una barrera natural que separaba la Chimba del lado “0ficial” de la ciudad. No significaba que fuera un sector totalmente aislado, de hecho en sus chacras se cultivaban las verduras y hortalizas que abastecían a Santiago, heredera de lo cual es la actual Vega Central. En un principio también se instalaron en la Chimba los indios libertos, quienes trabajaban ahí como artesanos. Desde sus inicios este sector se fue moldeando de forma muy propia, marcado por esta separación con los barrios de la ribera sur.

Con el tiempo, el sector de la Chimba se fue poblando con vecinos notables. Por tales y otros connotados personajes empezaron a visitar el barrio en busca de diversión. Por sus características de aislamiento con respecto al resto de Santiago, el sector se presentó como un buen lugar para divertirse con mayor desenfreno, naciendo los burdeles populares que atrajeron a las diferentes clases sociales santiaguinas.

Paralelo a esto, se fueron instalando importantes órdenes religiosas, bajo el concepto de que, dado el aislamiento, esta gente quedaba sujeta a un gran desamparo espiritual. De esta forma, desde sus inicios, el sector fue presentándose como un barrio muy heterogéneo, donde lo sagrado y lo profano, se entremezclaban en el uso del espacio y donde la variedad de actores estaba garantizada, ya fuera por los vecinos o por la gran cantidad de personas que visitaban el lugar. A esto se sumaba que el sector “oficial” de Santiago, nunca dio legitimidad a este territorio, lo que tuvo como consecuencia que este se desarrollara de una forma más bien autonomía.

A principios del presente siglo nace Bellavista como heredera de la Chimba. Su origen habría sido en 1903, como una población para obreros en tierras cedidas a ese efecto por el arzobispo Mariano Casanova, lo que actualmente correspondería a la población León XIII -actualmente declarada zona típica-, con casas pareadas, de adobe y techos de dos aguas. Por el lado poniente de Bellavista se construyeron cités en beneficio de las viudas.

En los años cincuenta, Bellavista combinaba dos rasgos característicos: ser un lugar pacífico y barato. Esto atrajo a numerosos artistas, que veían en el lugar un ambiente apropiado a sus condiciones económicas, a la vez cercano a los centros culturales y lugares de encuentro de los artistas e intelectuales de Santiago (museo de Bellas Artes, facultades universitarias, bares y cafés). Esta incorporación de artistas e intelectuales fue dándole un carácter más cultural al lugar. Habitaron el barrio Pablo Neruda, Camilo Mori, Marta Colvin y muchos más que le dieron una tradición cultural al barrio.

Esta cualidad de Bellavista, de ser receptáculo de personas diferentes, se encuentra presente hasta el día de hoy.

La calle Pío Nono, la principal del barrio, se convirtió en paso obligado para llegar al Cerro San Cristóbal, por lo tanto, parte del paseo dominical. La subida en funicular y la visita al zoológico eran uno de los paseos santiaguinos más populares, lo que fue atrayendo a comerciantes y vendedores esporádicos a la zona.

La mezcla de gente y lugares fue lenta y gradual; pero para los miembros del barrio existe una ruptura en el ritmo de evolución y carácter del barrio Bellavista: “Desde principios de siglo hasta los años ochenta mientras no fue conocido ni cotizado, había todo un ritmo de un carácter muy pueblerino, muy propio, muy nuestro. Este estilo se desdibujó cuando el barrio comenzó a convertirse en un lugar más bullicioso, con un ritmo de vida más acelerado que al que naturalmente había tenido hasta ese momento. Sus habitantes sienten, además, que parte de ese quiebre tiene que ver con una falta de respeto a la tradición que viene desde fuera del barrio.”

En tiempo de la dictadura militar en Chile, Bellavista siguió jugando este doble papel de acoger a los que no se sentían a gusto en el lado “oficial” de Santiago. Muchos retornados del exilio, optaron por vivir en Bellavista, lo que generó en el barrio una vida autónoma, la misma que se venía dando desde los orígenes. Su punto de reunión fue el famoso Café del Cerro, donde artistas e intelectuales se reunían diariamente a departir y divertirse.

Uno de los hitos de los años ochenta, muy recordado por variados personajes son los “festivales de Bellavista”, auspiciados por la Corporación de Amigos del Arte. El primero fue en el año 1985 y consistió básicamente en una invitación a todos los organismos artísticos y culturales a hacer una programación especial durante diez días en el mes de Enero, con precios rebajados, muy variada. El público tenía la posibilidad de ver todos los días manifestaciones distintas, en las que se reunieron grandes multitudes y con una enorme cobertura periodística.

El festival vio su fin el año 1988, por diferentes razones, entre las cuales una muy importante fue los desórdenes que se produjeron ese año, muy relacionado con el momento político por el que atravesaba el país. El espíritu de dicho festival, se fue puertas adentro, a los diferentes recintos que con el tiempo se habían ido instalando en el sector y que permanecen hasta el día de hoy. De esta forma, podemos observar en la actualidad de que manera variados lugares en Bellavista ofrecen contactos directos con diferentes manifestaciones culturales, galerías, museos, recitales de poesía, cuenta cuentos, etc.

De cierta forma, a través de la historia del barrio podemos ver y comprender lo que es el actual Bellavista. Por un lado, su pasado “chimbero”, lugar de entretención desmedida a veces, que acoge a quienes no se sienten cómodos al otro lado del río. Por otra parte, sector que acogió- y lo sigue haciendo- a numerosos artistas e intelectuales, los que en la actualidad se sienten atraídos por ese espíritu especial del barrio y por toda su tradición cultural. Por último los festivales señalan el nacimiento del actual Bellavista, un espacio para la cultura y la diversión, de convocatoria masiva y no exenta de polémica.

Bellavista es un territorio pequeño totalmente urbanizado cuya población residencial supera los siete mil habitantes. La heterogeneidad de su arquitectura tiene raíces tanto en La Chimba como en tendencias más recientes de desarrollo urbano: instituciones como la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, casas que emulan un castillo –el taller de Camilo Mori-, casas populares de principios de siglo– población León XIII, condominios modernos, edificios de departamentos de mediana altura, casas de fachada continua, etc. Generan un mapa de construcciones que forman una unidad dentro de la variedad.

Pese a que el barrio representa una unidad cultural distintiva, su territorio se encuentra dividido en dos comunas, siendo la calle Pio Nono el límite. De Pio Nono al este el sector del barrio pertenece a la comuna de Providencia y hacia el oeste corresponde a la jurisdicción de la comuna de Recoleta.

Ambas comunas poseen características muy diferentes, en cuanto a su administración, disponibilidad de recursos y gestión de su labor comunal, así como también de prioridades a abordar. La comuna de Providencia se considera como una comuna de altos recursos económicos y su presencia en el barrio se ha hecho notar a través de aportes de alumbrado, la recolección de la basura y mayor dotación de fuerza pública para hacer frente a los problemas de delincuencia. Por su parte la comuna de Recoleta es más pobre en cuanto a recursos y sus prioridades la mantienen más bien alejada de una preocupación eficiente por el barrio. No se manifiesta una intervención en problemas de seguridad, vigilancia y servicios comunitarios en general, como si lo ha hecho su contraparte de Providencia.

Esta división territorial y administrativa genera importantes consecuencias en el barrio, básicamente porque Bellavista representa para cada una de las comunas un pedazo muy pequeño del vasto territorio que cada una abarca.

*Lavin, Carlos (Primera edición 1946 / Última edición 2015) “La Chimba. Del viejo Santiago”. Noche Unánime Editores. Santiago de Chile